martes, 19 de marzo de 2013

Panorama

No todo iban a ser buenas noticias. A las malas ya estaba cansado de ignorarlas. Primero ajustaron drásticas medidas a los funcionarios, a los trabajadores de otros sectores que poco tenían que ver con el propio; aunque me pareció injusto e indigno; un día le tocó el turno a la cultura, pero es un sector tan amplio que apenas tenía repercusión  en mis ingresos; sabiendo que soy suficiente para crear mi propio puesto de trabajo; pero lamentando el descenso de calidad en la cultura al recortar los presupuestos, porque no solo afecta a la divulgación sino también a los contenidos, pues nadie puede pretender la misma calidad a menor precio en nada.
El siguiente paso contra la población, es mucho más sofisticado; la amenaza directa y personalizada.
Es fácil prever, que si el gobierno ha podido sofocar el descontento al atacar a los diversos colectivos por separado; ahora intenten buscar recaudación en los ahorros particulares y en las cuentas bancarias, con los que la solidaridad con cada individuo es mucho menor que entre los gremios, y por lo tanto menor presión para los gobernantes de turno.
Ya hay precedentes de que para cubrir los rescates de los bancos, se recurra a los ahorradores y se les niegue su dinero, lo que llaman "corralito". El hecho es que las arcas del tesoro están vacías y necesitan solvencia urgente.
Los estados solo tienen dos formas de aumentar los ingresos: a través de los impuestos o enajenando patrimonio. Los recortes de gastos no aumentan los ingresos aunque eliminen parcelas de gasto público.
Los ingresos pueden aumentar si crecen las cotizaciones por el trabajo y la industria o si aumentan los impuestos; pero con una destrucción de empleo cada vez mayor y el desmantelamiento del tejido empresarial contratante, solo queda la subida indiscriminada de los impuestos.
La enajenación de patrimonio es la otra posibilidad de recuperación, pero a costa de dolorosas privatizaciones de empresas públicas o recurriendo a la venta de bienes muebles e inmuebles del tesoro. Por ejemplo; museos, bibliotecas, edificios públicos etc. a lo que se resisten los gobiernos después del mal precedente de las recalificaciones de terrenos y la corrupción desatada por los concejales de urbanismo, contables y otros implicados en oscuros asuntos de malversación de los fondos públicos.
Con este panorama que se cierne sobre los ingenuos ciudadanos, habrá que prepararse para la próxima embestida o buscar una honrosa retirada hacia otra parte, porque como dicen los sabios, "No hay  nada peor que no hacer nada".

7 comentarios:

  1. No hay nada peor que no hacer otra cosa que estar cabreado, lo mejor en moverse para que el cabreo suene a grito en las calles, ¿algo se mueve? menos es estar parado en ambos sentidos.
    Le metiste el dedo en la llaga y duele amigo, creo que en las cárceles están muchos que deberían estar fuera y algunos, bastantes ladrones y cínicos, deberían estar dentro tras devolver lo afanado.
    Besitos muchos.

    ResponderEliminar
  2. No le deseo el corralito a nadie: ni a los bebés. Allí se quedaron mis ahorros de años en el en el 2001... Lo siento muchísimo. Yo por estos días estoy enfrascada en la esperanza de buenas nuevas que me hicieron olvidar un poco de la economía, pero los zapatos siguen apretando. Si se pone de moda la pobreza hasta en la Iglesia, al menos estaremos a tono...

    Un beso grande!

    ResponderEliminar
  3. Algunos estamos en el HACER, en el GRITO, y que RESUENE FUERTE.

    ResponderEliminar
  4. No amigo, "no hacer" nunca. Lo malo es que nos dispersamos en el hacer, si fueramos todos a una contra el poder, otro gallo nos cantaría.
    Mientras tanto, además de gritar contra ellos, que se me da muy bien por cierto, yo cocino, coso y abrigo a la gente que lo necesita más que yo... Un puñado más de garbanzos y un extraño sentado a mi mesa, me alegran el día y me velan la noche. Besitos alados.

    ResponderEliminar
  5. Lo peor es que hacen oídos sordos a nuestras pataletas y Europa, por mucho que pueda pensarse lo contrario, hace de dominó y el efecto va paulatinamente llegando...
    Un panorama desolador que no hay nada que pueda suavizar,así, escribir cosas bonitas es todo un reto,casi una obligación por antojarse bofetada a la fea realidad que han pintado unos cuantos.
    Es tu entrada un jarro de agua fría que viene bien para espabilar.
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. ajjjjj yo viví el corralito bancario en carne propia, en Argentina,

    VADE RETRO!

    ResponderEliminar