domingo, 12 de mayo de 2013
Fábulas del otro lado del charco.
A este lado del charco, hay un mundo azul claro, iluminado por la luz del día, por la verdad, por la esperanza, donde brilla el amor y la calma, las palabras amables, el orden, la belleza, el equilibrio, la limpieza y en los cuentos se escucha el canto de las sirenas.
Al otro lado del charco, hay otro mundo azul oscuro, tenebroso y frío, con un cielo nocturno agujereado por millones de estrellas que dejan ver la luz como una ventana cerrada por una cortina vieja; donde habita el rencor, la crueldad y la violencia, donde se confunde la corrupción con la justicia.
Pero no hay una línea clara, ni una marca que separe a los dos azules como el horizonte marino, sino que se funden, se superponen sus reflejos en el charco y se mezclan de tal manera que resulta difícil mantenerse solo en uno de ellos. Ni tan siquiera los bordes están definidos, El perímetro del charco se puede circundar o sobrevolar en poco tiempo cambiando fácilmente del azul claro, al azul oscuro más profundo y atractivo, y viceversa.
De cualquier forma, se trata de sobrevivir simultáneamente rodeado por las aguas claras y bucear en la oscuridad que esconde los enigmas de la vida.
Cada año, al menos una vez, sobrevuelo ese azul indefinido, como un mapa del cielo que cambiase con las horas. Me dispongo para el cambio, para defender lo que en este lado desprecio, cuando desde el lado oscuro de la ignorancia se ataca la ética y las costumbres del otro lado del charco, de forma indecente.
No dejo nada mas que tiempo y algunos recuerdos, que insisten en acompañarme.
A medida que se acerca el día, ordeno mis cosas, como borrando las huellas que el tiempo vivido hubiera dejado en éste lado del charco.
Me fascina la idea de un retorno imposible a lo inolvidable, a los días frenéticos de subsistencia emocional, a las noches de vino y abandono, a las ruinas del pasado, a la lentitud de la lejana infancia.
De alguna imprecisa manera, es como vivir el futuro que se erige sobre el temor a una degeneración, a una vuelta atrás, según las nuevas circunstancias, en que todos los esfuerzos por mejorar y salir de una situación que otros veían incómoda; hubiesen sido baldíos.
La idea de recomenzar siempre es algo sugestiva. Aún recuerdo una frase escrita en la pared: "Es más fácil tener un hijo que resucitar a un muerto". Pero a pesar de lo lapidario de la frase, encierra la seducción de lo difícil.
Cuando llegue la hora, dejaré que el agua bañe mi cuerpo sumergido en ese azul cristalino, confuso, de éste charco sin lados y sin orillas, pero que desde donde quiera que esté, siempre sabré que más allá, hay un sitio que me espera.
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Al otro lado, a saber...
ResponderEliminarHermosa fotografía de tu orilla.
Un abrazo
Ya hace tiempo que no distingo bien los lados,esas orillas azules tan difusas casi siempre.
ResponderEliminarSin embargo,hay instantes que pasan de puntillas,de un azul tan intenso como el vuelo del pájaro azul que vive dentro, uno marino con olor a brea.
A ellos me aferro para ascender sobre esos otro azules oscuros casi negros donde el otro lado parece pegarse a mis dedos...
Besos.
¡Qué bello! Me preguntaba qué vendría ahora, después de tu novela, y me sorprendes con tu propia imagen del otro lado del océano. Y de este lado, no el metafórico al cual entiendo te refieres y nos habita a todos, sino el real, el que yo habito con su lado oscuro también, tengo el placer de verte sentadito a la orilla y hacer contacto con tu alma azul.
ResponderEliminarIgual que tú, mi querido amigo Spaghetti, "Cuando llegue la hora, dejaré que el agua bañe mi cuerpo sumergido en ese azul cristalino, confuso, de éste charco sin lados y sin orillas, pero que desde donde quiera que esté, siempre sabré que más allá, hay un sitio que me espera." Poesía pura!!!
No me cabe duda alguna de que nos espera un sitio sin oscuridad alguna, azul y luminoso, donde nos fundiremos en un océano común, manso y tranquilo.
Sólo espero que esa hora se demore un buen rato más para ambos ;)!
Un beso extenso que atraviese el charco y acaricie tu sensible alma azul.
Fer
Hola, Spa.
ResponderEliminarMe gusta esa visión del charco sin lados ni orillas. Así deben ver el mundo los aventureros.
Yo soy más de echar el ancla y abonar bien mis raíces. Me dan miedo los desapegos y las distancias. No me gustan las despedidas; fíjate que aún no corté el cordón umbilical que me une a mi madre...
Un beso, tesoro.
Curiosamente, el otro lado siempre está enfrente de donde nos encontremos. Cuánto lirismo en estos últimos textos.
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