domingo, 27 de noviembre de 2011
La crisálida.
.....Continuación
Traté con gran esfuerzo de no reír, mientras me pintaba un beso de carmín detrás de la oreja con sus labios de mariposa, parecía así, firmar una factura que nadie había pagado.
Me volví en la puerta, no para despedirme, sino para ver el adiós de sus ojos en el zaguán oscuro de su cabellera.
Cuando llegué al puerto, se había echado la niebla. Recorrí despacio el andén arrullado por los mástiles de los barcos.
Entre los yates deportivos pude distinguir al "Saxonia" y recordé los buenos momentos a bordo, las noches oscuras en la cala de los murciélagos donde solía fondear esperando a la madrugada, soñando sobre la respiración tranquila del océano. Pero ya no me pertenecía, conseguí deshacerme de él hace algún tiempo. Se lo vendí a un cubano que parecía haberlo amortizado trayendo a sus compatriotas desde la isla hasta los cayos. Nada me importaba, no tengo conciencia para estas cosas.
Difuso entre la bruma se veía el resplandor intermitente del neón de la cantina que, como un faro, llamaba a las almas sin rumbo. Desde afuera se escuchaba el murmullo mezclado con los acordes pausados de "My funny Valentine".
Aunque ya no eran horas, me pedí un vaso de vino apoyando los codos de espaldas a la barra. Había un ambiente espeso, de silencios duros y risas lejanas, de explicaciones sordas, y confidencias a gritos. Al fondo, las parejas conspiraban. Un borracho que oscilaba como un palo de mesana, tuvo que ser sujetado para no caer al suelo a mi lado. Quise ayudar, pero retrocedí al ver junto a su oreja una mariposa de carmín.
Y como si fuera un nido de crisálidas, observé en uno y otro de esos marineros la misma marca que yo llevaba.
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Es gris pero me gusta tu relato, parece que yo misma te veía desde un rincón de aquel bar...
ResponderEliminarTemo a navegar de noche, el mar tan negro me impone mucho.
Un saludo
Me gusta la forma de de tu dibujo, he sentido estar allí...Gracias por estar y ser...Un beso de domingo
ResponderEliminarPor eso mismo hay que pedir una copa de buen vino, aunque no sean horas, para ver las marcas.
ResponderEliminarFirmados por la misma mariposa...
ResponderEliminarMe gustan las descripciones tan maravillosas que haces del entorno de la cantina.
Felicidades, por un gran relato.
Un abrazo.
Un relato interesante, pero he empezado por la continuación. ahora debo ir a la primera parte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido un relato precioso. Tu prosa, la poesía que encierra, la atmósfera que has creado con las palabras y ese final que sorprende.
ResponderEliminarOtro beso.
Mercedes.
Me encanta tu Alma Azul, me pasaré seguido!
ResponderEliminarun saludo..
Que bonito el relato..me parece una belleza..tus palabras me han llevado por ese oscuro lugar y he visto a las mariposas salir de su crisálida..
ResponderEliminarMe gusta esa forma de narrar que tienes..
Un abrazo
Creo que lo oportuno es comenzar por el principio, así que ahora vuelvo.
ResponderEliminarBesos
Paseo por ese puerto tal y como lo describes y veo a lo lejos esas luces de neón y llega un recuerdo, una simple canción:
ResponderEliminarBALADA TRISTE
Besos, siempre dulces.