viernes, 8 de marzo de 2013

El Rey Necio




Ahora que estás dormida, te voy a contar un cuento, que tus sueños cambiarán a medida que se hace el día.

En un lugar muy lejano, había una vez un país oculto por muchos años bajo una gran sombra, pues nunca le daba el sol.
Las gentes que lo habitaban, estaban tristes y cansadas de esperar a que la sombra pasara y volver a ver la luz por la ventana. Hasta que un buen día, aquella sombra se resquebrajó en pedacitos entre los cuales comenzaba a verse el sol. Pero aquellos restos de sombra ocultaban y protegían  a un necio que apareció así, de golpe, sin que nadie lo esperara diciendo "Yo soy el Rey y esta es la Reina"
¿Pero el Rey y la Reina de donde, de quién? la gente se preguntaba.
Las sombras que lo seguían, consiguieron imponerlo, obligando a las gentes del pueblo a darle un palacio y a entregarle el reino.
Aunque pasó mucho tiempo tratando de aprender a leer, nunca llegó a convencer, de que fuera más que un intento. Parecía retrasado cuando hablaba, aquel Rey necio, pero era ambicioso y le gustaba disfrutar de los lujos y placeres que la corte le regalaba.
Pasaron las primaveras y el palacio se fue llenando de princesas y principitos que crecían y se multiplicaban a la luz del Rey necio, surgido de la gran sombra que a sus súbditos asolaba.
Cada día que pasaba la miseria se extendía por el reino, a medida que aumentaban las riquezas del Rey necio y ambicioso y de sus esbirros en la sombra, que guardaban con celo el palacio y sus tesoros.
Volvió la tristeza azul, a las gentes que perdieron sus casas y sus trabajos, volviendo a la umbrosa vida de antes, mientras el necio Rey disfrutaba, muy lejos de su reino, cazando elefantes.
A las pobres gentes del reino, nadie les prestó auxilio, y volvió la insoportable espera. En las calles y en las plazas, el pueblo clamaba "Que venga el mago de La Chistera y conserve al necio Rey muchos años, pero lejos, en el exilio"
Pero pasaba el tiempo y el mago no viene, porque quiere que sea la gente la que termine este cuento.

-¿Qué sabes tú, niña mía, de reyes, sombras y engendros?, cuando despiertes, con los ojos abiertos,  mañana será otro día.


5 comentarios:

  1. Ya me iba sonando ese rey necio, lo conozco, lo sufro, lo soportamos, a este cuento entre todos tendremos que ponerle un final adecuado que dura demasiado.
    Me has enganchado a tus cuentos, espero la vuelta del mago de la chistera. Besito.

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  2. Y todo reflejo con la realidad es mera coincidencia..... ¿no?

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  3. Ojalá no haya niña o niño que sepa de reyes necios cuyo ejército de sombras oscurecen sus futuros,ahora, bajo las alas de quienes l@s quieren,soleados.
    Dejémosla dormir dulces sueños donde el único reino posible es el de las hadas buenas.
    Susúrrale al oído que algún día el pueblo,tras el hartazgo, obligará al rey necio y a su prole a marcharse lejos,seguido de su oscurantismo,su ambición,su lujo desmedido e indiferente y tantos males más.
    Besos.

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  4. Un relato muy de nuestros tiempos, sí señor. Lo que ocurre es que los adultos ni siquiera hemos despertado ni abierto los ojos. Quizá la niña tenga más suerte. Pero recuérdale también que existen otras castas como las sombras y los engendros que no vinieron por accidente ni por arte de magia. Vinieron porque los llamamos. Dile que aprenda de nuestros errores y reza porque, al igual que otros niños, hagan de este reino algo mucho más habitable. Yo ya lo hago.
    Un abrazo.

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  5. para terminar el cuento hay que despertar con ganas de ver el final...

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