martes, 16 de abril de 2013

La erótica de la inocencia (XXII)





Marco se recuperó pronto de la herida en el costado, pero Sofía no pudo recobrarse  tan fácilmente del terrible impacto sufrido por la pérdida de su hijo y del amor de su vida. Sentía un vacío interior como si le hubieran arrancado una parte de si misma. Además no podía escapar del sentimiento de culpa por lo ocurrido y se sumió en una profunda melancolía.
A pesar de las largas sesiones de terapia y visitas a psicólogos, neurólogos y otros profesionales de la mente humana, Sofía no se recuperaba de su permanente depresión ni de sus frecuentes ataques de ansiedad. Vagaba por la casa como un globo en un día ventoso, y los cuidados de Marco, solo servían para aplacar momentáneamente la angustia que la dominaba y el llanto incesante que la acompañaba.

Llegó el día de la graduación en la universidad, a la que Sofía no asistió por razones obvias, y que no se presentó a los últimos exámenes de fin de carrera. Pasaba toda la noche y gran parte del día durmiendo profundamente a causa de los fármacos y los potentes sedantes que requería el tratamiento.
Solo la música que escogía Marco para ella, parecía hacer un efecto en su memoria recordando algunos fragmentos de "La Tosca" de Puccini que mezclaba canturreando "Vissi d'arte" con "O mio babbino caro".
Por las tardes bajaban juntos a dar un corto paseo hasta el parque próximo, para lo que Marco preparaba a Sofía, y le arreglaba el pelo que ella había arrancado a mechones con sus propias manos y la vestía con esmero, como a una muñeca incapaz de hacerlo por sí misma y la suministraba la medicación diaria.
Otras veces se sentaba a su lado en la cama para leerla las extravagancias inventadas de la personalidad de Jacques Vaché, con lo que conseguía, en ocasiones, arrancar una sonrisa en su dulce rostro apagado por la tristeza.
Una noche de luna azul, cuando todo estaba en silencio, Sofía se despertó aturdida y contempló el sueño de Marco a su lado, durmiendo. Acercó con cuidado la cabeza del profesor a su pecho y lo meció con sus manos como antes hacía con su bebé y Marco abrió la boca respirando su perfume, sin abandonar el sueño. Ella subió a horcajadas sobre su cuerpo, tomando todas las precauciones para no despertarlo, lo miró dulcemente pero extrañada como si nunca lo hubiera conocido. De pronto cayó sobre ella un alud de imágenes monstruosas de la prensa hidráulica triturando su alma y agarró la almohada bruscamente tapando la cara de Marco que yacía inerte, mientras Sofía gritaba: "¡Asesino, tu los mataste!, ¡Asesino!...¡Tu pagaste a Nick para que lo hiciera sin mancharte las manos!, ¡Asesino!". Desnuda como estaba y empapada de sudor histérico y de lágrimas, se sentó sobre la almohada que cubría la cara del profesor  cantando una vieja canción que compuso un payaso, y escuchaba en su infancia...
The time has come to say goodbye,
My how time does fly.
We've had a laugh, perhaps a tear,
And now we hear good-bye.
I really hate to say goodbye,
For times like these are few.
I wish you love and happiness,
In everything you do.
Incluso recordó el nombre del autor, Red Skelton. Repitiendo una y otra vez la misma letra con su triste melodía.

En el informe forense, después de la autopsia, se incluía que si bien la muerte de Marco Perttini, se produjo por asfixia, se habían encontrado en su aparato digestivo grandes dosis de "Midazolam" mezclado con otros analgésicos mórficos  incluidos en el tratamiento de Sofía, que por sí solos le hubieran causado la muerte.

Ahora, recluida en una aséptica celda de un hospital psiquiátrico, Sofía gritaba y gesticulaba con los brazos ante la cámara de vigilancia permanente y desde los pasillos se le oía decir: "¡Libre!, ¡Soy libre!, ¡No soy de nadie!.


 .FIN.
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10 comentarios:

  1. Este es el último capítulo de esta pequeña serie de “La erótica de la inocencia”. He llegado a éste final improvisado, que a algunos les parecerá sorprendente y a otros habrá decepcionado, intentando desde el principio encontrar un nexo entre la música y el sexo sugerido o insinuado, tal y como dice la etiqueta. La razón de esta búsqueda de confluencias entre sexo y música es porque son las dos…actividades…más recurridas en internet. Creo haber puesto más celo en la elección de la música que en las palabras (aunque he procurado insertar la palabra “azul” en todas las páginas como signo de identidad), por lo que espero que quien encuentre ésta historia anodina o sensiblera se solaze al menos escuchando la música.
    Insisto en dar las gracias a todos los que habéis seguido esta historia, incluso a los que me apremiaban a escribir el final con su impaciencia por ver el desenlace.

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  2. Bueno, imaginación desde luego no te falta. Es una historia muy triste donde la locura es la única salida, ser libre es lo que tiene a veces, que nos quedamos solos y algunos no saben que hacer con esa libertad. La pobre Sofía al final no es de nadie, ni siquiera de ella misma.

    Besicos.

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  3. ¡No puedo creer que haya llegado para el final!
    Al principio no entendía, sentía que algo me estaba perdiendo y finalmente entendí que era un capitulo... y el final.
    Voy a leerlos, poco a poco, desde el primero, para poder apreciar tu trabajo.
    Lo cierto es que esto indica que hace mucho que no paso por aquí. Pido disculpas, es muy difícil poder llegar a todos, más cuando pasa un tiempo que no me dejan comentarios, que es como un recordatorio para mí.
    Sea como fuere, aquí estoy y con tiempo leeré con atención lo que has escrito.
    Un fuerte abrazo.
    HD

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  4. Muy buen Spaghetti, muy bueno.
    Menos mal que me leí todas las últimas entradas juntas ahora.

    Espero con ganas tu próximo relato. La verdad que me la pasé muy bien leyéndote.
    Sigue, sigue.

    Besos y muy buena semama

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  5. Recién ahora leo tu comentario Spaghetti.

    A mi me gustó el final, en sí todo el relato me gustó. Tu personaje Sofía no pudo hacer una síntesis creativa y adecuada - una integración- entre las múltiples representaciones de su yo y su esencia más íntima, porque en si tenía una fragilidad que surge, entre otras cosas, de una infancia dificil con padres que no le dieron seguridad y cariño, como lo has dicho en un texto en una de las últimas entradas. Sin esa síntesis, queda solo la locura como resolución de esa fragmentación.

    Quizás se hubiera podido ahondar un poco más - a mi parecer- en la psicología de Marco, me refiero específicamente a sus emociones o pensamientos. Siempre me dió la sensación al leer que era como un poco anodino. No se si me explico, pero no tonto, porque investiga el pasado de Sofía, hay algo de ella que no le cierra (sus continuos cambios de humor y conducta extraña) y se da cuenta enseguida cuando ella le mete los cuernos. Si lo que quisiste fue presentar un personaje anodino, medio insulso, te diré que está muy bien logrado.

    Carlos me pareció un personaje ok, bien concreto entre sudor, acción y potencia viril. Te digo que hasta me dió pena que quedara escrachado así, mejor dicho hecho puré.
    Ya me estaba relamiendo con la continuación de lo que me iba imaginando que podía suceder..... jajajajajajajaja

    Te felicito de nuevo, ahhh y lo de sexo y música: Muy buena tu elección musical, aunque yo, lo reconozco, di más importancia al texto. Lo de sexo, que lo había, lo tome más en conjunción con las relaciones interpersonales de tu relato, porque tus personajes se interrelacionan y a mi lo que me interesa es justamente eso. Como lo hacen, la calidad, la forma, la intensidad, la relevancia en el vínculo, en fin.... ya me entiendes.... quizás sea por deformación profesional jajajaja

    Otro abrazo, mi querido payaso preferido.

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  6. Azul es el color,el de todo,al menos para mí.Ya sea festivo o desolado el día,lo visto de azul.
    Aquí, sorbiendo esa marcha musical que va como anillo al dedo-de la muerte-el azul también lo impregna todo.
    La muerte del muerto, la jaula abierta de una locura, el derrame visceral de un cúmulo de sucesos en los que imperó el amor,pero que vivió en gran medida,bajo la custodia del irraciocinio.
    Por otro lado,ese otro amor,el puro,el abnegado,el altruista,el auténtico de él...
    Un desbarajuste inmenso en esa obra de teatro de la vida que a cada cual le toca interpretar de una manera u otra,según se ha escrito el guión...
    Desolador final al que nos has llevado de la mano del color y del calor de una música que nos ha hecho navegar en tu historia.
    Pero no me he sentido defraudada,casi diría que no podría imaginar otro sino éste. Una tragedia final,como colofón a un continuo vivir trágico.
    Mi aplauso tímido,pero no por otra cosa que el sobrecogimiento.
    Besos,escritor-payaso-poeta. No necesariamente en este orden,más bien en conjunto o como tú prefieras o te sientas.
    :)

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  7. Yo soy de las de finales felices amigo, porque para los otros ya está la vida real. A pesar de todo, esta tragedia ha terminado como debía terminar. Besitos alados.

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  8. Paso a dejarte un beso y me encuentro con este relato, que realmente parece muy interesante. Prometo leerme de un tirón todos los capítulos. Me gusta como escribes amigo.

    Lo dicho un beso enorme.

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  9. Anodina no, desde luego.Música y sexo enredando el presente y jugando con las personas. ¿Somos algo que no sea este enredarse y desenredarse?
    Ha sido un buen camino de tu lado. Y toda una sorpesa que te hayas lanzado a una serie de este tipo. Espero que haya otras.

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  10. Por fin pude leerte de principio a fin!!!. Un relato que es de todo menos anodino o sensiblero. El perfil de Marco y Sofía es el de dos personas de mundos opuestos, algo muy común en la vida real pero que al mismo tiempo convergen a la perfección en lo que podríamos llamar una atracción adictiva. Conforme fui leyéndote, adiviné que el final no podía ser tan sencillo como se hubiera podido esperar en un principio. Idealizar el amor es tan hermoso como dañino. La propia naturaleza nos enseña que incluso la más bella flor puede causar el fin de una vida.
    Solo puedo felicitarte por la facilidad con la que nos describes la historia (un puzzle de precisas piezas) y por el acierto de combinar melodía y letras. Genial. No haces más que demostrarme que existen escritores que merecen ser leídos, y algo más importante aún, me animas a seguir escribiendo cada noche poniendo mi alma "azul" en cada letra mientras contemplo, ensimismado, una luna azul desde la ventana. Un placer tenerte entre mis libros y referencias.
    Un fuerte abrazo querido amigo.

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