sábado, 2 de noviembre de 2013

El Galeno




Llegó a salvo al hospital, pero no se sintió bien del todo hasta recobrar su autoridad.
Había dejado de ser uno más.
Cuando paseaba por las calles abarrotadas del centro de la ciudad, caminaba con arrogancia entre desconocidos que le ignoraban y le conducían a los abismos de la soledad.
Se dirigió al paseo desierto que está junto al mar. Las tumbonas yacían desnudas y vacías frente al agua azul del día, donde todo su poder y su ciencia no valían nada.
Nadie lo reclamaba y era incapaz de reconocerse así mismo con claridad. Necesitaba otro par de ojos que le miraran para poder ver en su interior y decidió regresar.
Ya había cumplido su turno en el hospital, por lo que, compañeros y enfermeras, se sorprendieron al verle de vuelta, pero nadie preguntó nada cuando entró en su consulta cerrando la puerta a los cuchicheos y murmuraciones que surgían a sus espaldas.
Pidió por el teléfono interno que le pasasen los pacientes que esperaban en los pasillos y una voz sumisa le trató de Doctor.
Había vuelto a su reino, donde todos le rendían pleitesía, aunque en su particular corte, abundasen las intrigas.
Desfilaron uno a uno los pacientes con humildad ante él, todos conscientes de la desigualdad existente entre la enfermedad que padecen y la ciencia que se desprende del título de Doctor.
Postrados ante el médico, le confiesan sus intimidades, sus dolencias secretas; dispuestos a seguir a rajatabla todas sus recomendaciones, porque de él depende su destino final.
El Galeno, consciente del poder que le otorga su autoridad, se llena de orgullo desmesurado sobre los pacientes (que ahora son clientes de pago), respondiendo a sus quejas con un respetuoso desdén que lo engrandece.
Y el Galeno se hizo Dios y habitó entre nosotros.




6 comentarios:

  1. La verdad es que el médico es algo así como un dios para quienes, aquejados de una dolencia, desesperados y anhelantes, arriban a su consulta.
    De todo hay, como en todo, pero sí los hay que se lo creen y proyectan sobre los seres indefensos que aspiran a ser curados.
    Sólo son personas al fin cuya vida es, en lo interno, igual a la del resto, aunque en su entorno laboral pudiera parecer lo contrario.
    Besos.

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  2. Spaguetti, casi seguro que conoces a la hermana de tu Doctor, endosiada en su depacho en el cual no deja de mirar a la pantalla y no a tu cara, escribe y escribe, mientras esperas que TE ATIENDA...ella continúa con su teclado y preguntas y preguntas...oyes el ruido y escupe la impresora tus recetas...
    se acabo.

    Besos muchos ♥♥♥

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  3. Dedicado a esos profesionales del dolor y de la muerte, Dioses supremos en su reducido Olimpo, pero que fuera de él, no son nada.

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  4. Galeno o curas confesores, diosecillos encumbrados con los pies de barro, algunos no son así, son humanos.
    Besito lunero.

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  5. Si no son humanistas, que los hay. Cada vez menos.

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  6. ajjj que malo Spaghetti. Soy hija de médico, hermana de médico, prima de médico.... Trabajé mucho en hospitales. Hay soberbios como en cualquier profesión, pero los hay dedicados y humanistas como dice Pedro. Y Dios no lo quiera, pero a la hora de enfermarte, querrás que quien te trate sea un médico bien estudiado) que son infinitos años de carrera, postgrados y actualizaciones permanentes, y no el carnicero de tu barrio.

    Un abrazo

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