miércoles, 27 de marzo de 2013

La erótica de la inocencia (VI)



Ya se cruzaron los trenes en aquella estación vacía, ella hacia septentrión y él, alejándose en dirección al sur. Apenas unas palabras de protocolo, hicieron de despedida. Pero fue imposible dejar alejarse también al olvido. Cómo olvidar aquella proximidad que le hacía estremecerse como una hoja al viento, aquella carne erizada por la emoción que se apretaba a la suya huyendo del frío, aquellos temblorosos labios que pronunciaban teorías inseguras, su cuerpo lívido y liviano que parecía flotar sostenido por los tallos de sus largas piernas. Si todo era hermoso en su majestuosa presencia, ¿por qué la distancia?, pero la respuesta estaba en la siguiente estación. Abarrotaban el bullicio del intercambiador, gentes de  diversas condiciones que se apresuraban en manadas buscando juntos cada cual su destino. En medio de ese mar embravecido de olas humanas en el rompiente de los despachos de billetes y de las eternas esperas, se preguntaba si habría una historia de desamor similar a la suya.
Como formando parte del ganado transportado hacia el desolladero, tomó el autobús hacia el aeropuerto. Allí volvió a tomar contacto con ese mundo real al que había dejado de pertenecer hace tanto tiempo. Vaciaron su pequeño equipaje y lo registraron sin zapatos, con las máquinas y con las manos le tantearon, como si a alguien le importase lo que llevaba. Si hubieran cacheado también su corazón hubiesen descubierto las riquezas que transportaba, pero nada que declarar.
Una vez en su destino, que nunca reconoció más que algo puramente circunstancial y temporal, como todos los lugares que le albergaron por un tiempo de su vida; se dio cuenta de que era un individuo más, una mota insignificante en el polvo del desierto, pero que debía declarar lo que gana, lo que tiene y lo que pierde; a unos lebreles que celan y controlan las entradas a un mundo que nada le aportaba. ¿Quienes son esos ladrones bastardos a los que debo rendir cuentas? se preguntaba, pero sabía que no tienen rostro, que son entelequias fantasmas como los gobiernos y los mercados, que se alimentan de los despojos de tantos infelices como él que solo buscan la paz y el cariño de los suyos. Quizás este atentado contra la intimidad de las personas en función de la seguridad de unos pocos sea el precio de la vida en esta realidad tan ajena en la que forzosamente debía desenvolverse.
Habían pasado sigilosas las noches y los escasos días de las vacaciones de primavera y ya apuntaba el sol en el horizonte, cuando se encaminó de nuevo hacia el campus, para reanudar su trabajo en la universidad . No había tenido tiempo de preparar el nuevo ciclo sobre los precedentes del surrealismo francés en las artes, pero con las experiencias vividas, imaginadas y soñadas, tenía tema suficiente para terminar el curso con excelencia creativa. Comenzó hablando de las " Iluminaciones" de Rimbaud como un conjunto de poemas escritos, soñados y vividos en lugares diferentes, con personas y experiencias muy distintas. Por eso eligió a Rimbaud como antecesor del todavía inexistente surrealismo. Se recreó en los versos del poema "Vagabundos" en los que identificaba a Rimbaud y Verlaine:
"Je ne me saisissais pas fervemment de cette entreprise. Je m'étais joué de son infirmité. Par ma faute nous retournerions en exil, en esclavage."

Pero también se veía a si mismo, y sin darse cuenta, era de él del que hablaba, añadiendo, modificando y personalizando los versos del poeta, con una lágrima invisible que surtía del corazón.






5 comentarios:

  1. Hay veces que las clases se preparan solas...

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  2. Me había quedado con esta entrada porque la anterior me parece más terrible,sin embargo,no puedo dejar de estremecerme sintiendo planear la desesperanza en medio de una primavera sinónimo de alegría natural.
    O que debiera serlo...
    El pensamiento puede ser nuestro peor esclavista,puede llegar a enfermarnos de la peor manera,dañando cualquier vestigio de felicidad.
    Más besos.

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  3. Esa distancia quizás se debiera a que
    ésta que había tenido en sus vacaciones,
    era una relación que no debió tener.....

    Besos

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  4. Y como ya leí estas entradas en el orden de publicación, veo que
    esta relación tan "inocentemente erótica" venía aún de más
    lejos...

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