jueves, 17 de abril de 2014

Dormir

Soñar mientras duermes es vivir otra vida, abandonarse a la sorpresa que traerá el sueño, no podemos elegir el sueño, nos asalta en un recodo de la noche apartándonos de lo vivido. Lentamente nos introduce en nuevas dimensiones y nos atrapa, a veces con violencia y otras veces al arrullo de la brisa.
Dormir es un alto en el camino, donde se disipan todos los males, el dolor es desahuciado del cuerpo y el espíritu vaga errante por caminos ignorados.
El sueño divide el día y exige su tiempo en un ciclo en que se repite la vida al despertar, pero que se interrumpe cada noche, como morir y resucitar en una sucesión de vidas que termina con el último sueño. Nadie muere despierto, por violento que sea el final; porque en el último momento vence el eterno sueño.
No vive más quien menos duerme. El insomnio es la venganza de los duendes del sueño que se niegan a someterse a la codicia por vivir y castiga a los soñadores que pretenden soñar despiertos.
El sueño se burla de doctores y visionarios que intentan interpretarlo y campa a sus anchas por los túneles del subconsciente. ¿Quién puede interpretar los sueños de otro que tuvo que explicarlos con palabras? ¿cómo reducir un mundo inaprensible de imágenes, sensaciones y sonidos a un relato más o menos coherente?
Damos demasiada importancia a solo una parte de la vida, la parte consciente, la parte que se repite; despreciando la parte fantástica que sucede cada día mientras dormimos.
El durmiente es inofensivo e inocente de toda culpa. A nadie se puede condenar mientras duerme, por horribles o macabros que sean sus sueños. No hay dioses, ni ética, ni leyes que regulen los sueños.
Dormir es un atentado contra la sociedad de consumo, una revolución; porque el que duerme ni consume ni produce. Seguramente haya empresas que desearían quitarnos las horas de dormir, para vendernos sus productos, como hacen con los pollos bajo una luz incandescente.
De momento, sigamos disfrutando de ese tercio de la vida que pasamos durmiendo.


4 comentarios:

  1. ¿Quién dice que, en verdad, estamos despiertos?

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  2. El peor de los sueños es no dormir. El mejor es despertar con un sueño. Entre medias, nos entregaremos en algunas horas a un lugar diferente, a un receso necesario para con la vida y con nosotros, a una zona desconocida y amigable, acogedora, benefactora e indulgente.

    Estupenda reflexión amigo bloguero. Dulces sueños.

    Un abrazo.

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  3. Me gusta dormir, sueño mucho y recuerdo bastante veces mis sueños...Si algo me gusta, es taparme y cerrarme a ese mundo real donde puede haya mas pesadillas que en los sueños.
    Me gusta soñar despierta, me gusta la idea de entrar en tu blog e imaginar que converso contigo, que te escucho y te veo...con esto puede que cuando me vaya a dormir aparezcas tú.

    Besos muchos ♥♥

    tRamos

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