DUERME
Ella duerme y sueña, tan bella con los ojos cerrados como
cuando despierta.
Siento que la amo desde aquí, hasta los confines del
universo donde empieza la nada y regreso.
Ella sonríe como si escuchara en su sueño mis pensamientos.
Pienso que ha traspasado la frontera con la nada y flota en
ese limbo azul donde solo habitan los sueños.
Duerme dulcemente y su respiración es pausada como si
viniera de tan lejos en un palanquín de nubes transportado por ángeles de
oriente.
Vuela como los besos del adiós, desde la punta de los dedos
hasta su boca.
Vive en la ausencia sorda del silencio nocturno, toda luz
sin sombra, sueña.
Soy el centinela de su cielo, el que vela su sueño para que nada malo
suceda.
Brillan sus hombros en la penumbra como rocas lamidas por el
cálido oleaje de las sábanas limpias.
En la quietud de la noche, sus labios se despegan en una
plegaria entre el incienso de un templo, como un beso errante, sin destino…quizás
un sátiro se haya colado en su sueño, burlando mi vigilia, y sean para él sus
besos y su sonrisa y eso me duele y me hace triste.
Una traición de Morfeo,
cuando el sol de levante desploma el cansancio de toda la noche sobre mis párpados, me cierra los ojos.
En la duermevela de la mañana, siento su voz preguntando:
¿has dormido bien cariño?, y sin desvelar el secreto, respondo: Claro, aún sigo
soñando contigo.