martes, 5 de marzo de 2013

Zona de tránsito





¿Qué es lo más importante? se pregunta. No hay una única respuesta.
¿Por dónde empezar a elaborar una lista de prioridades, entonces?, si unas cosas dependen de otras, formando una cadena cuyos eslabones pueden ser intercambiables o sustituibles.
La incertidumbre se adueña de su mente y sus sentimientos son contradictorios.
Quizás haya entrado en un proceso oscuro de confusión en el que es difícil dilucidar una salida a la luz. Pero todo esto, se encuentra escondido en su cubil más íntimo. No puede dejar traslucir ésta indecisión que le atormenta  y tampoco sabría cómo explicarlo a nadie más. Hay que representar entereza, seguridad, brillantez en todas las acciones y decisiones para ser aceptado en un mundo de relaciones y apariencias.
Para él no supone un gran obstáculo, entrenado como está en actuaciones histriónicas, el cambiar la pena, que permanece dentro, por la simpatía en una frívola tarde de encuentros. Incluso encontraría razones contundentes para demostrar cualquier teorema o proyecto.
Pero de vuelta a su soledad, se cierra una imaginaria cancela de desdicha y le devora la angustia.
Quisiera escapar, salir de si mismo, sentir que el cerebro vuelve a su frecuencia normal, olvidarse de todo para descansar... y se estremece escuchando el latido de las sienes.
Sabe que es algo crónico, una zona de tránsito por la que se aventura con cierta frecuencia, pero que no consigue abandonar, vagando por sus tenebrosos vericuetos sin rumbo y sin respuestas.
Vive sin alma, como si hubiera perdido la conciencia y el derecho a poseerla.
El amor, la empatía y todas esas cosas a las que se aferra el corazón para creer en algo, ahora le parecen bagatelas.
Necesita el sol, tanta noche le abruma, las horas se alargan en una umbrosa espera interminable entre el ocaso y el alba.
Por un instante, deja la mente en blanco contemplando el candil de la alhacena. Esa pequeña luz difusa y brillante como una estrella, le hipnotiza y le lleva a un mundo lejano donde no hacen falta las respuestas, y cierra los párpados al sueño azul cuando la aurora se despierta.


11 comentarios:

  1. Basta la luz de un candil para iluminar la paz interna, pero hay que alimentarla siempre.
    Vamos dando bandazos en medio de una tormenta, pero no navegamos solos y la mala mar escampa, en el horizonte un faro. Siempre digo, amanece que no es poco. Besitos muchos.

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  2. Gracias Natalia, por tu hermoso mensaje y la poesía que encierra.
    bssoss

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  3. Somos pájaros heridos,querido Spaghetti, y volamos por las horas mustias aparentando una libertad que para nada poseemos.
    Volamos de aquí a allá transcurriendo sin más,vagando con la certera y a veces única compañía de nuestra sombra,las más de las veces sombría, de ahí,que una tenue luz sea tan poderosa que hipnotice nuestras estancias...
    Más besos.

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  4. Marinel gaviota soñadora, ¡si se pudiera volar fuera de la jaula ahora!...
    bssoss

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  5. Esa auarora le devolverá a esa vida inventada donde ocupa un lugar insulso y solitario. vivir de cara a la galería es una modalidad de la que muchos saben pero poco cuentan.
    Gracias por seguirme y comentarme, que sepas que los tengo muy en cuenta, besitos hacia el otro lado.

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  6. Gracias a ti, Gloria, por tu paseo entre mis letras.
    bssoss

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  7. ¿Y cuantas veces al día transitamos entre una representación y nuestro Ser real?

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  8. En sí, desde la noche de los tiempos el ser humano ha necesitado estos tránsitos, entre lo real e imaginario, lo sagrado y lo profano, la noche y el día... quizás resulte que en esa flexibilidad se encuentre una de las razones de nuestra existencia... quizás...

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    1. Si,Myriam,hay una peligrosa zona de tránsito en la delicada frontera con la locura, siempre corres el riesgo de quedarte cuerdo para siempre.
      bssoss

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  9. Respuestas
    1. Aunque te hagas el ciego, no podrás engañarte a ti mismo por mucho tiempo, y tarde o temprano abrirás los ojos para darte cuenta de que vives en las tinieblas.
      Abrazos

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