martes, 13 de diciembre de 2011

El sueño de la luz opaca





Vuelve la oscuridad.
Más veloz aún que la luz, a la que empezó convirtiendo en dulce penumbra, la fue empujando suavemente, arrastrando los besos de las musas, y cerrando los ojos al deseo.
Ahora las tinieblas lo llenan todo y todo lo amplían deshaciendo los muros y los contornos, haciendo el espacio inmenso, abriendo el universo.
La negra luz opaca encubre la vida con su único color y abre el manto de los misterios.
Camino a tientas hasta donde debían estar los muros, asegurando los pasos ante el temor de un precipicio sin fin, las manos por delante atrapando el vacío y los oídos atentos, la respiración contenida para evitar interferencias y no siento el peso de mi cuerpo, ya no hace presión sobre los pies descalzos, estoy flotando.

6 comentarios:

  1. Solo es un sueño, Spaghetti, pero tienes que despertar.

    Un abrazo.

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  2. Towanda, tienes razón soñé que me despertaba, b
    sssosss

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  3. ¿y si el sueño fuera lo que llamamos vida y en realidad la luz siempre fuera opaca?

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  4. Pedro, acertaste, es precisamente esa pregunta la que me hago. Puede que esa luz opaca sea la frágil frontera entre la vida y el sueño, cosas que acaban fundiéndose de tanto trasiego.

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  5. ¿Donde está el límite entre el sueño y la realidad? Línea difuminada.

    Me ha gustado mucho la atmósfera que le has dado al poema.

    Un beso.
    Mercedes.

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  6. gracias por regalarnos la belleza de tus versos sensible poeta, besinos miles de esta amiga admiradora.

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