miércoles, 21 de mayo de 2014

La lucidez




Vive dentro de la locura, ilumina el dédalo donde se pierde la razón y confunde a los que creen que aciertan.
Una cegadora y efímera luz interior deja ver un instante el camino incierto que serpentea hacia un final irrevocable. Nadie se detiene. El tupido bosque que parecía inexpugnable, se ha llenado de frías huellas de los monstruos que creó la imaginación.
Un niño llora cuando se callan las horas. Le asusta el silencio, pero decide destruirlo con su propio llanto y lo vence momentáneamente. Quisiera llorar eternamente como las olas del mar que hicieron huir al silencio para siempre.
Si pudiera volar, no sería un halcón ni un ave majestuosa que planea silenciosa sobre la playa desierta; sería un mosquito zumbón con el ruido de un cuatrimotor, y se abriría el aire azul para dejarle paso. No piensa en el final, en que podría estrellarse contra el faro de un coche. Viajaría hacia la luz, sorteando las largas lenguas de anfibios depredadores. Buscaría su alimento en la sangre viva de quienes por su gran tamaño lo desprecian. Libaría la esencia de las flores que se le ofrecen ingenuas en su belleza.
Esperando al verano entre las ruedas del viento, duerme el niño cansado de tanto estar despierto.

2 comentarios:

  1. Hola, Spa.

    No sé muy bien lo que es la lucidez o no lo sabía hasta que he leído tu entrada. ERes un grandísimo escritor, un poeta...

    Besos.

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  2. Jamás me ha picado un mosquito y sin embargo...no me gustan nada, precisamente por esa forma de vida parasitaria...
    Muak.

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