lunes, 27 de agosto de 2012

LA PARTIDA




LA PARTIDA

Dejo la tierra de mis antepasados, recojo instrumentos, envuelvo regalos, como quien sale de las entrañas del pasado.
El alma peregrina hacia el horizonte, por donde huye el ocaso.
Llevo la lengua y el paso firme de quien avanza por tortuosos senderos trashumantes.
Por la cabeza desfilan hilvanadas sucesiones de futuro, donde nacen las ideas y los planes que alguna vez llegan a aproximarse.
El corazón tocado por antiguas sinfonías y besos inexpertos, de perennes despedidas, de emotivos reencuentros, un vaivén de columpio oxidado que recorre el aire.
Sin volver la mirada hacia los ignífugos volcanes, hacia las torres góticas del tiempo, donde yace la alejada infancia.
Viajo en contra del sentido de giro de la tierra, contra las horas, contra la historia que duerme en los libros y en los versos.
Atrás quedan los recuerdos, lo vivido, lo cumplido, y enfrente, un océano desconocido con cien mil olas y amenazas, que seducen la aventura de traspasar victorioso el arco iris triunfal de una nueva etapa de la vida, llegando a donde nadie te espera.
A bordo de los años que sustento, transporto la vida y el talento al cambiar de continente, sin cambiar de contenido, en este trueque permanente de sirenas por unicornios, de lo lleno por lo vacío.
Con una sonrisa me río de esta farsa de tristeza, que es el telón de fondo de la existencia, de los esfuerzos baldíos por complacer al destino.
Y sigo y sigo por mi propia vida perseguido, luchando con todas las fuerzas a mi alcance para que no me atrape ni adelante, antes de decir adiós, cuando de todos me despido.
En el fondo, la partida es un regreso por un largo camino sinuoso, donde se dejan las huellas de una vida sin reposo, para volver a querer lo querido, a soñar lo vivido, ilusiones de caballero andante, para al fin, encontrar el pasado por delante.

lunes, 20 de agosto de 2012

LA GRAN BURBUJA


LA GRAN BURBUJA

Como pompas de jabón, flotan en el aire nuevas burbujas que se van inflando lentamente, hasta estallar sucesivamente destruyendo y liberando todo lo que antes, con tanto trabajo, las fue formando.
Se habla de la burbuja inmobiliaria o de la burbuja financiera cuando ya han explotado, creando gran desolación. Pero apenas se ocupan los medios o las redes sociales de la prevención de estas explosiones de las burbujas y mucho menos de controlar el peligroso  hinchamiento previo.
Quizás la más dañina de estas explosiones está aún por reventar. La burbuja social.
La nueva burbuja social se va cargando de odio, de penurias, que ningún gobierno ha sido capaz de controlar y se va vaciando de paciencia. Con estas tensiones internas, no tardará mucho en estallar la gran burbuja.
Se culpa a los débiles de los males endémicos de la economía, se acusa a los pobres de vagos que pretenden vivir del subsidio, a los inmigrantes del colapso de la seguridad social, a los funcionarios de la mala gestión de las administraciones … y se adoptan medidas regresivas en salarios y derechos conseguidos.
Cuando resulte muy descarado proclamar que en media España han vivido, generaciones enteras del subsidio, se inventan nuevos fantasmas anónimos, a quien culpar del colapso de las nuevas burbujas, como “los mercados”, la especulación sin nombre propio, la banca, Europa, etc….
La inminente explosión de la gran burbuja social, depende de la fina capa de paciencia que la recubre.
Si el gobierno, con sus indecisiones, sigue insuflando presiones en el interior de la gran burbuja, acabará por estallar con consecuencias inimaginables.
El futuro ha dejado de existir en las mentes y las conciencias, demasiado ocupadas con el presente inmediato. Un nuevo golpe de aire resquebrajará la materia de la que está hecha la paciencia y la gran burbuja volverá a ser Nada.
Hace tiempo que huyó la risa, dejando sitio a la tristeza en los corazones. Debemos reinventar la alegría y buscar la belleza, sin dejar que la pobreza arruine las esperanzas.

miércoles, 8 de agosto de 2012

UNA SUERTE SIN NOMBRE


UNA SUERTE SIN NOMBRE

A veces llega una canción flotando por el aire, y se introduce en el laberinto del cerebro hasta materializarse en los labios.
Una canción sin nombre que no puedes despegarte de su invasora melodía.
Por el mismo camino, hoy llegan retazos de un largo poema de Francisco de Quevedo y se instalan sus estrofas en lugares recónditos de la cabeza….

“Dos maravedís de luna
alumbraban a la tierra;
que, por ser yo el que nacía,
no quiso que un cuarto fuera”.
“Nací tarde, porque el sol
tuvo de verme vergüenza,
en una noche templada,
entre clara y entre  yema”.

Un poema sin nombre que recordar, pero siguiendo los pasos de la mala fortuna que parece perseguirme sin tregua, llamando a la risa de la propia desgracia….

“Tal ventura desde entonces
me dejaron los planetas,
que puede servir de tinta,
según ha sido de negra.
Porque es tan feliz mi suerte,
que no hay cosa mala o buena
que aunque la piense de tajo,
al revés no me suceda”.

A cada paso, parece cobrar vida una nueva estrofa con ese sonsonete perverso de los octosílabos, que hacen a la realidad, parecerse a cada verso …

“Murieron luego mis padres;
Dios en el cielo los tenga,
porque no vuelvan acá,
y a engendrar más hijos vuelvan…

De estériles soy remedio,
pues, con dejarme su hacienda,
les dará el cielo mil hijos,
por quitarme las herencias”.

Mientras va cayendo la noche tras la esquina, entre las sombras y el gentío alborotador del verano, Quevedo insiste en la memoria…

“Cuando alguno me convida,
no es a banquetes ni a fiestas,
sino a los misacantanos,
para que yo les ofrezca…

De noche soy parecido
a todos cuantos esperan
para molerlos a palos,
y así, inocente, me pegan”…

Riendo de la mala suerte, cruzo deprisa la calle hacia la luz intermitente de la taberna de la desolación…

“Aguarda hasta que yo pase,
si ha de caerse, una teja;
aciértanme  las pedradas;
las curas sólo me yerran.
Si a alguno pido prestado,
me responde tan a secas,
que, en vez de prestarme a mí,
me hace prestar paciencia”…

Cuando llegan los saludos de compromiso y las inevitables relaciones nocturnas con los viejos conocidos, Quevedo sigue el dictado silencioso desde la memoria…

“No hay necio que no me hable,
ni vieja que no me quiera,
ni pobre que no me pida,
ni rico que no me ofenda.
No hay camino que no yerre,
ni juego donde no pierda,
ni amigo que no me engañe,
ni enemigo que no tenga”…

Quise brindar con todos, por la exagerada desgracia, por la “porca misseria” y puede que me tomaran por loco para rematar la faena, porque tanto se me ha pegado de Quevedo y sus poemas, que veo a todos en calzas y a las mujeres en piernas…

“Y a tanto vino a llegar
la adversidad de mi estrella,
que me inclinó que adorase
con mi humildad tu soberbia.
Y viendo que mi desgracia
no dio lugar a que fuera,
como otros tu pretendiente
vine a ser tu pretenmuela”...

“Bien sé que apenas soy algo;
más tú, de puro discreta,
viéndome con tantas faltas,
que estoy preñado sospechas.”

Ahora que sabes de mis pensamientos, puede que  una sonrisa nos haga cómplices al saludarnos de nuevo.