domingo, 29 de diciembre de 2013

El cambio del viento

Ha cambiado el viento. Se adentra lujurioso en las profundidades del bosque, haciendo temblar a las hojas que proyectan sus sombras inquietantes y despeinando a las palmeras sus coquetas crestas en la danza de los árboles.
Son vientos de cambio. Transportan en el aire las semillas de un nuevo ciclo, de nuevos tiempos que se agitan con el soplo fresco del naciente invierno, que por éstas latitudes es suave, templado y tierno.
Cambia el aire en un requiebro, las nubes atolondradas, pierden el rumbo en la oscuridad del cielo y se deshilan en vaporosos jirones como banderas del infierno.
La pobre niña tiene miedo. Se esconde tras los harapos de la falda que su madre ha traído desde Mexico. Hay rocío en su mirada, lejana y clara, proyectada al horizonte del futuro que no puede prometer nada.
Es tan extraño el aire nuevo, como nuevas son todas las cosas a sus ojos grandes y negros. Las palabras que no entiende, los tipos altos y güeros, tan distintos de su oscuro pelo y de su pequeño cuerpo trigueño, cosas que el viento esconde en su transparente vuelo.
Vienen vientos de esperanza. Arrastran las penas del pasado en los últimos días del año y limpian la pesada atmósfera que en las almas se había asentado.
Vientos nocturnos y azules que agitan los deseos, anuncian prosperidad y salud para trabajar, borrando las huellas del sinuoso camino que hasta aquí llegó para avanzar.
La flecha habría cambiado, apuntando hacia otro lado, si hubieran puesto veleta en lo alto del campanario.
El viento que soplaba del mar, haciendo rizos en las olas, ahora desconfiado se torva entre las humildes casas que azota. Pero son los últimos vientos, por ser los de ahora mismo, los que cambian a capricho, las vidas y los destinos.

lunes, 16 de diciembre de 2013

La fiesta





Había empezado la fiesta. La música se extendía por toda la estancia principal y se oía también en la piscina cubierta junto a la que se habían dispuesto las mesas para la cena, con velas sobre centros de flores secas y otras flotando sobre el agua azul iluminada de la piscina.
La señora de la casa, joven y atractiva, contrastaba en edad con el anfitrión que lucía plateados aladares y ambos recibían en el vestíbulo a los más heterogéneos invitados, todos formalmente vestidos y alguno dejaba ver en su cuello arranques de tatuajes o discretos aretes de oro en el lóbulo de la oreja.
Durante el cóctel, cerca del mostrador de las botellas, se juntaban pequeños grupos de invitados que parecían disfrutar de la velada entre sonrisas y presentaciones. Pero la explosión de carcajadas de la señora llamaba la atención. Pasaba de unos a otros con su risa provocadora que le hacía temblar el generoso escote de su vestido ajustado y negro. Había algo artificial en su voluptuoso comportamiento, quizás provocado por la cocaína, que la liberaba de su jaula de oro, en la que se sentía atrapada por el lujo.
El anfitrión observaba a su joven esposa cuando ésta se quitó los zapatos y se sentó sobre las rodillas de un atlético invitado sin dejar de reír. Hizo una seña a una muchacha del servicio para que acompañase a la señora a su lado, pero antes de llegar a ella se incorporó la bella señora, dio un traspiés y cayó a la piscina. Inmediatamente el joven invitado se despojó de su chaqueta blanca y se lanzó al agua tras ella, ayudándola a subir al borde.
Cuando salió de la piscina, estaba realmente hermosa con el vestido pegado a su cuerpo perfecto por el agua y la cabellera empapada sobre los hombros. Desplegó su mejor sonrisa ante la atónita concurrencia y volvió a lanzarse al agua. Algunos invitados también se arrojaron a la piscina, vestidos como estaban y las mujeres los siguieron con sus trajes de noche y sus joyas. Alguien empujó a una dama que bebía alegre en el borde de la piscina con un vestido abierto por la espalda y cayó al agua.
El anfitrión encontró divertido el espectáculo y ordenó llenar las copas de los que nadaban y reían en el agua.
Por fin, la hermosa señora salió de la piscina, pero cuando se hubo incorporado, su vestido empapado, cayó de pronto hasta sus pies descalzos, quedando completamente desnuda a la vista de todos, como una diosa griega.
Dos jóvenes muchachas la envolvieron en una toalla y la empujaron hacia las habitaciones donde la dejaron a solas.
El champán, la música y las risas no dejaron escuchar los sollozos que provenían de la habitación, donde se mezclaron las salobres lágrimas de la dama con las gotas de cloro y agua que quedaban entre sus senos.


viernes, 13 de diciembre de 2013

Venus, La estrella azul del océano.



Nació núbil, no tuvo infancia, pero conservó siempre la belleza de la pubertad.
Cuando la espuma del mar se agitó, formaron las olas sus ondulantes cabellos y el soplo de los céfiros transportó suavemente una gran concha peregrina hasta la orilla del mar, de donde surgió la más hermosa de las Diosas.
Su cuerpo desnudo y perfecto inspiraba tanto el amor como el deseo.
Hubo una gran fiesta en el cielo cuando Eros la presentó ante Zeus.
Cualquier amor mortal es pequeño comparado con el que Venus despertó entre los Dioses, y cualquier sufrimiento es mínimo ante lo que las Diosas sintieron invadidas por los celos.
Abrió los corazones de par en par inundándolos de deseo y despertó la infidelidad de leales esposos con su divino coqueteo.
Antes de inventarse el pecado, tuvo a su hijo Himeros, haciendo de la lujuria una virtud en los cielos.
Hera usó su poder para alejar a su esposo Zeus de los frívolos devaneos que mantenía con la bella Venus, proponiendo como marido de la joven diosa al contrahecho, sucio y feo Hefesto, a quien los romanos pusieron el nombre de Vulcano.
A la boda fueron invitados todos los dioses amantes, apasionados queridos, amoríos de de hoy, de mañana y de antes. Todos con los que traicionó al pobre cojo con el que fue obligada a casarse.
Fue coronada de caracolas y conchas marinas, la estrella que fundió el azul del cielo con el océano, y en las noches limpias de nubes hace impúdicos guiños a la luna.



jueves, 12 de diciembre de 2013

El deseo de amar.




Tenía el poder de un Dios y la inteligencia de una Diosa, pero para ser perfecto, solo le faltaba una cosa: El Amor.
De nada le sirvió ser vencedor de cien batallas, ni sortear con astucia los peligros de la vida humana, ser generoso con los vencidos, sensible con la belleza de las artes y la naturaleza, prudente, culto y sabio, indulgente con los enemigos, con la palabra justa en los labios, comprensivo con los amigos, amante de la música y la poesía y envidiado por los adversarios.

En su corazón habitaba el frío, era una cueva oscura y profunda, un abismo al vacío, donde se ocultaban los miedos y las tristezas.
Escuchó a jóvenes y ancianos que hablaban del Amor, pero para él era una rareza que nunca había conocido. Se preguntaba  a sí mismo si el dolor que sentía, no sería algo parecido al Amor.
Abatido por su propia fuerza, meditaba en sus adentros, descartaba algunas relaciones, revisaba sus recientes encuentros, pero nada le satisfacía.
Esperaba que cada noche fuera la noche de la alegría, y así, persiguiendo a la luna pasaba las noches de insomnio, desdeñando el sueño.
Deseaba el Amor con tanto empeño que lo dejó pasar una y otra vez, ante sus ojos ciegos, como pasa la brisa azul sin que sienta su aleteo.

¡Cuánto hubiera querido si no fuera tan grande el deseo!.











lunes, 9 de diciembre de 2013

A los que nada tienen.




Solitario y desnudo frente a la Navidad que muestra los regalos y los frutos colgantes, el Discóbolo irritado, carga contra la frívola representación de las últimas fiestas del año.
Se encogen los fríos días y el sol se esconde tras el velo de una bruma cristalizada. mientras crecen las noches heladas como crecen  los árboles artificiales cargados de luces y candelas de colores.
El que nada tiene, se dispone a lanzar su plato vacío contra el espectro de la abundancia que oculta el olvido, pero en el último momento desiste de su intento y posa suavemente su plato en el suelo, y se dice a si mismo: "quizás pueda en él beber algún perro".






domingo, 8 de diciembre de 2013

El amor y el desprecio

Apolo y Daphne


Cupido jugaba con sus flechas caprichosas. Ordenaba en su carcaj flechas de oro, que producían el amor, y flechas de hierro, que infundían el desprecio.
Llegó Apolo a su lado cantando, por ser el Dios de la música, de la juventud y del sol; ufano por haber dado muerte, con su arco, a una gran serpiente en el oráculo de Delfos. Cupido se irritó (como narra maravillosamente Ovidio en "Las metamorfosis") "-Conténtate con avivar con tus candelas un juego que yo conozco y no pretendas parangonar tus victorias con las mías-". y con una flecha de oro despertó el amor por la bella Daphne en en el corazón de Apolo y para que su sufrimiento fuera eterno, disparó una flecha de hierro alcanzando a la ninfa, que solo sentiría el rechazo por el Dios del sol.
Apolo persiguió a Daphne incansablemente, rodeándola con su música y con su luz, pero Daphne siempre huía de él.  
Agotada por el acoso de la pasión de Apolo, Daphne se refugió entre los laureles del río, pidiendo protección a los dioses de las aguas. El río escuchó su llamada y la fue vistiendo de ramas; en su pelo nacieron hojas de laurel y de sus dedos brotaron verdes tallos, en el momento justo en que Apolo la alcanzaba y rodeaba el hermoso cuerpo de Daphne con sus brazos, pero no pudo evitar que, poco a poco, su tronco se vistiera de una áspera corteza, impidiendo que el roce se convirtiera en caricias. La levedad de los pies de Daphne fue enraizando en la tierra y creando una sólida base a su altura, transformándose en un árbol de laurel, pero conservando su eterna belleza.
Apolo, abrazado al nuevo árbol, aún pudo sentir los latidos del corazón de su amada a través de la corteza, y besó sus pies convertidos en raíces que parecían repudiar los besos.

Desde entonces, el amor y el desprecio, van tan unidos como la virtud y el deseo o la pasión y la belleza... y el humilde laurel corona las cabezas de los vencedores.






viernes, 6 de diciembre de 2013

KALLISTI (Para la más bella)



En la manzana dorada que arrojó la Discordia y recogió Paris estaba escrita la palabra Kallisti ("para la más bella"). Lo que al principio pareció un frívolo concurso de belleza, trajo las peores consecuencias. La destrucción de Troya y la vergüenza de los griegos.
El presidente del gobierno del Olimpo, Zeus, se lavó las manos con aguas del mar, delegando el veredicto en un ingenuo y apasionado joven llamado Paris que vivía alejado del mundo de los deseos y de esta forma sería imparcial en su elección. Porque las tres diosas candidatas eran además de la esposa de Zeus, Hera; sus propias hijas Afrodita y Atenea; esquivando así la descarada corrupción que desde siempre acompaña al poder.
Sin embargo cada una de las tres hermosas diosas trató de sobornar a Paris, ofreciéndole lo que cualquier hombre puede desear: poder, inteligencia y amor.

¡Qué cercanos parecen los antiguos mitos de las nuevas realidades!

Paris entregó la manzana de oro a Afrodita a cambio del amor de la bella Helena. Pasaron juntos toda la noche en su palacio de Esparta, pero Helena era esposa del rey Menelao y los amantes huyeron a Troya, lo que interpretó el rey de Esparta como el rapto de su hermosa esposa y envió a sus ejércitos a Troya para recuperar a Helena.

No es de extrañar que éste mito, maravillosamente narrado por Homero en la Ilíada, inspirase a intelectuales y artistas de todos los tiempos, para la creación de relatos y pinturas donde se expone la idílica belleza, la corrupción y la discordia entre los hombres.



jueves, 5 de diciembre de 2013

Tres Gracias



1.- Gracias a ti, que me regalaste un verano. Por permanecer fiel en el silencio. Por hacerme llegar los lejanos vientos de la alegría. Por dejarme saber que hay un lugar junto al mar donde ríe y canta la vida. Por abrir de par en par tu cuerpo Jónico y flamenco.

2.- Gracias al aire que respiramos juntos. Por dejar tu dulce aroma en las profundidades del recuerdo. Por llenar la atmósfera de libertad. Por inundar de felicidad tan efímeros momentos. Por pasar invisible sobre los sueños y las almas. Por ayudarme a crecer hasta rodear la eternidad.

3.-Gracias a la música que no se detuvo bajo la lluvia. Por empaparme de alegría. Por acunarme en el remolino de tu regazo. Por enseñarme la trastienda de la vida. Por ser la banda sonora del día de la creación de mi universo. Por la levedad de tu presencia constante que aligera mi peso.




miércoles, 4 de diciembre de 2013

Poseidón




Tan antiguo y permanente como las mismas aguas que domina con su mágico tridente. Poseidón, dueño de las profundidades y del fondo de los mares, cabalga sobre las olas entre maléficas sirenas y blancas caracolas. Suyos son los sueños de profundo significado y las quimeras, la fe en lo oculto por el manto azul de los océanos, donde habita en sus palacios dorados de Egas.
Prestó las aguas al cielo a condición de que las devolvieran en forma de lluvia, por las nubes caprichosas y pasajeras.
Siendo hijo del Tiempo, que todo lo devora, se convirtió en un ser supremo, premiando a los marineros que lo veneran y castigando el desafío del capitán Nemo.
Dio refugio a los barcos, cortando las rocas con sus divinas manos y creó hermosas playas en las costas del Egeo. Hizo emerger nuevas islas con la espuma de su carro tirado por hipocampos, para orientar a los navegantes que le ofrecían respeto. Pero no tuvo clemencia con los que de él se burlaron, creando tormentas y terribles tempestades que no permitieron a Ulises regresar a Ítaca en su barco.

Para los náufragos en tierra firme, los que buscan y no encuentran un tronco al que aferrarse, una balsa interna, un salvavidas en la corriente embravecida de los tiempos y las relaciones perdidas; también Poseidón vela por ellos con su ejemplo en el amor con las Medusas y las Nereidas. En los sueños de cada uno, siempre se encuentra un lugar, alejado o en el fondo del mar, donde cantan los delfines y las ninfas danzarinas se coronan de coral. Sueños que Poseidón bendice, convirtiendo las heridas abiertas del dolor, en leves cicatrices.



martes, 3 de diciembre de 2013

LA FORTUNA





Ah! la Fortuna caprichosa, que reparte los bienes y las desgracias a su antojo con su dorada cornucopia. Deseada con tanto empeño que embarca en su busca a los hombres arriesgados y aventureros, pero la Fortuna no siempre sonríe a los honrados. En sus desvaríos favorece a los necios y deja la ocasión a los aprovechados.
Su visita puede ser inesperada para los honestos y su insolencia agasajada. Pues aparte de la suerte, solo hay dos formas honradas de enriquecerse en un corto espacio de tiempo. De cuna o de braguetazo.
Claro que existen otras formas de huir del infortunio y amasar riquezas, pero no son honradas.
Un hombre honrado puede recibir una herencia, convirtiéndose de pronto en potentado, porque uno no tiene la culpa de lo sinvergüenza que haya sido su padre o de la codicia de sus antepasados, llegándole la Fortuna por la vía de la cuna.
El braguetazo es la otra forma honrada de disfrutar de la abundancia, aunque el patrimonio sea ajeno. Casarse por amor con el que tiene dinero, es al menos, más decente y menos común que casarse por dinero, esperando que el amor llegue más tarde.
Aquellos que antepusieron la opulencia a la dignidad, pensando en que un día podrían volver a comprarla, se equivocaron y tuvieron que disfrazar la corrupción de estrategia económica, de crisis de mercados y de tanta palabrería inocua que no convence a nadie porque, de todos es sabido, que tal riqueza de uno es la miseria de muchos.
La Fortuna coronada con flores traídas del paraíso, tiene un pie en el aire, lo que le da cierta brevedad a su paso y su romance con la Fama no suele durar demasiado.


viernes, 29 de noviembre de 2013

Europa


El rapto de Europa. Fuente, Google Images.



La Europa actual como la mitológica ha sido raptada sin violencia, hechizada por los sortilegios de Zeus metamorfoseado en un toro blanco o fascinada por el embrujo del Euro y el poderío alemán; de una u otra forma el rapto fue aceptado en un principio sin resistencia.
La Europa mitológica fue coronada reina de Creta y obsequiada con preciosos regalos a cambio de sus favores al Olímpico. La nueva Europa también ha perdido su esencia virgen para convertirse en la meretriz de los mercados, ha dejado de ser la Europa de los pueblos y la sociedad participativa para transformarse en una relación entre clientes y mercaderes.
Como una profecía descrita por Ovidio, Europa ha sido seducida, corrompida y raptada por los intereses privados disfrazados del Toro blanco de la democracia.
El Parlamento Europeo se ha ido desnudando lentamente, dejando al aire sus vergüenzas, como las trémulas ropas de la mítica Europa arrancadas por la brisa del Ponto. Se ven los parlamentarios más radicales y antieuropeos en su seno. Hombres de negro controlando las finanzas de los pueblos. La que fue un ejemplo de tolerancia y respeto por los derechos individuales y colectivos se ha convertido en un gueto cercado por acuchilladas concertinas y protegido por países mercenarios que se encargan del control, a sueldo, de su perímetro.
La Europa mitológica fue raptada en su ingenuidad y confinada en una isla; la Nueva Europa se ha secuestrado a si misma encerrándose en su propio caparazón donde crecen los gérmenes putrefactos de la corrupción, aislándose cada vez más de la realidad que le rodea.
La ancestral profecía, se ha cumplido.


martes, 26 de noviembre de 2013

La palabra que queda.





Hoy se escribe más que se lee -pues algunos no leen ni lo que escriben-. La selección de la palabra precisa, es un trabajo duro que exige un gran esfuerzo de corrección y limpieza hasta encontrar la forma más clara y hermosa de acercarse a lo que queremos expresar.
La literatura es un arte libre desde los tiempos del "Trivum et Quadrivium".  Pero no todo lo que se escribe es una obra de arte.
Hay libros vacíos llenos de letras sin forma, sin contenido. Libros que no se entienden por estar escritos con el mismo lenguaje con el que se habla.
No se puede escribir de la misma forma en que se habla por ser ejercicios diferentes. El mundo de la literatura es un mundo irreal, pero que se traslada a la realidad mediante la palabra justa, produciendo un goce estético puro que solo el arte proporciona.
Escribir palabras no es Literatura, a la que debemos más respeto. Literatura significa la relación estética y profunda entre las palabras y sus significados, el pensamiento elevado correctamente expresado, el análisis exhaustivo embellecido por figuras, anáforas, personificaciones o metáforas que nos lleven más allá de lo escrito.
La palabra que queda, es la clave secreta de las emociones, la que nos conmueve o nos desgarra.
De la palabra y por la palabra aprendemos y nos comunicamos, de su forma depende el amor y la incomprensión.

Hay libros que llegan al corazón y nos estremecen.
Hay frases escogidas que nunca se olvidan
Hay palabras frágiles y quebradizas que escuecen.
Hay palabras que de no usarlas se oxidan
Palabras que antes de nacer, perecen.
Palabras que quedan y en el alma anidan
Palabras que superan el olvido y permanecen.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Casandra


Lady Emma Hamilton, en el papel de Cassandra. Retrato de George Romney.


Casandra podía prever el futuro, pero nadie le hacía caso cuando decía que la abundancia y el bienestar de Troya tenía los días contados, que llegarían tiempos de lágrimas que arruinarían la ciudad, pero nadie creyó en sus palabras y la destrucción de Troya fue inevitable.
Dicen que la llevó a la locura tanta frustración, no poder evitar que sucedieran las tragedias que adivinaba con el don de la profecía. El rubicundo Apolo no la perdonó por haberlo rechazado, y la maldijo para que nadie la escuchara.
Casandra pudo ver que el caballo de Troya era una trampa urdida por poderes extraños a la ciudad, y que su pueblo debía de rechazar el regalo. Pero todos se rieron de su locura por considerar que estaban seguros en su baluarte, tenían un hogar y corría el vino en las tabernas. Se encontró frente a la sorda ignorancia, que alimentada por libelos de seguridad y de riquezas; despreciaba las visiones de Casandra.
Casandra fue duramente censurada, apartada de los círculos influyentes de la sociedad, que molestos por su insistencia, pensaron en encerrarla. Pero ella, pudiendo vaticinar su propio futuro, no pudo hacer nada para evitar su destino. Corrió a refugiarse en el templo, al amparo de Atenea, cuando después del saqueo, la ciudad ardía en llamas. Allí la descubrió el guerrero Áyax, abrazada a la estatua de Atenea. El guerrero la violó y trató de arrastrarla fuera del templo pero Casandra se aferró a la estatua y en la lucha, Atenea se removió de su pedestal desatando la ira de los dioses contra Áyax.
Quizás fuera el desdén por la palabra, de los que pudieron evitar la catástrofe; lo que convierte a Casandra en protectora de escritores y de artistas del lenguaje, de aquellos que, con la palabra justa, previenen de los males que causan los excesos de la sociedad y no son escuchados.


jueves, 21 de noviembre de 2013

El ingenio


Imágenes de la película "Modern Times" (1936) de Charlie Chaplin


Valiéndose de su talento creativo, el ingeniero logró componer un artefacto único. Una máquina perfecta capaz de reproducir centenares de piezas que ensamblaba después minuciosamente con elaborados procesos de montaje, en los que trabajaban cientos de profesionales, montadores, flexógrafos, soldadores, y personal no cualificado en la cadena de producción.
El trabajo había vuelto a la ciudad aliviando la angustia del desempleo en la que estaba sumida desde hace años. Debido a la exportación internacional del producto, la empresa obtenía buenos beneficios que repartía generosamente entre sus empleados.
Fluían los créditos para la adquisición del nuevo ingenio en diferentes países y la economía mundial se fue recuperando velozmente.
Las compañías eléctricas vieron crecer la demanda por las cantidades de energía consumida y también se beneficiaron los transportes y las empresas periféricas que crearon nuevos empleos.
La empresa salió al mercado financiero y pronto se multiplicaron los accionistas guiados por las predicciones al alza en los mercados.
Cualquier país civilizado debía de poseer tales avances de producción desconocidos hasta el momento.
El ingeniero estaba satisfecho, había cumplido con el proyecto que las autoridades le habían encargado, la creación de una máquina capaz de fabricar otras máquinas idénticas para reproducirse así mismas infinitamente.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Para tus ojos ausentes.




Para tus ojos, que no son tus ojos, que no son de nadie, pero es por los que yo veo.
No sabes cuánto quisiera que tus ojos vieran éste día precioso que se va lentamente sin que nadie lo vea. Las calles deshabitadas y el espectáculo del agua solo para tus ojos.
Una familia de patos cruza el estanque con una armonía casi humana, pasan bajo las efímeras arquivoltas que lanza el surtidor para refrescarse y miran alrededor para asegurarse que nadie los ve.
Pintaré éste lienzo para tus ojos ausentes, con colores traslúcidos, infrarrojos y ultravioletas transparentes.
La sombra azul de las palmeras cobija tus sueños, mis cuentos y tus quimeras, mientras pasan volando las horas enteras, haciendo más breve tu ausencia  y más dolorosa la espera.
El agua compite en el canto con los borboteos de los ruiseñores y en belleza con la perfecta arquitectura de las flores. Si vieran tus ojos del norte, estas luces, éstos soles que el trópico brinda a los solitarios soñadores, desearías cambiar de suerte, sin cambiar tu esencia, para seguir amando hasta después de la muerte, sabiendo que siempre estás presente aunque me duela tu ausencia.









martes, 19 de noviembre de 2013

El Paraíso vacío.



Se prolonga la espera para cruzar a la otra orilla, el cuerpo inmóvil deja libre a la mente vagando con la habilidad acostumbrada del Egipto funerario, el cruce de las aguas acompañado por Osiris y Anubis. Pero el barquero se retrasa a propósito, mientras se ofrece el paisaje idílico y floreciente de frutos y ambrosía al otro lado, en el más allá.
Quizás no venga tampoco hoy la barca de oro, sobre estas aguas embravecidas de corrientes violentas que explotan como vulvas en celo con las caricias del viento.
En el otro lado parece que esperan, para romper el profundo aislamiento, vehículos de transporte o cascarones de coches que se agrupan como una colonia de tortugas acorazadas. Pero no hay vida ni movimiento. Las crestas de las palmeras aún respiran el último aliento y se yerguen hacia el firmamento como cruces sobre los muertos.
El paraíso vacío y el silencio aguardan la llegada del mundo de los vivos, que lo llenarán con su ingenio, con sus soledades lunáticas, con su ansiedad depredadora y construirán un nuevo embarcadero, soñando con el regreso al templo de las risas compartidas.
En el paraíso vacío se buscarán unos a otros para llegar a reconocerse a si mismos y se perderán en el dédalo desconocido de los espejos, eclipsados por la sombra de una luna roja que sangra por sus reflejos.








lunes, 18 de noviembre de 2013

Donde los cuentos duermen.





Cuentos, fábulas, historias...me invento la vida de lo  que veo, en este collage risueño de lo que siento.
Los niños exigen lo imposible, lo que creen que solo un mago puede hacer y lo consiguen. Se contagia la candidez de la infancia entre caléndulas, retenida en el neocortex, pero que la traición de la memoria dibuja estrellas donde nunca estuvieron. Por una asombrosa coincidencia, nos hace crear paisajes prehistóricos o sobrenaturales habitados por gigantes que los delirios de la razón recrean.
Todos los cuentos se enredan en chorreantes volutas de ensueño, atravesando peligrosos puentes entre la virtud y la miseria para llegar a un final feliz donde triunfa el amor y la paz  en una nube de cobalto.
Al final, estalla el silencio cuando huye el ufano griterío de las púberes almas y ya nada se mueve, el viento se calla, escucha a los árboles desnudos, la apnea intermitente del sueño de las rosas.
Recojo mis cosas lentamente, un lejano barrendero amontona las hojas, la tarde se precipita prematura y la luz azul vuelve a envolver el escenario vacío donde los cuentos duermen.



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Periplo por Tierra Santa.





En el horizonte brillan las luces de Nazaret y los cuatro barrios circundantes. Todo el valle de Galilea está ahora inundado por las estrellas.
No hay rastros de guerra aunque se ven algunos soldados sueltos armados a la funerala, ni tampoco huele la ciudad a la carne quemada de los sacrificios al Dios que los protege. Pero se siente el orgullo de esta gente, que no solo cree con ahínco pertenecer al pueblo elegido por el único Dios, sino que incluso hubo uno de ellos, que llegó a convencer a medio mundo de que era el mismo Dios, y se paseaba por éstas tierras que yo ahora profano con mi presencia impía.
Vivo cerca de lo que fue Magdala, ciudad de la prostituta más famosa del mundo, con el mismo nombre que todas, María y el apellido judío de la ciudad donde vivía. María Magdalena. Pero ahora solo quedan unas ruinas de cierto valor arqueológico, de lo que fue en otros tiempos una gran ciudad con tres barrios pesqueros y tiendas de lana teñida. Desde ahí se ve el resplandor azul de un mar de agua dulce, el mar de Galilea y unos letreros indican  la hermosa ciudad de Tiberias, con esas letras hebreas que parecen bailar diferentes y milenarias dispuestas a juntarse en palabras y sentencias como las que escribieron el mayor bestseller del mundo,La Biblia, la Torá.
Tiberias resplandece segura y limpia. Aún quedan los vestigios de fortalezas romanas y fenicias.
Descendiendo por la orilla del Jordán en el sentido de sus aguas intermitentes que de pronto, desaparecen para volver a surgir entre las arenas; se llega a la falda del monte Sión, sobre el que emergen las murallas doradas de Jerusalem.
La Ciudad Santa impone su autoridad sobrecogedora desde lo alto y la penitencia de la ascensión atravesando el enjambre de casas blancas que se desparraman por la ladera del monte.
A la entrada por cualquiera de las ocho puertas de la muralla se recibe el persistente martilleo de los orfebres que engastan piedras preciosas en piezas de oro y plata. En su música como en su silencio se percibe algo espiritual por encima de lo que se ve, lo que se siente en Jerusalem.
Por la puerta de Las Flores se accede a los mercados de la Ciudad Vieja, inundados por el aroma de las especias y las frutas de frescos colores.
En la salida del este, los caminos bordeados de retama, son aún de una tierra oscura entre los fértiles campos de labranza que se pierden entre los olivos de un cerro, como la paz de un oasis, rodeado por la violencia de un desierto inmenso.
Se ve un rebaño de ovejas pardas del color de la tierra, como si nada hubiese cambiado desde que se escribieron los primeros salmos de la Biblia. El rebaño inmóvil se confunde con las piedras y el pastor de éstas rocas, podría ser Dios o el Diablo, porque hay algo sobrenatural en el paisaje que pronto se convierte en abruptas colinas de arena, que descienden hacia el Mar Muerto.
Dividido en dos grandes lagunas, aparece el Mar Muerto. No hay oleaje, desde la orilla parece inmenso, incluso se diría que las montañas flotan en su superficie, por el gran contenido de sal y minerales que hacen el agua densa y pesada. A más de 400 metros bajo el nivel del mar, es el punto más bajo de la Tierra. Nadie puede resistirse a la experiencia única de introducir su cuerpo en éstas aguas pesadas y sentir, que por muchos esfuerzos que se hagan, los pies no tocan el fondo. Un mar impenetrable como la muerte, transparente y sin vida, sin peces ni algas; solo agua que deja ver un fondo arenoso en la orilla y se divide en dos mares, como enormes gotas de mercurio.
Una columna de sal, que bien pudiera ser la esposa de Lot, erosionada por el tiempo, parece despedirse del fantasma de la ciudad de Sodoma.
Entre los dos piélagos, sobre una roca de sílice, aparecen las milenarias ruinas de Masada, una antigua ciudad amurallada sobre la cresta inexpugnable de una gran montaña. Se ven bajar a las gentes que regresan de su visita a las piedras, por el camino de La Serpiente, una sinuosa rampa construida por los romanos, contemporáneos de Cristo, después de un prolongado sitio, con el objeto de destruir la ciudad rebelde a Roma.
Cruzando el inmenso desierto de Négev hacia el sur, se ven algunos beduinos que han plantado sus jaimas a la vera del camino, y los camellos descansan arrodillados. Cortando el horizonte, se alza majestuosa la cordillera jordana, en un encaje magnífico de roca roja que se rinde a los pies de Aqaba, donde los palestinos jordanos ondean su bandera.
Frente a las montañas que mueren en el Mar Rojo, en el extremo sur de Israel, se extiende el oasis de Eilat, ahora una ciudad floreciente por el turismo y su estratégico puerto, que como un soplo de vida, refresca los ardientes calores del desierto.
Desde éste punto del mundo, lugar geométrico de las civilizaciones, a la vista de la península de Arabia y las ciudades egipcias del Sinaí, comienzo el retorno al tiempo presente.




viernes, 8 de noviembre de 2013

Entre cartones





Tirita la piel entre cartones cuando vuelven las noches.
Los labios heridos de los propios mordiscos,
bajo un ruidoso techo de motores y de coches
y las negras sombras de los modernos obeliscos.

El estómago sangrante por las cuchilladas del hambre,
despierta la alerta, impidiendo abandonarse al sueño,
cuando la inquietud se desvela entre la cochambre
buscando el destino, abrazando el aire con empeño.

Los días risueños de risas y rosas son hoy un espejismo
de lo que fue ayer, cuando no importaba el mañana,
cuando los creadores del cielo, aún no abrieron el abismo
en el que el paraíso del edén se cubre de mugre urbana.

A aquellos vendedores de sueños y felices propiedades
a pie de playa, de soles de bronce y pieles morenas,
nada les importaba aniquilar el futuro de las ciudades
que aún soñaban con unicornios y doradas sirenas.

Desahuciado del firmamento el ángel caído se esconde
bajo las sombras del puente, entre condenados corazones
y deseos oxidados, buscando el lugar que le corresponde
mientras entierra la dignidad bajo un lecho de cartones.












martes, 5 de noviembre de 2013

Profesores del mundo





Volver a la escuela, es renacer, empezar a aprender, a caminar por los extraños caminos de otra lengua, otras músicas, nuevos compañeros con vidas diferentes en su haber.
Paso a paso, palabra por palabra, aprender en la madurez supone incorporar nuevas estructuras a los cimientos de las ideas que a su vez, necesitan ser apuntaladas y reforzadas.
Mexicanos, asiáticos, indios de rostro cetrino, mujeres caucásicas de piel azul, negros de sonrisa esplendorosa, compañeros de pupitre con quien compartir una tierra extraña y un lenguaje diferente. Todos con el común denominador de ser los primeros de su estirpe en otro país.
Lejos de la familia y de la propia infancia, buscando un nuevo hogar y trabajar duro para salir adelante, y cuando el sol se cansa de brillar sobre las espaldas, aún quedan fuerzas para volver a la escuela al anochecer y llevarse a la cama una nueva palabra con un sonido forzado por el acento que los años pusieron en las gargantas.
Los profesores se esfuerzan por conseguir resultados positivos, intentando comprender con paciencia infinita los diferentes sonidos del mundo. Su abnegación es encomiable. Nunca se verá recompensada por un sueldo,  su entrega a los problemas ajenos ni su atención a un alumnado adulto tan dispar, porque son conscientes de que necesitan, no solo aprender un nuevo idioma, sino también a sobrevivir en un medio distinto al que conocen, con nuevas reglas y nuevas necesidades.
La escuela de adultos es también un lugar de encuentro de las culturas y las costumbres de los pueblos y las etnias, donde los que van a aprender también tienen mucho que enseñar.

sábado, 2 de noviembre de 2013

El Galeno




Llegó a salvo al hospital, pero no se sintió bien del todo hasta recobrar su autoridad.
Había dejado de ser uno más.
Cuando paseaba por las calles abarrotadas del centro de la ciudad, caminaba con arrogancia entre desconocidos que le ignoraban y le conducían a los abismos de la soledad.
Se dirigió al paseo desierto que está junto al mar. Las tumbonas yacían desnudas y vacías frente al agua azul del día, donde todo su poder y su ciencia no valían nada.
Nadie lo reclamaba y era incapaz de reconocerse así mismo con claridad. Necesitaba otro par de ojos que le miraran para poder ver en su interior y decidió regresar.
Ya había cumplido su turno en el hospital, por lo que, compañeros y enfermeras, se sorprendieron al verle de vuelta, pero nadie preguntó nada cuando entró en su consulta cerrando la puerta a los cuchicheos y murmuraciones que surgían a sus espaldas.
Pidió por el teléfono interno que le pasasen los pacientes que esperaban en los pasillos y una voz sumisa le trató de Doctor.
Había vuelto a su reino, donde todos le rendían pleitesía, aunque en su particular corte, abundasen las intrigas.
Desfilaron uno a uno los pacientes con humildad ante él, todos conscientes de la desigualdad existente entre la enfermedad que padecen y la ciencia que se desprende del título de Doctor.
Postrados ante el médico, le confiesan sus intimidades, sus dolencias secretas; dispuestos a seguir a rajatabla todas sus recomendaciones, porque de él depende su destino final.
El Galeno, consciente del poder que le otorga su autoridad, se llena de orgullo desmesurado sobre los pacientes (que ahora son clientes de pago), respondiendo a sus quejas con un respetuoso desdén que lo engrandece.
Y el Galeno se hizo Dios y habitó entre nosotros.




lunes, 28 de octubre de 2013

La clase política

La falta de esperanza, lleva a una situación de indolencia generalizada. En la burbuja del poder no entran las protestas. Demasiado ocupados en la escalada de puestos de relevancia en la omnipotencia, que dejan de pertenecer a la sociedad, a la que identifican con el populacho, con la chusma. Herméticamente cerrados en sus palacios protegidos, no les llega el olor de la basura, del desencanto del pueblo al que desprecian. Se hacen regalos caros, de marcas de moda, de bolsos y zapatos, trajes de alta costura y se porfían la escolta.
Se sitúan en la corte, alejados de la miseria y de la responsabilidad que tienen los que la crean.
Ésta es la clase política que nos gobierna, al igual que en la edad media, al igual que en todas las épocas.
Nadie cree en la justicia, que beneficia a los corruptos, a los ladrones y protege a los asesinos. Sin embargo reprime a los que atentan contra sus propiedades o sus intereses.
Nadie cree en la política como un bien general, sino como un espacio selecto de una clase privilegiada que no duda en endeudar a un país entero para repartirse los beneficios.
Siguen ajenos al sufrimiento. De la cama al "tea party", a sus exquisitas relaciones cortesanas, donde no llega el dolor ni el sudor; todo eso les apesta a inmundicias y esa distancia les hace más grandes ante los suyos, los que no pertenecen a las masas sucias y hediondas
Se miran en el espejo de los faraones, de los elegidos, de los ungidos. Tan alejados del pueblo que ni siquiera piensan en él como sus siervos, como sus súbditos que les deben pleitesía, y el contacto con las gentes les repugna.
Ésta es nuestra aséptica clase política que toma las decisiones que nos afectan.


sábado, 26 de octubre de 2013

PORCA MISERIA

Es la hora entre dos luces, cuando un tono azulado se apodera de la tarde y la viste de otoñal melancolía. Desfilan lejanos recuerdos de la infancia en la casa familiar con mi gato Mus, a quien tanto quería y por no sé qué razón, aquel día, le propiné una patada que le hizo volar por los aires.
Hecho del que me arrepentí inmediatamente y aún el recuerdo me duele ahora. Fue en una tarde fría de octubre cuando, sentado en el suelo, dedicado a mis silenciosos juegos; entró bruscamente mi madre en la habitación, gritando como una loca, porque no encontraba la rodea de la cocina y entre maldiciones, juramentos y falsas acusaciones; me propinó un bofetón que me hizo ver las estrellas de colores. Me pilló por sorpresa, porque ella era cien veces más dulce que mi padre, que tenía un carácter áspero cuando llegaba a casa por la tarde, después de una larga jornada en el hotel de mala muerte donde trabajaba de chico para todo. Lo mismo estaba de botones, que le pedían pasar la noche entera en la recepción, subir una cena fría a una habitación de presuntos enamorados o atizar el carbón de la caldera de la calefacción central.
Aquel día aciago, uno de esos acicalados clientes de hotel barato, que van renegando de todo, por ver su vida errante, obligados por su infame trabajo, a sonreír a la fuerza a insoportables posibles compradores de los productos que no consigue vender. Había reservado una habitación individual y pidió hablar con el gerente de mantenimiento (como si en ese hotelucho existiera tal cargo), protestando por el frío que hacía en su habitación y pidiendo a voces el libro de reclamaciones, con la intención solapada de que le hicieran un buen descuento, pero en ese momento no había más personal en el hotel que mi padre y la limpiadora que hacía también de cocinera. Mi padre le atendió con sus respetos más serviles, indicándole que el problema se solucionaría en breve. Pero el cliente no se movió del mostrador de recepción y siguió con sus protestas a voces, llamando al superintendente, al jefe, al coronel del regimiento y a toda la corte celestial para que subieran a calentarle la cama. Mi padre no tuvo otra opción que entregarle el libro de reclamaciones, para que se calmase, al menos mientras escribía. Después de un breve silencio que fue la gloria en el pequeño vestíbulo del hotel, volvió el trueno de sus quejas. Mi padre pensaba...que se congele en la habitación, que caigan sobre él los miasmas de la gripe, que los espíritus de mil noches en ese cuarto lo estrangulen y lo dejen mudo...pero tuvo que sonreír.
Los clientes se arremolinaban frente al mostrador, cuando llegó la mujer del jefe, que inmediatamente ordenó a mi padre que llevase una estufa eléctrica a la habitación del protestante y se ocupase urgentemente de la calefacción. Al salir, pudo escuchar a la jefa que decía a los clientes:  -Esto pasa por estar rodeada de vagos que se encogen de hombros y descuidan sus obligaciones, no se preocupen que enseguida todo volverá a estar arreglado.
Cuando mi padre regresó al vestíbulo se encontró a la jefa con el cliente, hablando los dos al mismo tiempo como un par de beodos.
-Martinez, le dijo la jefa a mi padre,- ¿Cómo puede permitir que un cliente se sienta desamparado en el hotel?, Mi marido y yo, le dimos éste empleo, depositando en usted nuestra confianza, aún sabiendo que era un bruto que no sabía ni lo que pensaba; nos hemos esforzado en enseñarle el oficio y a tratar a la gente como Dios manda, pero al parecer usted no ha aprendido nada, por lo que nos vemos obligados a prescindir de sus inútiles servicios en esta casa.
A la hora del crepúsculo, mi padre llegaba a casa.
Desde mi habitación escuche los gritos que le profería a mi madre por no tener lista la cena, casi con las mismas palabras y el tono del cliente friolero del hotel. Luego dio un puñetazo en la mesa que hizo temblar los geranios y al poco tiempo fue cuando mi madre irrumpió en la habitación cerrando el círculo que me llevó a patear al pobre Mus que maullaba sin entender desde donde provenían los malos tratos por mi parte.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La Verdad.

Sigo preguntándome dónde está la verdad, o si no hay más verdad que la muerte.
No quiero caer en ninguna clase de relativismo, aunque entiendo que lo que es obvio para mí, sea dudoso para otros y lo que para mi es dulce néctar, sea veneno para otros, por lo que evito discusiones, cuando siento que el fanatismo de cada posición es insalvable.
Es absurda la afirmación de que "todo es relativo", porque se anula a sí misma. Pero  la intolerancia, hija del fanatismo de las ideas; siempre resulta peligrosa o incluso destructiva, en cualquier intento de relación.
Puede ser que la Verdad sea un conjunto de todas las verdades individuales, por lo que hay que abrirse a los descubrimientos, aceptando las diferencias.
Es buen ejercicio la autocrítica, preguntarse por el fundamento de lo que creemos e intentar razonar lo que pensamos. Pero aquí también tenemos que tener en cuenta a Saramago cuando dice:

"Si antes de cada acción, pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables; no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos".

Esto nos lleva a caminar por inseguros senderos, bajo el permanente temor de estar en el camino equivocado, lo que hace de vivir una aventura fascinante. La comunicación es imprescindible, pero para que exista, debemos de abrir la puerta a nuevas ideas, intentando comprender las intenciones ajenas desde el cariño, dejando de lado los dogmatismos en los que creemos como algo inamovible.
Un ejemplo de éste maniqueísmo lo escuché de un viejo amigo cuando afirmaba que "Uno puede cambiar de ideas, de religión, de partido político; pero nunca del club de fútbol al que pertenece y ha pertenecido siempre", casi me mata de la risa, aunque, por respeto tuve que reprimir la carcajada.
Seguiremos adelante, con la Verdad colgada con pinzas, en un mundo cambiante en el que nada es lo que fue, ni lo que mañana será.







domingo, 20 de octubre de 2013

A LA POLICÍA



A LA POLICÍA

No pegues al que te paga.

No uses la violencia obedeciendo al que viola los derechos de todos, que también son tus derechos.
Abre los ojos antes de levantar tu porra contra el inocente.
No dejes que te conviertan en un perro rabioso, tienes cerebro para distinguir al enemigo.
Únete a los que luchan por ti y por tu familia, en contra de los que te usan como una herramienta de represión.

No pegues al que te paga.

No tienes que obedecer órdenes injustas, sino luchar por la justicia de todos.
Invisibles voces, que nunca conocerás, te obligan a defender sus intereses, que no son tus intereses.
Nunca serás uno de ellos. No llegarás a alcanzar jamás su privilegiado estatus, por más que golpees a estudiantes, mujeres y ancianos.
Pon tu fuerza al servicio de la mayoría a la que tú perteneces.

No pegues al que te paga.

No eres un títere tras el que se esconden los verdaderos delincuentes, los corruptos y los ladrones que te roban tu tiempo y tu salario.
Date la vuelta y júntate a los que son como tú y quieren vivir en paz sin perder la dignidad.
Ven con los que te necesitan, en vez de ir con los que te utilizan.
Eres un ciudadano, no un esbirro.

No pegues al que te paga

Sin ti los corregidores y los que hacen las leyes que los protegen no son nada.
Se aprovechan de ti, ofreciéndote una recompensa miserable.
Lucha por tu dignidad y por tu entereza como persona, por la libertad de elegir que es la libertad de todos.
No dejes que te traten como ganado. Tu enemigo es tu amo, el que te ordena.










viernes, 18 de octubre de 2013

Don Aire






Decían que era gracioso, que daba risa.
Don Aire tenía ese garbo etéreo que hacía a los sentidos percibir la realidad de forma diferente, como si su presencia causara un hechizo mágico.
Don Aire se ocultaba tras una capa transparente, entre el soplo de la brisa.
Pero llevaba consigo las azules lágrimas de Garrick, el poema trágico.
Don Aire dejaba ver la elegancia del viento en el vuelo de una falda, o en el indiscreto parloteo de las hojas de los árboles.
Podía traer los arreboles de las lejanas orillas del mar, y posarlos sobre tus pálidas mejillas, porque Don Aire poseía el embrujo del desconcierto. Provocar el equívoco era su mayor acierto.
La embriaguez de la risa era su objetivo secreto; la burla de lo que que se da por sentado, su método de trabajo.
A veces aparentaba ser serio, como un político o un obispo; entonces se desataba su gracia, ante su arte grotesco y todos reían con Don Aire, cuando al político lo convirtió en política y al obispo en obispa.
A tal punto llegó su aturdimiento, que no supo si llorar de risa o reír de pena, porque ya no distinguía la ordinaria vida de la escena. La única diferencia que encontraba, es que cuando no era él el que representaba la comedia, eran otros los actores que interpretaban la farsa de vivir, como otra bufonada a cargo de impostores.



jueves, 17 de octubre de 2013

La trepadora





Incapaz de sostenerse a sí misma, se abraza a mi cuerpo con sus uncinos, apartándome de la luz, ocultando mi tronco, ahogando los poros por los que me llega la vida.
De nada valen mis raíces ancestrales que me llevaban la savia desde la tierra hasta la última hoja que ansiaba acariciar el cielo.
La movilidad limitada por mi propia constitución, me impide deshacerme de ella por mis propios medios.
Se enreda con fuerza intentando inútilmente traspasar la corteza que día a día he ido forjando en torno mío, pero no puedo evitar la asfixia que estrangula poco a poco mis pulmones.
Mis brazos alzados piden clemencia al azul del firmamento y a los antiguos vientos con los que bailaron en otro tiempo.
Lleva consigo toda una corte de parásitos innobles, que se aprovechan de mi firmeza y de mi altura, aunque no conseguirán que me doble, aún conservo el valor y la fuerza de un roble.



domingo, 13 de octubre de 2013

El dinero me conviene

Dejadme hoy que derroche mi talento vulgar, que pierda mi dignidad. El dinero me conviene. No sé si compra la felicidad, pero da un grado de libertad, si es suficiente.
Veo en las redes sociales frases de amor y sueños de muchachas en flor, escogidas palabras inteligentes, pensamientos de sabios, poemas escritos en las paredes, fotos de paisajes y de viajes, increíbles imágenes, poses que insinúan, deseos de encontrar la pareja ideal...y todo esto está muy bien, pero a la hora de presentar su nuevo partener a las amistades, se avergüenzan al decir: " Es un payaso con unos ingresos de subsistencia" que en todo caso disimularían diciendo: " Es un gran artista, un  creador " y lo entiendo. Tampoco yo le preguntaría a la amiga " ¿quien es tu semental?", sobretodo si el abogado está presente a su lado.
Pero el teatro me divierte más en la calle que en la escena. Los diálogos invertidos, cuando lo que se busca es seguridad, comodidad o prestigio y presumir. Ocultas quedan las miserias y las verdades, tras un escudo de apariencias, que se desmorona en la intimidad.
Hay un linaje de necios que su única ambición es el tener o el ser más que otros, en la comparación y sin tener en cuenta el ingenio, en el fondo, ésta gente solo me inspira una antipatía profunda.
Por cambiar, me dejo llevar hacia éste carnaval, donde las lágrimas corren detrás de las máscaras a la hora de pagar, pero no puedo ocultar mi desprecio ante la arrogante falsedad.
Por eso soy lo que soy, un payaso que aprende de los niños que aún no han sido contaminados, que solo se diferencian en los vestidos que sus padres han elegido, hasta que la educación vaya haciendo sus estragos.





viernes, 11 de octubre de 2013

DOS ENTREVISTAS (Primera cita)







Primera cita.
Tengo por costumbre llegar cinco minutos antes a cualquier cita, los que me conocen ya saben que detesto la impuntualidad y que nunca espero más de diez minutos después de la hora pactada.
Llegar pronto tiene sus ventajas te hace tomar posición y familiarizarte con el lugar de la cita.
Ese día, no tuve que esperar, Mister M. se presentó a la hora y nos saludamos con efusión después de tanto tiempo alejados y sin apenas comunicación.
Sentados en la terraza del balneario yo me pedí un Chardonnays joven y él se pidió lo mismo, más por mimetismo que por una real apetencia.
La conversación transcurría por la superficie, sin mayores ahondamientos hasta que me habló de sus sentimientos por una adorable joven que había conocido por casualidad y a la que profesaba verdadera adoración. Habían paseado juntos las soleadas tardes de los domingos y, a juzgar por su descripción, era una criatura encantadora que le escuchaba con sincero interés y apenas hablaba de sus amargas experiencias con el hombre que la maltrató en el pasado, como si todas las heridas sufridas ya hubieran cicatrizado y su corazón flotara de nuevo en un mundo que ya había olvidado.
Para Mister M. fue como aventurarse en deseos desconocidos que aumentaban su curiosidad por descubrir todo lo referente a ella. Empujado por una insuperable fuerza de atracción puso en ese nuevo amor todas sus esperanzas. El mundo entero, nada importaba, ni sus frívolos placeres, porque nada necesitaba más que a ella, solo a ella, por la que merecía la pena respirar cada mañana y por la que hubiera dejado todo lo que más le apasionaba. En ella se veía a él y él quisiera ser de ella y que ella fuera solo de él.
Todos sus deseos se enfocaban en mantener su compañía, porque en ella encontraba toda la dicha que a él le faltaba y deseaba gozar de todas las alegrías de la vida a su lado.

A medida que Mister M confesaba sus sentimientos aumentaba su exaltación, hasta el punto de alzar sus brazos como para atraer todos sus deseos y atrapar toda la felicidad que, sin saberlo, ella le ofrecía. No pudo evitar recurrir a las alabanzas tantas veces repetidas, cuando el corazón cae prisionero en la trampa del amor, y aún sabiéndose ciego por los primeros resplandores de la pasión, no dejaba de proclamar que ella era su vida y no podía concebir la existencia sino al lado de su amada.
Se le encendieron los ojos de sincera emoción y quiso pedirme perdón por manifestar tan explícitamente su apasionado romance, pero era lo que en aquel momento ocupaba toda su alma.


DOS ENTREVISTAS (Segunda cita)




Segunda cita.

Había transcurrido un mes entero desde la primera cita, cuando Mister M. me propuso encontrarnos de nuevo en la misma terraza del balneario. Como siempre acudí yo primero y le vi llegar puntual pero con el paso cansino y un aire afligido. De todas formas desplegó una sonrisa amistosa al verme.
Fue inevitable preguntarle por la relación con su amada, de la que tanto me había hablado la última vez, y respondió con un gesto de desolación, con la mirada perdida en una noche profunda. Todo había terminado, las circunstancias no permitieron continuar viviendo en un sueño. Ahora se encontraba inmóvil frente a un abismo, sin consuelo ni esperanza. Hablaba desde la lejanía, como al que la vida le ha abandonado y el eco de sus palabras retumbase en un sentimiento vago.
Se había anticipado en todas sus alegrías y sus aspiraciones de una eterna unión, que ahora se habían transformado en un oscuro silencio sin horizonte.
Se sentía aislado del universo donde el futuro no existe, y nada de lo que tenía delante podía aliviar su tormento. Cualquier intento de recuperar lo perdido hubiera resultado baldío, ante la certeza de que el tiempo no retrocede y los felices recuerdos solo hacen daño cuando el alma se desangra.
El miedo se había apoderado de su corazón martirizado. Le faltaban fuerzas para huir de sus angustias bajo el martillo del silencio.

Quise abrirle los ojos ante un mundo de amistades donde es posible la risa, pero todo intento resultaba inútil, ante tanto sufrimiento. Tan ciego es el amor como profundo es el dolor de haberlo perdido.
Me di cuenta de que estaba ante un hombre sin alma, vacío o vaciado de la vida que antes rebosaba por sus ojos y por todos los poros de su piel, convertido en uno más de los que deambulan con el corazón roto.

jueves, 10 de octubre de 2013

(VI) DERECHOS RESERVADOS




(VI) DERECHOS RESERVADOS

Al pasar por la Marina, Juan se había fijado en un pequeño velero cuarentón pero en muy buen estado de navegación, que estaba de oferta y entró en la oficina a informarse. Discutieron el precio, pero acordaron la venta por menos dinero si no lo habían vendido en una semana.
Con toda la documentación de su barco bajo el brazo se dirigió a las oficinas del banco más importante de la isla, se entrevistó con el gerente y solicitó un crédito avalado con el velero de su propiedad y ocultando que aunque estaba precintado como medidas cautelares, aún no se había cursado la orden de embargo.
Planteó en el banco la urgencia del crédito y le concedieron algo más de la mitad del valor de tasación, según la documentación presentada, y le hicieron abrir una cuenta donde se lo ingresarían y tuvo que firmar contratos y falsos juramentos sin leer, como lo haría cualquier ministro.
Por la tarde llamó a Raquel. Disimuló que el encuentro, fuera en realidad una despedida y la invitó a cenar en el pequeño hotel donde previamente había reservado una habitación para dos días. Le explicó que se merecía una ducha caliente y un pequeño lujo que le apartara de las humedades del barco, pues le estaban afectando a la salud.
Raquel parecía entenderlo todo y se regocijaba con ilusión por el chocolate sobre la almohada y por todas las pequeñas cosas que en su ingenuidad la entusiasmaban.
- Tu tienes aquí tu vida, con tu madre, tu trabajo y tus amistades...le dijo Juan, en un momento de sinceridad. - Pero yo tendré que partir pronto hacia ninguna parte, ya me conoces-
En ese hotel familiar, pasaron la última noche como si fuera la primera, entregándose el uno al otro hasta el límite de la sinrazón, donde no habitan los males, donde los duendes del amor bailan su antigua danza.
Cuando nació la mañana, Raquel estaba en la ventana contemplando la plaza desierta, donde había una tienda con la luna resquebrajada, y le pareció escuchar de lejos las cuerdas de una guitarra. Luego volvió a la cama cuando el sol se encaramaba por la ventana.
Se despidieron con todos los besos que se dan los que se quieren de verdad.
-Te llamaré.- Dijo Juan en voz baja, sin saber cuándo cumpliría su promesa.

Nada más recibir el ingreso del banco, llegó Juan a las oficinas de la Marina para cerrar el trato. Entregó un cheque por el precio convenido, más lo que pensó que costaría llenar el depósito de gasolina, el agua y los víveres para una larga travesía. Cuando todo estuvo a punto en el  pequeño velero cuarentón,  se hizo a la mar silbando una vieja canción marinera, y le dio por pensar en cómo se pelearían por repartirse su embargado barco entre el juez y el banquero, lo que fue su vida por tanto tiempo, la que fue su morada entre el azul del mar y el azul del cielo.

                                                       FIN

                                   © Todos los derechos reservados

(V) DERECHOS RESERVADOS



(V) DERECHOS RESERVADOS

El abucheo de la gente fue en aumento y se oían gritos de "Fuera", "Fuera" que consiguieron encolerizar aún más a los agentes contra el pobre Juan que tembloroso seguía tocando aunque ya no se le oía, y él tampoco pudo escuchar las palabras que le decían los agentes antes de arrancarle la guitarra de un empujón que le hizo tambalearse y caer de espaldas sobre el bombo y los tambores  que se estrellaron rajando la luna de un escaparate. En ese momento voló un objeto, de entre el público, como un vaso o una botella, que estalló en mil pedazos a los pies de uno de los agentes y entre el griterío aullaban las sirenas azules de los coches de policía que acudían de refuerzo.
A regañadientes la gente se fue dispersando, reclamando a gritos su derecho de ocupar la plaza y defendiendo la música en la calle. Hubo algunos altercados que terminaron con tres detenidos y también se llevaron a Juan, en uno de sus siniestros coches, con cargos de desorden público y resistencia a la autoridad.
Ya había entrado la mañana cuando Juan salió de las dependencias policiales y vio un retazo del cielo entre grises nubes de tormenta. Llevaba en las manos la guitarra rajada por un golpe y los tambores desencajados de sus goznes. A duras penas llegó taciturno hasta el barco que lo esperaba precintado por la policía, pues el juez no lo había admitido como su única residencia y le exigía una cuantiosa multa y el pago de los desperfectos en el escaparate. Quiso llorar de desolación, pero se le apretaron los dientes ante la injusticia.
Raquel era su única esperanza, pero no quería envolverla en sus tristes asuntos, su orgullo se lo impedía y empezó a pensar en salir de la situación por si mismo. Sentado en el noray donde se encapillaban las gazas de su barco, le llegó una brillante idea que le hizo saltarse el precinto y recoger toda la documentación del barco. Todo estaba en regla, el registro y el titulo de propiedad a su nombre. Dejó en el camarote sus defenestrados instrumentos y salió con los papeles en dirección al centro de la ciudad.

miércoles, 9 de octubre de 2013

(IV) DERECHOS RESERVADOS



(IV) DERECHOS RESERVADOS


Aunque el mar estuviera en total calma y su movimiento fuera imperceptible en la dársena, Juan no podía evitar las noches de insomnio, en las que las horas se eternizaban. Pero bastaba tener cerca a una criatura como Raquel, con la inocencia que se desprendía de su sueño, para apagar sus arrebatos y caer en un tierno abandono, que le hacía descansar, aún con los ojos abiertos en la oscuridad.
Por la mañana salía Raquel a trabajar, recogiendo los encargos al teléfono de su oficina que era un "bluff". Una empresa de servicios cuyo único patrimonio era un pequeño despacho con siete lineas de teléfono, un fax y conexión rápida a Internet; y sin más, se dedicaba a subcontratar cualquier servicio que se le encargase, desde alquiler de coches o cualquier tipo de transporte - una vez un helicóptero para una boda- ; hasta servicios de limpieza, pintura de edificios o reparación de computadoras.
Ahí pasaba Raquel su jornada, anotando los encargos y pasándoselos a la empresa adecuada. A veces soportando insolentes reclamaciones con paciencia infinita o voces impertinentes que exigían más celeridad en el servicio. Con su tono infantil ejercía ciertas pequeñas venganzas poniendo música de Albinoni mientras mantenía la linea en una espera intencionada. Tal era su ingenuidad como su miseria. La grandeza de Raquel estaba afuera, cuando cuidaba a su madre con el cariño desinteresado e inconsciente que fluía de su ser, ocupándose de la casa y de tener bien abastecida la despensa, para que a su anciana madre no le faltase de nada.
La llegada de Juan a la isla había alterado felizmente la monotonía que se había ido enquistando en la vida de Raquel. Pasar las noches en el barco la llevaba a preparar todo con antelación, desde la ropa, con la que tendría que ir al trabajo al día siguiente, hasta asegurarse de que su madre dormía profundamente en la casa. Y de pronto se sintió más activa y organizada que nunca. Por el contrario, Juan parecía haber caído en el marasmo, pasaba largo tiempo mirando el azul del agua desde la borda, invadido por un esplín en él desconocido, y solamente le animaba la llegada de la tarde, cuando cargaba con sus instrumentos para tocar en su esquina de la plaza.
Una vez se hubo instalado, comenzaba su alegre repertorio tocando la guitarra y con el ritmo de los tambores en su espalda. Enseguida se formó un corro de espontáneos paseantes y de niños que llegaban con las monedas que les daban sus padres. Al cabo de unos minutos sintió un murmullo que recorría el corro e iba en aumento hasta convertirse en gritos y silbidos, cuando se percató de la presencia de  dos agentes de policía que se le acercaban.

(III) DERECHOS RESERVADOS



(III) DERECHOS RESERVADOS

Al salir de la oficina, Raquel lo encontró tocando sus instrumentos en la calle. Con una rápida ojeada al dinero en la caja de la guitarra comprobó que tenía éxito o llevaba mucho tiempo en la esquina, bajo el sol, con la humedad de la tarde.
-¿Te va bien, no?, le dijo con su tono infantil que parecía envidiar el nuevo trabajo de Juan.
-No sé, lo voy a dejar por hoy, ayúdame a recoger las cosas.
Había pasado mucha gente por delante del músico callejero, unos indiferentes que parecían no verlo, otros que sonriendo dejaban alguna moneda y también, los que pasaban nerviosos porque se sentían avergonzados por no colaborar con él. Las familias con niños hacían corro y algunos se acercaban a la caja de la guitarra y otros se hacían fotos junto a él. No faltaba quién le hacía peticiones de canciones olvidadas y los que le hablaban como si le conocieran de antes, esperando una respuesta cuando dejase de tocar.
Se sentía a gusto con las gentes de todas las condiciones que lo rodeaban, turistas, jubilados, paseantes, parejas de enamorados, grupos de jóvenes que lo miraban con asombro y podría decir que fue una grata y solidaria experiencia, que le acercaba al mundo y se entendía con el lenguaje de la música. Algo que no había sentido antes, cuando tocaba el piano en el vestíbulo de "El ocaso de las Musas" el restaurante que le contrató en temporadas anteriores, donde no pasaba de ser más que un elemento de decoración acústica en el que nadie reparaba.
La sensación que tuvo al contar el dinero, fue más como un catalizador del efecto que su música producía en las gentes, que el jornal de una sesión de trabajo bien pagado. Aún así, comprobó que sería insuficiente para pagar el amarre del día en el puerto y además invitar a Raquel a cenar, pero no obstante, le propuso la invitación, pero ella no aceptó porque había comprado comida para cocinar en el barco.
Había caído la noche sobre el puerto y el azul de las aguas se había transformado en un oscuro colchón sobre el que yacían los esqueletos de los veleros con el tintineo de las jarcias entrechocando sobre los aparejos.

martes, 8 de octubre de 2013

(II) DERECHOS RESERVADOS



(II) DERECHOS RESERVADOS

El amanecer se despertaba perezosamente en la dársena con una húmeda brisa que lo empapaba todo y el cielo se teñía color de arándano poco a poco, cuando Raquel salió del camarote. Quedó mirando el horizonte, como hipnotizada por la perfecta coreografía de los mástiles de los veleros que danzaban dulcemente amarrados en el puerto. Al cabo de unos minutos volvió bajo cubierta, con la piel granulada por el frío y se arrebujó junto al cálido cuerpo de Juan que ya se había despertado.
-¿Tu crees en Dios?...le susurró al oído.
-No... dijo escuetamente el músico, tratando de no entrar en una discusión de ese tipo a esas horas de la mañana.
-¿Entonces eres ateo?
-¿Ateo?...Nunca le terminó de gustar esa palabra, que indicaba la negación de la existencia de Dios, porque era un tema en el que no quería pensar, y añadió:
-No, cariño, no soy ateo, no creo en tu Dios ni en los dioses de ninguna religión, pero creo en mi Dios, el que habita en mi y me indica el rumbo de mi barco. Creo que cada uno llevamos a un dios dentro de nosotros y que todos somos iguales y diferentes por eso...
-¿Crees entonces que Dios habla contigo?
-Cariño, lo que creo es que debes dormir un poco más antes de que el sol se suba a lo alto.
-No puedo, tendré que ir a trabajar aunque prefiera quedarme todo el tiempo aquí, contigo.
-Entonces prepararé el desayuno.
Juan dió dos pasos hasta la cocina donde guardaba la leche, algunas provisiones de fruta y anacardos, mientras Raquel se terminaba de vestir.
Cuando se despidieron en la parte vieja de la ciudad, Juan estuvo deambulando por las terrazas de los restaurantes y los hoteles del puerto donde podían tener un piano y encontrar un nuevo trabajo, pero al parecer, tanto las pequeñas empresas como las más grandes, seguían el camino de reducción de gastos marcado por el gobierno, y la música en vivo suponía un dispendio prescindible en la mermada economía de los locales.
Aún le quedaban algunos ahorros que le permitirían pagar el amarre en el puerto por unos días y llenar el depósito de gasolina. Entonces recordó lo que de niño escuchaba en casa de su abuela: "Quita y no pon, se acabó el montón". Y comprendiendo que debía poner algo en el cada vez más exiguo montón; regresó a su barco, antes de que la tarde se vistiera de azul, tomó el sombrero y la guitarra del camarote, la puso en su caja y se dirigió a la plaza más concurrida del puerto, y se puso ahí a tocar por las monedas que le dejaban los paseantes.



(I) DERECHOS RESERVADOS



(I) DERECHOS RESERVADOS

Acababa de realizar la maniobra de atraque en la dársena del puerto, recogió en una bolsa la ropa sucia y se dirigió a la lavandería que conocía en la isla. Cuando estuvo todo listo se cambió allí mismo con el olor fresco de la ropa limpia y se presentó en el restaurante donde cada año, en los meses de temporada alta, era contratado para amenizar las horas de las comidas con el piano de media cola.
Pero al llegar se sorprendió al comprobar el cambio producido en el local, convertido ahora en una franquicia de comida rápida. Preguntó por Miguel, el antiguo encargado del restaurante romántico en el que había tocado el piano los veranos anteriores, y le informaron que el viejo local había sido adquirido por una nueva empresa con una nueva plantilla y no quedaba nadie de los anteriores trabajadores.
Regresó a su barco con el corazón desolado, por no haber sido avisado y con los proyectos de trabajar con su música durante los próximos dos meses del verano, destrozados por el cambio.
Pensó en Raquel, la chica con la que mantenía relación mientras duraba su contrato en la isla, pero a esa hora, estaría trabajando al teléfono de la oficina, por lo que decidió llamarla al trabajo.
-¿En qué puedo ayudarle?- le contestó con tono desagradable una voz femenina.
-¿Raquel?, ¿eres tu?
- Juan! ¿ya estas aquí?, dijo ella reconociendo la voz del músico y quedaron para verse por la tarde. Ahora tenía todo el tiempo por delante y decidió dejarse caer en los brazos de la indolencia. Sentado en el muelle de la bahía, silbaba la vieja canción de Otis Redding, mientras contemplaba las velas de los barcos posadas sobre el agua como mariposas blancas.
A la hora pactada, Juan esperaba a Raquel, bajo el neón azul de la puerta del bar donde antes se podía fumar y ahora olía a fritanga. Cuando apareció, se abrazaron con cariño, después de un largo invierno sin experimentar sensación semejante.
-¿Vuelves para tocar en el restaurante?
- ¿Cómo, tú que vives aquí todo el año, no sabes que se ha convertido en una aséptica y anodina hamburguesería?
-Ah! No, no lo sabía, apenas me acerco a ésta parte de la isla que es más para los turistas...entonces, ¿has venido solo a verme a mi?
-Sí, dijo Juan un tanto dubitativo...pero no podré quedarme tanto tiempo, añadió. Y juntos se encaminaron por la tarima del embarcadero desapareciendo por la portezuela del camarote del barco.


viernes, 4 de octubre de 2013

El tiempo que queda




Ayer se fue para siempre. No volverá la suave lluvia de ayer sobre las buganvillas y los rododendros.
Me baño en el río del tiempo, en las aguas que corren y pasan bajo los puentes para nunca regresar.
En las sienes siento cenicientos aladares, que encanecen con los latidos del tiempo a mi pesar.
La vida se va a raudales y los hermosos momentos fenecen sin fastos ni funerales, dejando solo el recuerdo más allá de los adentros.
Lo primero que aprende un niño es a llorar y los niños me enseñaron que no tiene cura el porvenir ni el pasado y cuando algo nos gusta, hay que pedir más. Que solo los infelices saben adónde van y lo que han abandonado.
Mientras tanto, espera impaciente el tiempo que queda y nos apresuramos a vivir frenéticamente, como un hamster en su rueda, sin saber para qué tanto esfuerzo, exprimiendo la vida gota a gota con la inconsciencia y el empeño del idiota.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Las nuevas castas

La sociedad, en su continuo proceso de transformación, ha llegado a un punto de asimilación del liberalismo o neo-liberalismo, en el que se va perdiendo paulatinamente la movilidad social, marcando de manera cada vez más permanente el estrato económico, cultural y social al que pertenecemos, (y si una revolución global no lo impide, perteneceremos de por vida)
El viejo "sueño americano" que trató de convencer al mundo como "América el país de las oportunidades" se va desmoronando poco a poco, porque la clase social a la que pertenecemos determina cuales son nuestras oportunidades. De igual manera ocurre en los países desarrollados de Europa. Por simplificar, se puede decir que de un lado queda la clase política defendiendo sus propios intereses, los de las rentas más elevadas, y los dueños de grandes propiedades y de otro lado, los trabajadores que dependen de su salario (cada vez más escaso) y aquellos que perdieron o nunca encontraron un trabajo. En el centro se puede ubicar una clase media (cada vez más disminuida), de funcionarios, burócratas y algunos profesionales de alta cualificación, a la que se recurre insistentemente en los discursos políticos, trasladando la importancia de su voto, como si fueran una mayoría aplastante (porque saben que la mayoría real aspira a ese ascenso de categoría social).
Desde la revolución industrial han cambiado enormemente los medios de producción, sustituyendo el "mono" de trabajo por la corbata, es decir, que en los países más avanzados, el sector servicios se ha ido adueñando del sector producción. Éste cambio de imagen habla por sí mismo de un aparente cambio de estatus en las sociedades modernas.
Quizás debiésemos tomar conciencia del lugar que ocupamos en la sociedad y en el que vamos a permanecer para siempre. Es el primer paso para aceptar o no nuestro futuro. No se trata de conformarse, porque hay otras aspiraciones a las que tenemos acceso ( de tipo cultural, creativo, intelectual, etc.), que enriquecen y elevan el espíritu de los hombres.
En la calle escuché a un alma generosa, que poniendo un billete en el sombrero de un artista callejero,  decía: "A rico no voy a llegar...y de pobre no voy a salir, por esto". También otro trabajador me contaba hoy mismo, que habiendo estado reparando una máquina en la casa de su jefe, se dio cuenta que, aún trabajando duro toda su vida, jamás podría obtener lo que el jefe tenía en su garage. Esta toma de conciencia social y estas cosas son las que me animaron a escribir esta entrada.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Volar




Si ayer fui el viejo océano, hoy puedo volar. La eterna frustración de los hombres. Vivo en el aire y soy su huésped. En el viento agito mis silenciosas alas, sobre el monótono zumbido de las corta-césped.
Tres alegres albatros me acompañan, como queriendo enseñarme lo que nacieron sabiendo, de mi ignorancia se ríen y con mi torpeza se ensañan. Planeamos sobre las aguas esmeraldas que dejan ver los pescados entre las algas. A la vista del alimento, se lanzaron voraces mis tres guardaespaldas, conteniendo el aliento como estrellas fugaces que cayeran en el mar. Yo sobrevolaba las rocas aprendiendo a pescar, cuando sacaron tres peces en las tres bocas. En la playa quedaron disfrutando de su manjar, cuando una corriente de aire me elevó como la cometa de un niño sobre la rubia arena.
Desde lo alto, la ciudad parece pequeña, rodeada de verdes campos que el otoño amarillea. En el centro se adivinan los campanarios entre brillantes obeliscos de bancos y oficinas, y diseminadas cajoneras de viviendas innobles.
Con un leve movimiento de inclinación sobre la punta de mis alas, cambia el rumbo en los azules caminos del cielo, sin obstáculos, sin apenas esfuerzo, sin derrochar más energía que la que emplea un hombre al dar un paso. Me encuentro frente a los afilados montes a la hora del ocaso que ya ocultan el sol y el horizonte. Coronaban las cumbres y los cerros antiguas nieves de invierno. Después de volar tantas jornadas, tantos destierros, sin encontrar reposo ni gobierno, vine a parar a ésta umbría en estos parajes agrestes, donde aún no llega el descanso de la vida.
Se cruzan en mi camino, bandadas de gansos silvestres que migran hacia el sur en busca de una nueva vida, no saben lo que les espera, pero confían en algo mejor que la escasez que dejaron en su tierra sin bandera.
Volando, volando me pierdo, en el lecho del aire, guiado por los vientos cambiantes del oeste, sobre los campos dormidos, por el camino celeste, entre las vagas nubes, divisando un suelo dividido entre las casas y las flores. Ascienden los aromas de la tierra y de los bosques como bálsamos calmantes de una soledad hecha de éter y ciega luz. Vuela mi espíritu extendido sobre el mundo, las alas abiertas en cruz, y el gozo de no estar atrapado por su gravedad, como vuelan los ángeles, en el silencio nocturno.


sábado, 28 de septiembre de 2013

El viejo océano





El viejo océano se presenta en su soledad con su voz permanente, monótona y atronadora, reclamando la atención de su eterna presencia.
Guarda los secretos de la historia con el celo de una abisal tumba.
Alberga tanta vida como alimento, incluso más que la tierra y el cielo, aún siendo depósito y sumidero.
Sus salobres aguas arropan una angustia profunda.
A pesar de su inmensidad se deshace en espuma con humildad, aunque de ella naciera la más hermosa de las diosas.
De su idilio permanente con la luna nacieron las mareas y bate su corazón alegre en el continuo reflujo de las olas.
El gran espejo de todos los cielos, luminosos azules, grises, pardos, negros. Y en la superficie, tiemblan los luceros.
Cuando cada tarde se incendia el horizonte, el océano devuelve los púdicos reflejos, cuando el sol en sus aguas se baña y deja en penumbra a "la balsa de piedra" que duerme en su lecho, desde el día en que Saramago hizo flotar a España, como un crucero a la deriva.
Vuelan los peces bajo los arrecifes, entre los tesoros que el mar esconde. Carabelas piratas, monedas de oro, esqueletos de grumetes y de condes. Todos los misterios que el océano envuelve con una líquida capa, se insinúan a la aventura y se disuelven.
Todas las olas que van, vuelven; como vuelve la lluvia que robaron las nubes en forma de viajeros  ríos desde las altas cumbres.
¿Qué saben del mar los marineros, los galeotes y almirantes?. ¿Qué saben del sortilegio de esponjas o hipocampos?. ¿Quién sabe desde la superficie, lo que se gesta en e el fondo?. ¿A quién revela el océano sus presagios? Quizás el mensaje de una botella que regresa a la misma playa del naufragio.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Sueño Durmiente






Podría ser una reina durante el día, o un humilde carnicero que destaza las piezas antes de colgarlas en la cámara frigorífica. Podría ser un funcionario mezquino que oculta los escándalos familiares cada mañana al salir de casa o una artista solitaria que se inspira en los ocasos para realizar sus anónimos collages. Podría ser una mujer torturada, humillada y ultrajada cada noche en su indefensión o el canalla que abusa de ella ... pero cuando llega el sueño y el cansancio se apodera de los cuerpos, todos somos iguales.Todos duermen con la misma inocencia que da la inacción. La respiración se adivina lenta en el pecho y en el cuello. Lo sucedido en la jornada, en ese preciso momento, resulta irrelevante. La vida parece haberse tomado un lapsus mientras dura el sueño durmiente, tan parecido a la muerte, en su blanda tumba, que es la cama donde yacen los cuerpos inconscientes.
Nadie puede juzgar, despreciar o alabar a un ser dormido mientras permanece en ese estado, como si la vida hubiera huido de su cuerpo inerte. Esa es la impunidad del sueño.
Pero dentro de la profundidad del que duerme, se desata la actividad de la mente. Tras esa aparente inocencia que su rostro desprende, habitan los fantasmas secretos proyectados en las tres dimensiones del espacio, activando todos los sentidos, vertiginosos acantilados, rechinar de dientes y quién sabe los oscuros significados de los sueños que cada uno tiene.
El sueño nos iguala como la muerte, pero lo que nos diferencia es aquello con lo que soñamos. Quizás sea en los sueños donde nos identificamos con las luces y las sombras del pasado. En la individualidad del inconsciente somos tan únicos como cuando despertamos.
Dormir y despertar, quizás sea la parodia diaria de morir y resucitar.


sábado, 21 de septiembre de 2013

Gastronomía cruda





Una de mis primeras publicaciones en una revista de opinión, fue una columna sobre la estructura social de la ciudad, con el siniestro nombre de "Necrópolis" en la que hablaba de la estructura binaria de lo sagrado y lo profano, aunque aún no había leído a Claude Lévi-Strauss. Entonces, un abogado mafioso de la ciudad, me hizo el honor de ofenderse con mi artículo, dándolo así mayor expedición, aunque vino a buscarme encolerizado y rojo de ira con un ejemplar de la revista en la mano amenazándome con que me "iba a comer mis palabras", aunque en la columna publicada no había referencia a persona alguna. Ante lo ridículo de la situación, respondí con ironía que preferiría un Chardonnay semi-seco de producción reciente. Entonces cumplió su amenaza. Me metieron en la boca el ejemplar entero de la revista, empujándolo hasta atragantarme en medio de espasmos y arcadas para terminar marchándose satisfechos.
Hoy, que después de comer calabazas y zanahorias hervidas, me viene aquel ancestral gusto de celulosa; pienso de nuevo en Lévi-Strauss, en su libro "Lo crudo y lo cocido", en el que dice que lo civilizado es cocinar la comida, mientras que asocia con el salvajismo primitivo, el hecho de comer crudo.
No sé lo que pensaran los devoradores de Jamón ibérico, los japoneses que comen pescado crudo, o los vegetarianos crudívoros defendidos por Percy Bysshe Shelley, pero no creo que pertenezcan a una cultura "atrasada". Pero tu, que eres una persona civilizada y preparas unas pechugas de pollo para la cena, mientras las diseccionas en filetes; no sé si piensas en la actividad que tuvieron en la pobre gallina, en su funcionamiento interno o si tienes una visión de su anatomía, aunque sea inevitable pensar en algo mientras cocinas.