sábado, 28 de septiembre de 2013

El viejo océano





El viejo océano se presenta en su soledad con su voz permanente, monótona y atronadora, reclamando la atención de su eterna presencia.
Guarda los secretos de la historia con el celo de una abisal tumba.
Alberga tanta vida como alimento, incluso más que la tierra y el cielo, aún siendo depósito y sumidero.
Sus salobres aguas arropan una angustia profunda.
A pesar de su inmensidad se deshace en espuma con humildad, aunque de ella naciera la más hermosa de las diosas.
De su idilio permanente con la luna nacieron las mareas y bate su corazón alegre en el continuo reflujo de las olas.
El gran espejo de todos los cielos, luminosos azules, grises, pardos, negros. Y en la superficie, tiemblan los luceros.
Cuando cada tarde se incendia el horizonte, el océano devuelve los púdicos reflejos, cuando el sol en sus aguas se baña y deja en penumbra a "la balsa de piedra" que duerme en su lecho, desde el día en que Saramago hizo flotar a España, como un crucero a la deriva.
Vuelan los peces bajo los arrecifes, entre los tesoros que el mar esconde. Carabelas piratas, monedas de oro, esqueletos de grumetes y de condes. Todos los misterios que el océano envuelve con una líquida capa, se insinúan a la aventura y se disuelven.
Todas las olas que van, vuelven; como vuelve la lluvia que robaron las nubes en forma de viajeros  ríos desde las altas cumbres.
¿Qué saben del mar los marineros, los galeotes y almirantes?. ¿Qué saben del sortilegio de esponjas o hipocampos?. ¿Quién sabe desde la superficie, lo que se gesta en e el fondo?. ¿A quién revela el océano sus presagios? Quizás el mensaje de una botella que regresa a la misma playa del naufragio.

5 comentarios:

  1. Es el mar el que nos revela a nosotros.
    Qué imagen la de Saramago: toda la pobre Iberia a la deriva...

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  2. El océano como el mar, son inmensidades vivas, latentes e incitadoras de mentes a lo profundo. Algo así como si sus entrañas se filtraran en la mirada absorbiendo esas otras profundidades residentes aquí, bajo el cabello.

    Es un todo y una nada a la vez esa superficie líquida, como dijo Saramago que tanto te gusta:

    Entraré en la nada y me disolveré en ella...

    Pues eso parece querer decirnos o advertirnos el agua insondable.
    Besos.

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  3. No sólo el sol, también la luna se vaya en la inmensidad de sus aguas, en nuestras emociones, nuestros recuerdos, nuestros pensamientos, ahí queda reflejado en sus olas.

    Bellezón de entrada.

    Un beso.

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  4. Qué ciertas palabras! La inmensidad del océano, ese que nos hace tan pequeños y desvalidos cuando nos miramos en él. Como hombre del sur, puedo decirte que necesito olerlo como parte de mi propia esencia, tocarlo como cuerpo que forma el mío ,y sentirlo, sentirlo como el corazón que late día y noche. El alma libre que no necesita de mentiras ni verdades. Todo él es un mundo inabarcable. Gracias por traerlo tan cerca.
    Un abrazo fuerte....

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  5. Tercer intento de dejar comentario: ¡espero que salga! La tercera es la vencida decimos por aquí los argentinos...

    Esto sí es poesía: es tan bello como el océano. Por ello lo he compartido, espero que no te moleste.

    Gracias!

    Fer

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