domingo, 31 de marzo de 2013

La erótica de la inocencia (VIII)































Venus y Cupido




Había entrado de lleno en el surrealismo. Explicando a la clase "El manifiesto surrealista" de André Breton y Tristan Tzara, de  lo ajeno a la razón y a la moral de sus manifestaciones artísticas, pero que dejó su impronta en la literatura y las artes plásticas. Y de cómo las extravagancias y las exóticas irreverencias en la vida de algunos artistas del momento, bien pudieran ser consideradas surrealistas.
Se preguntaba si su propia vida podría ser también surrealista en los términos en que describe Apollinaire esa palabra recién inventada; pues aparte de la fachada, de la máscara de respetable profesor con la que acudía a su trabajo cada jornada; su vida era guiada por el corazón y por el instinto, sin la intervención de la razón ni de las normas que regulan a los individuos de una sociedad "como Dios manda".
Su pasión por la belleza, por el equilibrio y la estética podían llevarle al delirio.
De igual manera le horrorizaba el mal gusto, lo soez y lo anodino, y bien pudo emular a Jacques Vache cuando entró al teatro disfrazado de teniente de húsares y la emprendió a tiros porque no le gustaba el vestuario de la obra representada.

Si no hubiera conocido el amor, pensaría que no existe. Pero sabía dónde se encontraba, y la distancia no era más dolorosa que el silencio. A veces creía ver a ella en otras de las alumnas de su clase, pero atendiendo incrédula a sus explicaciones. Si estuviese ahí, le miraría a los ojos buscando sus intenciones y sería imposible continuar la clase normalmente, porque todo lo que pasaba por su alma, nada tenía que ver con la materia ... ni con el espíritu. Era todo energía, deseo, atracción magnética indescriptible, como tirarse al vacío en una caída libre e infinita, sabiendo que nunca llegará el contacto que termine con el sueño. Cada día era un despertar en el aire, en el descenso vertiginoso de la pasión que recorre las entrañas cuando falta su presencia.
Decidió pedir el traslado a la universidad del norte donde ella estudiaba, renunciando a la cátedra y a todos los emolumentos que pudieran corresponderle hasta el momento, para agilizar los trámites burocráticos imprescindibles y acceder como adjunto o interino o lo que fuera más rápido para ejercer antes del fin de curso. Pero el papeleo se dilataba en una insoportable espera.
Cuando recibió la notificación aceptando su renuncia y el traslado a la universidad solicitada, ya era demasiado tarde. Se le esperaba para el nuevo curso, como profesor de arte contemporáneo en la nueva facultad en el próximo año lectivo.
Quedaba todo el verano de por medio. La primavera había sido lluviosa y los macizos de rododendros elevaban su aroma dulzón al azul del firmamento. Los campos verdes daban la despedida al curso y un sol de oro anunciaba una nueva etapa en su vida.



viernes, 29 de marzo de 2013

La erótica de la inocencia (VII)




Para ella también era el primer día del último trimestre del curso en la universidad.
Había madrugado lo suficiente para tomarse el tiempo ante el espejo, abundando con los dedos su espesa cabellera. Escogiendo cuidadosamente la ropa, se ajustó un vestido púrpura sin espalda y unos zapatos italianos de medio tacón.
Ya brillaba un traicionero sol de Marzo, pero intuía más calor a lo largo de la mañana, por lo que ni siquiera abrió la ventana cuando salió de casa.
Los compañeros de clase se alegraron de verla y comentaban las previsibles y anodinas cosas que se suelen hacer en una semana de vacaciones, pero cuando le preguntaron a ella, mintió. Dijo que había ido a ver a su madre y ocultó toda la zozobra en la que se había debatido los últimos días luchando con su corazón. A nadie le importaban sus estremecimientos al roce de sus mejillas con los labios de aquel hombre, o cómo se erizaba el rubicundo vello con solo el eco de su voz voluptuosa. Tenía que guardar el secreto porque sentía en todo aquello algo prohibido que debía enterrar en lo más profundo de su alma, y quiso ser normal, limitarse al encanto que sabía que despertaba con su delicada belleza y posar para los de su edad, representar la farsa de ser una más entre las chicas de la clase, hacer lo que otros hacían. Por eso subió al coche cuando tres de sus compañeros la invitaron para acercarla a su casa, y por eso sonreía cuando le hablaban con palabras soeces, hasta que se vio atrapada en un enjambre de manos y desistió poner resistencia cuando le arrancaban el vestido en una alejada cuneta. Pero no pudo contener las lágrimas al recibir uno tras otro, los tres cuerpos jóvenes y salvajes que la taladraban. Reían los que la sujetaban las piernas boca abajo mientras resoplaba el tercero entrando y saliendo de su cuerpo como un émbolo recién engrasado. Cuando se dieron por satisfechos, la llenaron la boca con un puñado de tierra y le advirtieron que todo lo que había pasado debía permanecer en secreto y que se lo merecía por llegar provocando con sus posturas y sus misterios.
Al día siguiente, no se presentó en el aula.



miércoles, 27 de marzo de 2013

La erótica de la inocencia (VI)



Ya se cruzaron los trenes en aquella estación vacía, ella hacia septentrión y él, alejándose en dirección al sur. Apenas unas palabras de protocolo, hicieron de despedida. Pero fue imposible dejar alejarse también al olvido. Cómo olvidar aquella proximidad que le hacía estremecerse como una hoja al viento, aquella carne erizada por la emoción que se apretaba a la suya huyendo del frío, aquellos temblorosos labios que pronunciaban teorías inseguras, su cuerpo lívido y liviano que parecía flotar sostenido por los tallos de sus largas piernas. Si todo era hermoso en su majestuosa presencia, ¿por qué la distancia?, pero la respuesta estaba en la siguiente estación. Abarrotaban el bullicio del intercambiador, gentes de  diversas condiciones que se apresuraban en manadas buscando juntos cada cual su destino. En medio de ese mar embravecido de olas humanas en el rompiente de los despachos de billetes y de las eternas esperas, se preguntaba si habría una historia de desamor similar a la suya.
Como formando parte del ganado transportado hacia el desolladero, tomó el autobús hacia el aeropuerto. Allí volvió a tomar contacto con ese mundo real al que había dejado de pertenecer hace tanto tiempo. Vaciaron su pequeño equipaje y lo registraron sin zapatos, con las máquinas y con las manos le tantearon, como si a alguien le importase lo que llevaba. Si hubieran cacheado también su corazón hubiesen descubierto las riquezas que transportaba, pero nada que declarar.
Una vez en su destino, que nunca reconoció más que algo puramente circunstancial y temporal, como todos los lugares que le albergaron por un tiempo de su vida; se dio cuenta de que era un individuo más, una mota insignificante en el polvo del desierto, pero que debía declarar lo que gana, lo que tiene y lo que pierde; a unos lebreles que celan y controlan las entradas a un mundo que nada le aportaba. ¿Quienes son esos ladrones bastardos a los que debo rendir cuentas? se preguntaba, pero sabía que no tienen rostro, que son entelequias fantasmas como los gobiernos y los mercados, que se alimentan de los despojos de tantos infelices como él que solo buscan la paz y el cariño de los suyos. Quizás este atentado contra la intimidad de las personas en función de la seguridad de unos pocos sea el precio de la vida en esta realidad tan ajena en la que forzosamente debía desenvolverse.
Habían pasado sigilosas las noches y los escasos días de las vacaciones de primavera y ya apuntaba el sol en el horizonte, cuando se encaminó de nuevo hacia el campus, para reanudar su trabajo en la universidad . No había tenido tiempo de preparar el nuevo ciclo sobre los precedentes del surrealismo francés en las artes, pero con las experiencias vividas, imaginadas y soñadas, tenía tema suficiente para terminar el curso con excelencia creativa. Comenzó hablando de las " Iluminaciones" de Rimbaud como un conjunto de poemas escritos, soñados y vividos en lugares diferentes, con personas y experiencias muy distintas. Por eso eligió a Rimbaud como antecesor del todavía inexistente surrealismo. Se recreó en los versos del poema "Vagabundos" en los que identificaba a Rimbaud y Verlaine:
"Je ne me saisissais pas fervemment de cette entreprise. Je m'étais joué de son infirmité. Par ma faute nous retournerions en exil, en esclavage."

Pero también se veía a si mismo, y sin darse cuenta, era de él del que hablaba, añadiendo, modificando y personalizando los versos del poeta, con una lágrima invisible que surtía del corazón.






viernes, 22 de marzo de 2013

Diario de un Payaso V

Era gracioso. Los que se acercaban a él, ya lo hacían con una sonrisa y los que conseguían tocarle, estallaban en carcajadas.
Él no tenía que hacer nada más que seguir su camino. Se detenía de vez en cuando para mirar a los que le seguían y contagiado, también sonreía.
Se levantó el viento de su lecho y él se vio persiguiendo su sombrero negro que rodaba por el suelo. Cuando estaba a punto de alcanzarlo, alguien lo devolvió al aire y todos se divertían pasándolo de uno al otro entre risas que él no comprendía. Se preguntaba quién le había designado para representar este cuento bufo, aunque lo importante en estos momentos era recuperar el sombrero. Cuando la oscura cuenca cóncava y vacía encajaba en una cabeza, la risa era aún mayor, y así, el sombrero volaba  de cabeza en cabeza, de risa en risa, hasta que por fin consiguió atraparlo en una pirueta digna de un aplauso. Con un resuello abrazó el sombreo contra su pecho y levantó los párpados para ver cómo las risas se alejaban, una lágrima azul quedó prendida en su mejilla y la intriga de la tarde se sumió en un suspense...Esperó, pero nada sucedía bajo el tamiz de las hojas del arce solitario, cribando la luz en un puzzle de sombras temblorosas. No llegaba más que el eco sordo de los pasos y las risas como unas lejanas resonancias. Nadie se atrevió a decirlo, pero él sabía que era el tonto del pueblo.

martes, 19 de marzo de 2013

Panorama

No todo iban a ser buenas noticias. A las malas ya estaba cansado de ignorarlas. Primero ajustaron drásticas medidas a los funcionarios, a los trabajadores de otros sectores que poco tenían que ver con el propio; aunque me pareció injusto e indigno; un día le tocó el turno a la cultura, pero es un sector tan amplio que apenas tenía repercusión  en mis ingresos; sabiendo que soy suficiente para crear mi propio puesto de trabajo; pero lamentando el descenso de calidad en la cultura al recortar los presupuestos, porque no solo afecta a la divulgación sino también a los contenidos, pues nadie puede pretender la misma calidad a menor precio en nada.
El siguiente paso contra la población, es mucho más sofisticado; la amenaza directa y personalizada.
Es fácil prever, que si el gobierno ha podido sofocar el descontento al atacar a los diversos colectivos por separado; ahora intenten buscar recaudación en los ahorros particulares y en las cuentas bancarias, con los que la solidaridad con cada individuo es mucho menor que entre los gremios, y por lo tanto menor presión para los gobernantes de turno.
Ya hay precedentes de que para cubrir los rescates de los bancos, se recurra a los ahorradores y se les niegue su dinero, lo que llaman "corralito". El hecho es que las arcas del tesoro están vacías y necesitan solvencia urgente.
Los estados solo tienen dos formas de aumentar los ingresos: a través de los impuestos o enajenando patrimonio. Los recortes de gastos no aumentan los ingresos aunque eliminen parcelas de gasto público.
Los ingresos pueden aumentar si crecen las cotizaciones por el trabajo y la industria o si aumentan los impuestos; pero con una destrucción de empleo cada vez mayor y el desmantelamiento del tejido empresarial contratante, solo queda la subida indiscriminada de los impuestos.
La enajenación de patrimonio es la otra posibilidad de recuperación, pero a costa de dolorosas privatizaciones de empresas públicas o recurriendo a la venta de bienes muebles e inmuebles del tesoro. Por ejemplo; museos, bibliotecas, edificios públicos etc. a lo que se resisten los gobiernos después del mal precedente de las recalificaciones de terrenos y la corrupción desatada por los concejales de urbanismo, contables y otros implicados en oscuros asuntos de malversación de los fondos públicos.
Con este panorama que se cierne sobre los ingenuos ciudadanos, habrá que prepararse para la próxima embestida o buscar una honrosa retirada hacia otra parte, porque como dicen los sabios, "No hay  nada peor que no hacer nada".

lunes, 18 de marzo de 2013

Diario de un payaso IV



El premio ha sido un abrazo. Un abrazo sincero que hablaba con la cálida voz de la emoción.
He escuchado palabras dulces que brotaban entre sonrisas de desconocidos. Felicitaciones que interpreto en un idioma único y universal, el del afecto y digo gracias, muchas gracias.
Un tumulto se agolpaba en el backstage. Jóvenes mamás con los niños que esperaban una palabra o una gracia personalizada a los pequeños, púberes vestales, rubias walkirias, hombres curtidos de piel azul,   un marino con un papagayo de colores sobre el hombro, gente de negocios que metían sus tarjetas en mi bolsillo. Una experiencia que no siempre se repite. Pero ese abrazo sólido, apretado, de cuerpo entero, me ha atravesado. La mejilla hundida en mi pecho y los brazos alrededor con las palmas de las manos abiertas contra mi espalda en un instante interminable y recíproco como el beso de un marinero a una enfermera desconocida al llegar de una guerra.
Apenas la he visto la cara, cuando se deshizo el nudo se perdió entre la multitud, y sentí un vacío ingénuo,  como si se hubiera llevado una parte de mi ser con ese abrazo. Después he abrazado a otros y a otras, pero mis dedos no pasaban de la textura de las ropas, aunque por venganza o por despecho buscaba repetir en cada uno el mismo abrazo.
Sólo hay una palabra, gracias; que repito con todo el sentimiento, gracias a cada uno, gracias a todos, gracias.
Alguien despejó los bastidores y cuando volvió la penumbra de la soledad, me acerqué a el, le dí la mano y también le dije gracias.


lunes, 11 de marzo de 2013

El tesoro humano..





Aunque esto es un cuento, mi niña, todos los que participaron en esta historia no lo sabían. Pensaban que estaban viviendo la vida que les tocó, en un tiempo y unas circunstancias determinadas; exactamente igual que los que viven ahora, que creen vivir una realidad que no existe, porque también es un cuento, que dentro de muchos años alguien contará a una niña como tu, como si realmente hubiera sucedido.

Tardaron mucho tiempo más de lo previsto en llegar a la costa del áfrica negra los tres jabeques sin bandera y sin origen. Fondearon alejados de la tierra con los cañones cargados y se acercaron en chalupas con los perros y las armas ligeras. Los lugareños eran jóvenes que se apiñaban en la playa para recibirlos con toda la curiosidad que despertaron las arboladuras de las embarcaciones y gritando de alegría en lenguas extrañas. Los marineros no tuvieron que usar las armas. Apenas una mueca del contramaestre Lutero, era suficiente invitación para que aquellos jóvenes, saltaran a las barcazas que les llevaban a las goletas, donde eran conducidos a las bodegas. Una vez que se hubieron aprovisionado con las frutas que ingenuamente les regalaron, zarparon rumbo al oeste.
Durante la larga travesía, la masa negra apiñada como ganado en las bodegas aún no era consciente de su destino.
-El capitán ha cambiado de opinión. Le comunicó el segundo de abordo a Lutero. -No piensa ya en vender la carga, sino en abandonarla.
-Él sabe lo que hace. dijo Lutero. No seré yo quien cuestione sus decisiones.
Arribaron a la primera de las islas localizadas en sus mapas de navegación y dejaron libres en ella a los ocupantes de una de las seis bodegas.
Siguieron la ruta prevista y fueron liberando en distintas islas al resto de los hombres y mujeres que transportaron desde los confines de la tierra negra.
Aquellos jóvenes sin alma, trataban de consolar sin resultado, a las mujeres y las niñas que habían sido forzadas durante el itinerario, día y noche por cada uno de la tripulación.
Dicen que había pasado el invierno, cuando los tres jabeques emprendieron el regreso, aunque por estas latitudes del trópico no se notaban grandes diferencias termales. El azul lo cubría todo, porque el horizonte marino se confundía con la bóveda celeste, en una extraña bruma durante el día y la inmensa oscuridad del océano traía un tenebroso silencio en las noches.
El capitán Clark, ordenó seguir el mismo rumbo a la inversa y por la misma senda que cuando llegaron  al estuario de la Plata, aún sabiendo que les llevaría otro año de regreso si hacían las mismas escalas.
No les había dado tiempo a gastar el botín de los bajeles que encontraban a su paso y los cañones destrozaban. Apenas tenían bajas entre la tripulación, solo Bertoldo que murió del beriberi de tanto comer arroz blanco y Wenceslao que se clavó un arpón al caer del palo de mesana y sus cuerpos fueron arrojados al agua.
Apuntaba la madrugada del segundo año, cuando divisaron la última de las islas donde arrojaron la negra carga africana. La playa les recibió vacía y sin rastros de  vida. Vadearon una zona pantanosa cubierta de manglares y se internaron a pie entre la maleza, con los perros y la pólvora a buen recaudo.
El aleteo de una exótica ave zancuda provocó el primer disparo y los perros se alarmaron. Lutero y sus hombres, descubrieron a una aterrada madre que protegía a su hijo entre los brazos; apenas sus pechos caían, adornados con pezones de azabache. La cubría la cintura una tosca tela de fieltro y de su pelo colgaban abalorios de piedras del desierto.
-¿Quién te ha dado todo esto? le preguntó Lutero, pero solo respondieron los gritos de la madre cuando  le arrancaron al niño de entre los brazos. -¡Contesta! si quieres tener al niño.
Pero viendo lo imposible de conseguir una respuesta, les llevaron ante Clark, madre e hijo por separado.
-¿Alguien la reconoce?. Pregunto el capitán a sus hombres.- ¿Os habéis fijado en el niño?, quien responda podría ser el padre.
Hubo un murmullo entre los marineros, habían pasado dos años, la chica era una madre y nadie se hizo responsable.
-¿Dónde están los demás?. Pero ella no entendía su lenguaje.
La llevaron a empujones hasta el nido de ramas donde la encontraron y descubrieron un camino por el que alguien había pasado antes. Ella les condujo entre graznidos de aves, por sinuosos senderos hasta un claro del bosque.
Vieron algunas chozas de palmeras y de estambre. Un aroma de algo asado o haciéndose al fuego, se propagó por el aire. Había familias jóvenes, supervivientes de aquella exploración que terminó en abandono, pero la isla tenía recursos para alimentar a sus nuevos habitantes y estos fueron fuertes, forjados en su primitiva tierra que no ofrecía mejores condiciones.
Clark contuvo a sus hombres. - Esto es el tesoro humano- les dijo, -Lo que yo venía buscando, no como mercancía o esclavos, sino como descubridores de otros mundos habitables. No solo han sobrevivido, sino que, como veis, han comerciado. Tienen telas y abalorios de otras expediciones que hasta aquí han llegado, y tomándoles por oriundos, con ellos hicieron tratos.
Luego el capitán se dirigió a Lutero, - Soy capaz de concebir peores formas de esclavitud que la nuestra, en un futuro no muy lejano, cuando los hombres se crean libres por no conocer a su amo. Porque el amo no tendrá rostro, ni una ridícula barba como la tuya, pero serán sometidos por invisibles cadenas a una vida sin lucha, resignada y sumisa al poder de un sistema que los tiranice y muchos de ellos se sentirán indignados. Ahora mira a ésta gente, que no tienen alma dicen, pero sonríen y se quieren y viven contentos por tener lo que ellos mismos consiguieron. Aman a sus hijos blancos igual que a los negros y darían la vida por ellos. Devolved a esta mujer con su hijo y dadle ropas y alimentos y todos los instrumentos que puedan utilizar para alejar el sufrimiento.
Así, una por una, regresaron las goletas a las islas, comprobando que solo en la última se perdió el tesoro humano y no hubo sobrevivientes de aquellos que abandonaron. Clark buscó una excusa para alejar de su conciencia tan imperdonable pecado. Dijo que aquella isla estaba dominada por el diablo que retiró los frutos de las palmeras y las bestias y el pescado.
Para redimir tanta culpa, pidió a sus hombres que lo dejasen en la isla del diablo y regresaran al mando de Lutero a su puerto de contrabando.
En la blanca playa desierta quedó el capitán solitario, buscando en su corazón el verdadero tesoro humano.














domingo, 10 de marzo de 2013

Caracolas





No, no es verdad, preciosa mía, que por una caracola se escuche el mar,
son los ruidos que produce el caracol de tu oído al sentir la proximidad de esa caracola, que ha venido del océano profundo y le habla con susurros de nácar y de coral con un lenguaje secreto que nadie puede descifrar.
Palabras imprecisas de un idioma misterioso y concreto disfrazado de rumbosas olas, para que nadie sepa nada del amor entre tu caracol y la caracola, que le trae desde tan lejos la música de la paz.
Buscan en tus oídos,
esas blancas caracolas,
el camino del amor,
que lleves con sonidos,
de flautines y violas,
su mensaje al caracol.
Por eso te dijeron que suena el mar, pero es tan bella, mi pequeña; la mentira como la verdad.
Cree todo lo que digan, porque todo es un cuento, unas veces es de risa y otras solo es un sueño, pero tu eres la que elige ser sirena o ser un hada, que para eso se inventó la vida, no para estar preocupada por cosas sin importancia, que nunca bien acaban.
Sueña con marineros audaces, con el sonido de las caracolas, con los vientos que son capaces de agitar a las amapolas. Sueña, sueña tu propio sueño y se siempre la protagonista  de tu hermoso cuento.


sábado, 9 de marzo de 2013

Por los pelos




-¿Hoy no me traes un cuento?
-Claro que sí, princesa, ¿que cuento quieres?, ¿uno de viajes peligrosos o un cuento de duendes y gnomos?, ¿un cuento de risas o un cuento tenebroso y de miedo?...
-Quiero que me cuentes por qué tienes unos pelos blancos y otros negros.
-Ah! eso si que es un cuento...
Dicen, desde hace mucho tiempo, que todo depende de las historias que se encuentran en del cerebro,
si son historias antiguas y hermosas, salen los pelos blancos y si son romances que duelen o secretos miedos , salen negros.
Yo tengo pelos traídos por Jasón en uno de sus viajes con los Argonautas y otros pelos que proceden del dolor, de una flecha perdida de Cupido que me hirió por equivocación.
Estos de aquí me salieron cuando regresé de la isla de los murciélagos en aquel precioso velero que me rescató de los días de soledad y tristeza cuando mi barco naufragó. Sin embargo éstos otros pelos, salieron en la convalecencia después de la operación, cuando me sacaron las penas y las angustias de dentro del corazón. Luego viví en el paraíso de un nuevo continente, donde los días eran lentos y azules y el verano indolente y sin prisas. Me dejé llevar por una sirena que cantaba canciones extrañas cuando me peinaba mis pelos verdes con peines de plata.
Tuve pelos de piedra, cuando disfrazado de estatua, contemplaba a Rodín trabajando "el beso" en un estudio de Francia. Y estos pelos del infierno los heredé de Dante y salieron como llamas, retorcidos, incoloros, espesos.
He visto en cabellos ajenos, otras historias, otros cuentos, blancos, castaños, rubios y negros, del color de la noche, del dolor y la risa, teñidos por la pasión o naturales como los sueños.
Cuentos de sala de espera, que escuchaba desde niño, por ser hijo y nieto de peluqueras.

Hay un momento en la vida, en que los pelos cambian de color y de forma, niña mía, cuando los tiempos se mezclan y el presente te recuerda esas historias vividas tan lejanas y tan tiernas.
Unos blancos y otros negros, ¿qué se yo? se mezclan en este bosque misterioso que llevo bajo el sombrero. A unos les da la luna y otros toman el sol.




viernes, 8 de marzo de 2013

El Rey Necio




Ahora que estás dormida, te voy a contar un cuento, que tus sueños cambiarán a medida que se hace el día.

En un lugar muy lejano, había una vez un país oculto por muchos años bajo una gran sombra, pues nunca le daba el sol.
Las gentes que lo habitaban, estaban tristes y cansadas de esperar a que la sombra pasara y volver a ver la luz por la ventana. Hasta que un buen día, aquella sombra se resquebrajó en pedacitos entre los cuales comenzaba a verse el sol. Pero aquellos restos de sombra ocultaban y protegían  a un necio que apareció así, de golpe, sin que nadie lo esperara diciendo "Yo soy el Rey y esta es la Reina"
¿Pero el Rey y la Reina de donde, de quién? la gente se preguntaba.
Las sombras que lo seguían, consiguieron imponerlo, obligando a las gentes del pueblo a darle un palacio y a entregarle el reino.
Aunque pasó mucho tiempo tratando de aprender a leer, nunca llegó a convencer, de que fuera más que un intento. Parecía retrasado cuando hablaba, aquel Rey necio, pero era ambicioso y le gustaba disfrutar de los lujos y placeres que la corte le regalaba.
Pasaron las primaveras y el palacio se fue llenando de princesas y principitos que crecían y se multiplicaban a la luz del Rey necio, surgido de la gran sombra que a sus súbditos asolaba.
Cada día que pasaba la miseria se extendía por el reino, a medida que aumentaban las riquezas del Rey necio y ambicioso y de sus esbirros en la sombra, que guardaban con celo el palacio y sus tesoros.
Volvió la tristeza azul, a las gentes que perdieron sus casas y sus trabajos, volviendo a la umbrosa vida de antes, mientras el necio Rey disfrutaba, muy lejos de su reino, cazando elefantes.
A las pobres gentes del reino, nadie les prestó auxilio, y volvió la insoportable espera. En las calles y en las plazas, el pueblo clamaba "Que venga el mago de La Chistera y conserve al necio Rey muchos años, pero lejos, en el exilio"
Pero pasaba el tiempo y el mago no viene, porque quiere que sea la gente la que termine este cuento.

-¿Qué sabes tú, niña mía, de reyes, sombras y engendros?, cuando despiertes, con los ojos abiertos,  mañana será otro día.


jueves, 7 de marzo de 2013

Mariluna





Si me prometes hoy, no dormirte antes de que termine el cuento;
te contaré la historia de una niña como tu, que se llamaba Mariluna.

Mariluna la pusieron porque nació en un barco una noche azul de luna llena.

Su padre se llamaba Wilberto y su mamá Yesena
y entre los dos la arroparon con una manta de fieltro.
Mariluna abrió los ojos en el mar abierto,
cuando temblaba la luna en las aguas del estrecho.

Creció en tierra firme, al otro lado del gueto
en una casa muy pobre, compartida con otros negros.
Yesena la cuidaba en las largas ausencias de Wilberto
y cuando caía la noche, brillaban las olas de su pelo.

Muy pronto fue a la escuela a aprender el alfabeto,
y oía a los otros niños hablar en lenguas extrañas
con palabras diferentes, con diferentes acentos
que los que oía a Wilberto cuando reñía a Yesena

Pasó muy pronto el tiempo, porque muchas cosas ocurrieron.
Mariluna vive sola. A su padre devolvieron al otro lado del mar
y largas noches sin luna vio a Yesena llorar, antes de que muriera.
Dejó sin acabar sus estudios en la escuela, para trabajar en un bar.

No sabe que es ser extranjera, pero dicen los clientes que tiene la luna en sus dientes y su pelo huele a mar. Mariluna no hace caso, pero al salir del trabajo, corre a abrazar a las aguas que llegan desde el estrecho, mientras se enciende la noche en su pecho y las olas de su pelo brillan como la luna.
Así empieza la historia de una niña como tú que nació en una patera.

-¿Sigues despierta, princesa?
-Sí, esperando el final, ¿vendrá a ver a Mariluna el hombre de La Chistera?
-Si ahora te duermes, el hombre de La Chistera se pondrá muy contento y mañana, después de ver a Mariluna, te traerá otro cuento.





miércoles, 6 de marzo de 2013

El Mago





Acércate, te voy a contar un cuento.
Hace muchos, muchos años en un país como este, la gente vivía descontenta porque no tenía trabajo y la miseria llamaba a las puertas.
Estudiosos jóvenes rondaban en los andenes del puerto con ganas de poner en práctica sus conocimientos, o soñando con embarcar hacia un futuro incierto. Algunos fueron alistados como galeotes a remar sin sueldo y otros tantos llegaron a un acuerdo indigno y en silencio.
Juan era uno de ellos. De los que desesperan sentados en los andenes del tiempo.
Desobediente, incoherente e incorrecto; se rebela; algo le sacude por dentro, aunque no sienta patria ni bandera.
Cuando la rabia salió hacia fuera, saltó al abordaje de un buque, con su espada de madera.
Recibió treinta latigazos por su atrevimiento.
Pero no te asustes niña mía, que esto es solo un cuento.
Cuando echaron de la casa a sus padres, Juan  les buscó alojamiento en una lonja del puerto que había sido abandonada en la noche de los tiempos. Hicieron una fogata para calentarse los huesos, en una noche azul de marzo cargadita de luceros.
La mañana reluciente trajo a la cala un velero, solo un hombre descendió y en una barquita de remos se acercó a la dársena del puerto. Cubría su cabeza con un viejo sombrero de copa negro como los que a veces usan los magos y los banqueros. Todos los que le miraban quedaban petrificados al momento, estibadores inmóviles soltaban sus pesos, los que aún faenaban dejaban de hacerlo, capitanes y grumetes quedaron dormidos en sus puestos, hasta el fuego dejó sus llamas congeladas en el viento, y como por arte de magia, toda la mercancía seguía al forastero como si estuviera viva. Monedas de oro y plata, sacos de coloniales, pianos, muebles y hasta una pareja de cabras que despertó de su letargo con tan solo acariciarlas.
Fue directo a la lonja donde Juan y su familia lo miraban incrédulos. Les entregó los presentes que le acompañaban al vuelo, y le dijo a Juan que aceptase lo que le correspondía por su valor y su celo al cuidar de su familia como pocos saben hacerlo. Luego se dio media vuelta, aquel hombre del sombrero y desapareció entre las aguas a bordo de su velero.
Cuando la vida volvió a la ciudad del puerto vieron a Juan contento, con nueva casa y nuevas ropas y una nueva espada de acero. Su familia ha repartido entre todos los del pueblo lo que siempre fue del pueblo y todos vivieron felices pero...te has dormido niña mía, no esperaste al final del cuento.Quizás mañana cuando despiertes del sueño, el hombre de la Chistera Negra, traiga para ti otro nuevo.


martes, 5 de marzo de 2013

Zona de tránsito





¿Qué es lo más importante? se pregunta. No hay una única respuesta.
¿Por dónde empezar a elaborar una lista de prioridades, entonces?, si unas cosas dependen de otras, formando una cadena cuyos eslabones pueden ser intercambiables o sustituibles.
La incertidumbre se adueña de su mente y sus sentimientos son contradictorios.
Quizás haya entrado en un proceso oscuro de confusión en el que es difícil dilucidar una salida a la luz. Pero todo esto, se encuentra escondido en su cubil más íntimo. No puede dejar traslucir ésta indecisión que le atormenta  y tampoco sabría cómo explicarlo a nadie más. Hay que representar entereza, seguridad, brillantez en todas las acciones y decisiones para ser aceptado en un mundo de relaciones y apariencias.
Para él no supone un gran obstáculo, entrenado como está en actuaciones histriónicas, el cambiar la pena, que permanece dentro, por la simpatía en una frívola tarde de encuentros. Incluso encontraría razones contundentes para demostrar cualquier teorema o proyecto.
Pero de vuelta a su soledad, se cierra una imaginaria cancela de desdicha y le devora la angustia.
Quisiera escapar, salir de si mismo, sentir que el cerebro vuelve a su frecuencia normal, olvidarse de todo para descansar... y se estremece escuchando el latido de las sienes.
Sabe que es algo crónico, una zona de tránsito por la que se aventura con cierta frecuencia, pero que no consigue abandonar, vagando por sus tenebrosos vericuetos sin rumbo y sin respuestas.
Vive sin alma, como si hubiera perdido la conciencia y el derecho a poseerla.
El amor, la empatía y todas esas cosas a las que se aferra el corazón para creer en algo, ahora le parecen bagatelas.
Necesita el sol, tanta noche le abruma, las horas se alargan en una umbrosa espera interminable entre el ocaso y el alba.
Por un instante, deja la mente en blanco contemplando el candil de la alhacena. Esa pequeña luz difusa y brillante como una estrella, le hipnotiza y le lleva a un mundo lejano donde no hacen falta las respuestas, y cierra los párpados al sueño azul cuando la aurora se despierta.


lunes, 4 de marzo de 2013

Paradojas





Aunque el poder y la corrupción han ido de la mano desde sus orígenes, no se deben confundir los términos. Hay una clase política honrada, filántropa, preocupada por el bien común y la cosa pública.
En estos últimos tiempos, como en pasajes anteriores de la historia, se ha debilitado la imagen del poder político por su descarada fusión con el poder económico y los casos de corrupción son tantos y tan flagrantes, que crean una bruma venenosa que difumina el panorama e impide separar la paja del grano
Pero hay políticos preparados, con los dones de la oratoria y capaces de tomar decisiones arriesgadas pensando en el bien del pueblo. Los hay, porque necesitamos que los haya.

De la misma forma tampoco se debe confundir al ser humano  con la chusma ignorante y violenta. ni a los sufridos ciudadanos con esa vorágine que vocifera en las plazas sedienta de sangre.
Sé que hay suficientes razones para las protestas, por parte de los contribuyentes, forzados a participar en el injusto reparto de la riqueza y llevando la peor parte. Que el impulso natural de los instintos nos lleva a arremeter contra todo lo que no está de nuestro lado. Que parece ser siempre otro, el responsable de nuestras penurias, el político de turno, que si no es el culpable, será el cómplice o el que lo permite desde su estrado.
En los medios de comunicación no faltan los sembradores del odio, los resentidos, que desde su atalaya arengan al pueblo, ya de por si enfurecido. Los que se aprovechan de la ceguera colectiva, y con lenguaje bastardo, echan más leña al fuego.
Estas valoraciones de baratillo, oscurecen aún más el panorama, dejándonos llevar por el engaño y ver que un político, lo es solo por ambición personal y no por vocación solidaria, y ésto es lo que hay que evitar o nos llevará a una debacle a la italiana, ahuyentando cualquier aspiración de gobernar un país ingobernable.
El país necesita políticos fuertes y honrados, capaces de restaurar la confianza perdida en sus gestiones de gobierno, que tomen decisiones independientes de las presiones de los mercados, pero también necesitan el apoyo necesario de la ciudadanía, mermado hoy por el descontento general. Pero en un ambiente tan agresivo con la clase política resulta muy difícil encontrarlos.

Que no se confunda nadie, no voy a defender a ladrones ni de alta ni de baja estofa, porque no soy la Pimpinela escarlata ni Robín de los bosques.

domingo, 3 de marzo de 2013

GÓTICA



Gótica.
No es una mocosa de esas tribus urbanas de cara blanca y ojeras pintadas, disfrazada de zómbi el día de ánimas. De esas que hablan siempre en primera persona, comenzando cada frase con un "yo, mi, me, conmigo"
Es una señora, una dama aguda, silenciosa y afilada, puntiaguda, alargada, que sobre arbotantes y aéreos botareles, se sustenta y el vestido que la rodea, no es coraza ciega, sino una leve gasa bordada de coloridos vitrales que la llenan de luz y de misterio.
Ha soportado con resignación largos y dolorosos inviernos esperando los mimos de escultores y canteros.
Majestuosa a través de los tiempos y de los cambios del mundo, se yergue hacia el azul del cielo castellano, sosteniendo entre sus torres la historia de la ciudad de Burgos.
A su alrededor danzan los rumores y las leyendas y se ocultan los dramas y las miserias de una ciudad provinciana que se aletarga hasta que el sol empieza a despedirse.
Algunos madrugadores asisten a los romeros que van de camino a Santiago, indicándoles la salida del dédalo hacia afuera de las murallas. 
Una ciudad épica de fábulas de guerreros y reyezuelos en tiempos del honor y la palabra, que un día decidieron construir un templo mayor que sus castillos y sus conciencias, a las que el pueblo alimenta y alaba.
Las dos altas torres se llenaron de campanas que llegan a los corderos que pacen en la vaguada, repicando de victoria o de peligros o para llamar a las almas que vagan descarriadas.
Ahora la Gótica, preside otros tiempos, una épica sin héroes que ganaran una batalla después de muertos, sin reyes con capas de terciopelo y sin guerreros. Ahora el pueblo sumiso dormita bajo su sombra helada.