Que se aparten las nubes grises,
que caiga el sol,
Quiero todas las horas encendidas,
todo el tiempo de los días,
bailar el cortejo de los pájaros,
empujar lo que no se puede parar,
estoy enfermo de vida.
Quiero saltar sobre las olas
que borran los corazones de arena
y me hicieron naufragar
en la isla de la calavera.
Que se vayan los hipocampos
a su más profunda oscuridad,
que yo quiero el agua clara
y abrasarme por el roce azul de tu mirada.
Gracias por tu visita a mi blog.
ResponderEliminarMirada que cautiva
que acaricia
que mece
que atrapa
que siente.
Me encantó tu poema.
Un beso.
Preciosísimas cosas las que quieres.
ResponderEliminarMe apunto.
Un abrazo.
Recuerdos miradas correspondidas. Recuerdo, también, miradas no correspondidas.
ResponderEliminarHay roces de miradas que son tan necesarios como lo es el respirar....
ResponderEliminarUn poema cargado de vida, diría que los versos saltan de contentos y tienen la nariz roja.
ResponderEliminarUn beso.
Mercedes.