lunes, 18 de febrero de 2013
El redoble
Llega el retumbar de los graves desde lejanos lugares. Como una música difusa en la distancia, que no se puede decir con precisión si se acerca o se está alejando. Aún no llegan las cortas frecuencias de los agudos que definen la melodía, solo ese vaivén entrecortado de una banda de músicos que desfilan en una espiral excéntrica.
Todo hace mirar en esa dirección como si por allá viniese el futuro dando tumbos.
A medida que se acentúan los graves, también podrían ser los ecos de un cañón en el fragor de la batalla, que en la distancia se confunden con músicas celestiales, de un cielo de plomo azul que se cierne sobre las cabezas y las almas.
La velocidad del sonido atraviesa la bruma adelantándose a la luz en su carrera.
Algo como un redoble, detiene la respiración en una pausa infinita de temor y de suspense.
Hay quien siente los volatineros en un triple salto mortal y sin red.
Una presunta viuda acerca sus lágrimas, entre el estupor, a un cadalso.
De pronto el redoble se detiene.
Se hace el silencio.
Solo el tambor del eco repite una y otra vez su inquietante retumbar.
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El redoble que anuncia a los trapecistas, la doble pirueta sin red para vivir a corazón abierto. Redobles de muchos avisos, ecos de mil sensaciones y el redoble de un corazón en la noche.
ResponderEliminarBesito en martes, suerte amigo.
Vivimos alertados por redobles desde que amanecemos hasta que nos dispersamos en el mundo de los sueños e incluso ahí vienen por el aire redobles suspendidos...
ResponderEliminarMás besos.
Redobles que viven cercanos, próximos al corazón, los sentimientos y las emociones. Redobles que dan las bienvenidas a momentos inolvidables o por el contrario, nos avisan de lo que se cierne, de lo inesperado, o tal vez... de lo que tememos que llegue.
ResponderEliminarGenial.
Me recordaste la película Die Blecktrummel, alemana, 1979, dirigida
ResponderEliminarpor Volker Schlöndorff.....
(sobre el libro de Gunter Grass)
ResponderEliminar¡Ese momento justo en el que uno espera oírlo y no suena!
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