viernes, 30 de agosto de 2013

El placer y la penitencia (II)



Llegó el día y tuve que volar sobre las aguas del mar, dejando atrás hermosas historias recientes, precisas imágenes, recuerdos vivientes que se entremezclan mientras el avión sube. Miro por los ojos del ángel sentado en la blanca nube que rápidamente se aleja de la montaña algodonosa de la que formaba parte, tan solo hace un momento, y siento como se desgarra el sentimiento, cuando ya no hay vuelta atrás, cuando no se tiene lo que no se pierde.

Allá, rumbo a lo desconocido, volveré a empezar con el buen ánimo de siempre. Esperando que lo que me espera sea una penitencia llevadera que no me haga olvidar lo inolvidable.
La sangre se seca cuando cicatriza la herida, pero las llagas aún rezuman borbotones de antigua felicidad, de dichosas situaciones, del esplendor de la risa, de las noches desnudas de apariencia, de la cálida brisa que envuelve las pasiones.

No deshago el equipaje, pensando en partir de nuevo, porque volver, nunca se vuelve.
Avanzo hacia el futuro azul, cada vez más escaso; esta vez hacia occidente, donde el sol se pierde en el ocaso.
El sueño dará el siguiente paso, al despertar en otro continente, despertar de nuevo en otro sueño, como eternas sucesiones de momentos entre la distancia y el tiempo.



6 comentarios:

  1. que placer verte por recomenzar
    Tus letras me encantan
    Un abrazo inmenso

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  2. El horizonte se estrecha así. Pero es más intenso por la consciente mirada del viajero.
    Buen regreso.

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  3. Siempre se está partiendo de algo y aunque se regrese, ya no se vuelve a lo mismo. Hay cambios continuos, imperceptibles, que nos hacen distintos.
    Bello tu texto, Marcelo, nostálgico, soñador y a la vez con el fuego que late en un nuevo inicio.
    Bsazos.

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  4. No se puede volver a lo que fue o no fue. Simplemente se retorna a un comienzo distinto plagado del color que cada uno siente como propio y sinónimo de bienestar,no ya de felicidad,sino de menos dolorido.
    Besos,y a volar.

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  5. Quienes somos eternos viajantes, entre placer y penitencia,
    llenamos nuestro pequeño equipaje de grandes experiencias.

    Un abrazo

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  6. Los momentos se viven intensamente, y al igual que se cambia pues el tiempo e ir hacia otro mundo, otro continente de penitencia o quizas de cambio; siempre te quedará el placer y la alegria de volver con más sabiduria........ Besos,una experiencia que solo los que vuelan saben distinguir donde esta su lugar su placer.
    Volando se va y se vuelve, besos cariñosos.

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