miércoles, 1 de mayo de 2013

El soldado (VI)



                                                   Verano


Pasaron los tres meses de la Primavera sin noticias de Robert. Asomaba ya el verano, cuando se presentó en la mercería donde trabajaba María, un soldado desconocido con el uniforme azul de la armada.
-¿María Rolls?, soy Daniel Sants, hijo del almirante Sants. Mi madre me ha dado estas cartas para usted.
-Muchísimas gracias, a usted y sus padres.- dijo María emocionada, reconociendo los galones de guardiamarina en la bocamanga del cadete.
-Le llevará mucho tiempo leer tanta correspondencia.- añadió el soldado con media sonrisa.
-No se preocupe, precisamente me sobra tiempo para éstas cosas, gracias otra vez.-
-Si necesita alguna otra cosa no dude en escribir a la dirección de la tarjeta que le dio mi madre. Yo estaré aquí, durante mi permiso, antes de embarcar en el buque escuela.- Y el soldado salió de la tienda con una especie de reverencia hacia María y la dueña de la mercería.
Al leer todas sus cartas, María comprendió la situación de Robert e imaginó que le retenían la correspondencia mientras duraban los conflictos, que parecían no tener fin, pues la radio daba cada día noticias de altercados armados en varios puntos del país, con explosiones indiscriminadas y atentados a oficiales del ejército, por lo que parecían justificadas las represalias contra la población civil.
Inmediatamente, María escribió una carta a la dirección del remite de Robert:

"Robert cariño, he recibido toda tu correspondencia de una sola vez y siento mucho la incomunicación y todo lo que está ocurriendo. Te echo tanto de menos!. Tus letras me han llevado junto a ti y he paseado contigo por el río, he visto los rebaños que te alimentan y he sufrido los calores del sur a tu lado. Tengo miedo de que te suceda algo malo, la gente está enfurecida y apenas tienen recursos de subsistencia. Yo, gracias a Dios, conservo el trabajo en la mercería aunque no sé por cuanto tiempo. Ahora tengo que cuidar a mi padre que está enfermo y deprimido por no encontrar un trabajo y creo que se avergüenza de que sea yo la que lleve dinero a casa.
Me dices que sigues tocando el bombardino, pero a mi me gustaría que otros tocasen para nosotros y bailar contigo muy apretados.
Me haces mucha falta. Sigue escribiendo, mi amor, yo encontraré el medio de que me lleguen tus cartas.
Te amo, María".





2 comentarios:

  1. Es tan conmovedor el amor en medio de las ruinas del mundo!
    Es un sentimiento que florece en los más áridos desiertos, en las cruentas batallas, en la vida cruel del desatino de unos pocos que abocan a muchos al desastre...
    Menos mal que entre toda la inmundicia, sobreviene el romance.
    Seguimos al pie de tus letras.
    Besos.

    P.D:
    Cuidado con el dedo,ja,ja,ja

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  2. Siempre me han intrigado estos amores de tiempos de guerra y por qué no puede haberlos en tiempos de paz...

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