Llueve,
como solo llueve en esta parte del mundo, tan cerca del trópico. Pero hoy es una lluvia triste, silenciosa.
Parece que estas nubes grises regresaran arrepentidas, para devolver al mar lo robado en las tórridas tardes que brinda la corriente del Golfo.
No hay nada mejor que hacer que contemplar este espectáculo desde el porche.
Bajo los naranjos recargados, sobre una gran tela de araña, la suave lluvia ha colgado un collar de diamantes.
Podría ponerme a escribir y contar la ansiedad de la tierra y la sed de las plantas y toda la vida que aguarda con avidez estas gotas, pero no puedo hacerlo, esta representación de la naturaleza es solo para los ojos y el silencio.
A veces pienso que debería llover hasta inundarlo todo.
ResponderEliminarSi, Pedro, sería una forma de volver a empezar ... Pero eso ya le pasó a Noé y la ridícula historia de meter más animales en el Arca que en el horóscopo chino... Yo no se nadar indefinidamente, prefiero una inundación de Sol en todas las puertas y que su luz cambie la miseria por libertad.
ResponderEliminarRespecto al Arca de Noé ...Julian Barnes se preguntaba si también puso en la barca de madera una pareja de termitas.
ResponderEliminarOjalá la lluvia consiguiera arrastrar todo aquello que nos impide ver con humildad cuán ingratos somos al no saber apreciar.Y el silencio,.....me gusta perderme en el silencio, quizás en la búsqueda de esas notas que apacigüen mi alma, quizás de las risas que por siempre la pueblen. Qué llueva pues, qué llueva..........
ResponderEliminarBesos dulces......siempre.
PD: iré leyendo todo cuanto atrás me dejé.
Contemplarla mucho rato y en silencio....
ResponderEliminarTambién yo querría.
Un abrazo
Que llueva sin avisar, para que no nos dé tiempo a hacer un arca.
ResponderEliminarGracias por hacernos partícipes desde tus ojos y el silencio de esta hermosa y triste lluvia de palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes.