EL DILUVIO QUE SE CIERNE
El hemiciclo estaba vacío, en un silencio roto por los
perezosos pasos de unos ujieres disfrazados de cocineros modernos de cabeza
desnuda que ordenaban los mínimos detalles de la fiesta que se avecinaba.
Un rumor de cuadrúpedos llegaba desde el fondo de los
pasillos, como si de pronto se hubiese abierto la rampa del arca de Noé y
empezasen a subir por ella parejas de estiradas avutardas, cernícalos y
perfumados paquidermos bien alimentados abriéndose paso entre un enjambre de zánganos
y abejorros de la prensa manipulada por anunciadores enriquecidos y sembradores
de estados de opinión amañada.
Lentamente se fue rellenando el espacio forrado de nobles
maderas y cada cual fue ocupando su palo correspondiente en la pajarería.
Como si de un tribunal se tratara se abre la sesión a golpes
de mazo y el primer acusador sube al patíbulo de cara al zoo que jalea cacareos
y rebuznos.
Con rugidos de amenaza consigue apaciguar a la rala
asistencia de oídos sordos hasta el marasmo. Al terminar el canto del gallo
Kiriko, estalló de nuevo el cacareo de las cluecas y una híbrida de tucán y
galgo afgano agitaba las alas graznando contra
los que quedaron en tierra a merced del diluvio por no tener el privilegio
de entrar en el arca.
Al resguardo en sus establos y con el pesebre bien surtido
de forraje, las bestias acicaladas esperaban el diluvio arrasador con que
amenazaban las providencias anónimas de “los mercados”.
Los despreciados por aquellos a los que habían empujado a lo
más alto del arca miraban al cielo sin verlo, oculto por los negros nubarrones
que amenazaban una lluvia sin fin sobre sus cabezas y permanecían en una densa
espera sin remedio.
Ostras, esto lo he vivido yo hace unos días.
ResponderEliminarLo que no sabe tanta bestia es que los de a pie cada vez nos creemos menos sus rebuznos y me da igual del lado que vengan o el color que lleven en sus corbatas...
Genial, Spaghetti, verdaderamente genial.
Un besazo.
Ah, que se me olvidaba... Es como si en un baile de carnaval a todos se les hubiera caído su máscara.
ResponderEliminarTu imaginación es desbordante. Esta analogia es realmente buena.
ResponderEliminar¡A por ellos!
Otro beso.
Mercedes.
Ufff, qué texto más bueno!!, cada vez somos más los que dejamos de creer en las mentiras que nos dicen cada día...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el escrito
Un besico murciano
Suscribo al comentario de Mercedes.
ResponderEliminarBesos