sábado, 6 de septiembre de 2014

Llueve




Aún está claro el día. Hay una luz intensa que me permite escribir sin las recurridas gafas, que a la luz del flexo son imprescindibles.
Como un oscuro ejército escondido tras el humo de los cañonazos, se van acercando los nimbos de la tormenta, avanzan inexorables; un cambio en el viento anuncia su llegada. Recojo mis papeles y me pongo a cubierto esperando la inminente lluvia, parece que los animales y alimañas campestres hacen lo mismo y van desapareciendo en sus secretos escondrijos.
El cambio brusco de las condiciones de la naturaleza, de lo seco a lo húmedo, podría parecer una hecatombe, una tragedia, al que asiste por primera vez a una transformación semejante.
La luz azul se ha retirado y el viento aumenta su fuerza en el batir de las hojas de los árboles, que bailan una ensayada coreografía. Un cielo gris cambia el color de las aguas del río, haciendo oscurecer las sombras de las barcazas temblorosas amarradas en el embarcadero.
Un fogonazo silencioso rasga por un instante la negra capota del cielo y una lluvia suave se posa sobre los campos y los tejados, a penas una cortina de encaje difumina el paisaje.
La tierra sedienta absorbe la primera oleada de agua fresca, desprendiendo un perfume de agradecimiento, pero en el camino asfaltado, donde rebotan las gotas como balas perdidas, se forman las primeras burbujas mientras la lluvia arrecia.
Con el cambio de luz, cambian los sonidos de la naturaleza. Los pájaros enmudecen y ahora se escucha el repiqueteo del agua tras los cristales. Una nueva sinfonía, precedida por un monótono redoble, se apodera de la escena, en la obertura pueden oírse los estruendosos timbales procedentes de un choque en cadena de las negras nubes.
Podía parecer una tormenta cualquiera, aunque todas son diferentes, si no fuera una fiesta para el niño descalzo que danza bajo la lluvia con la boca abierta hacia los cielos, empapado por el maná desconocido que recorre su rostro y su pelo.

2 comentarios:

  1. Precioso texto de algo tan aparentemente usual a la vez que cambiante, algo mágico que a fuerza de costumbre ninguneamos a no ser que nos quede una brizna de infantil inocencia dentro.
    Besos.

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  2. Es tan bello como tu sensibilidad y tu mirada lo ve, es exquisito si lo aprecias desde el minucioso detalle y contemplación.
    Me gustas y necesitaba de ti

    Besos fuertes,

    tRamos

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