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La calle es el escenario más grande del mundo, donde caben todas las artes y todos los públicos.
No es la linea más corta entre dos puntos, entre la casa y el trabajo.
Es un lugar de convivencia, una plaza de ágora y sol de domingo, de comercio de globos y baratijas, de intercambio de cromos, de paseantes en celo, de turistas perdidos y mecenas del genio.
Siempre está ahí, en su estratégica esquina, sentado en la piedra con su violonchelo, la caja abierta donde caen las monedas en su colchón de fieltro. El registro tenor de sus notas inquietantes se extiende por la atmósfera de la calle. A veces se paran parejas de chicas y miran sus ojos cerrados y sus manos vibrantes sobre el mástil oscuro. Algo desprende además de la música, quizás esa ausencia, extraños viajes o leyendas inenarrables. Atrae el misterio que encierra la voz de su grueso instrumento que habla de caravanas y runas gitanas, mientras la calle no para en su intenso trasiego
Es la magia de la vida...
ResponderEliminarEsos seres mágicos,inesperados,como colocados sabiamente por manos misteriosas.
Esos seres que crean un ambiente especial allá donde surgen en medio de la vida y su bullicio.
Besos.
Exacto, Marinel, viven entre nosotros, casi sin darnos cuenta.
ResponderEliminarbssoss.
A mí cuando veo a un músico en la calle me gusta imaginar que fuera un observador, de otros mundos o de otras realidades...
ResponderEliminar¡Quién lo sabe!.
Un abrazo.
Me has hecho recordar una noche estrellada, hace muchos años, cuando el sonido de un violin, en Venecia, me hizo cerrar los ojos y bailar... Que bello, Spaghetti.
ResponderEliminarTowanda, eso es porque tu sabes ver otra realidad de la que tus ojos ven.
ResponderEliminarJuji, Los bellos recuerdos nunca se olvidan...pero si son de Venecia, incluso se recuerdan historias nunca vividas.
ResponderEliminarQué bello clima has generado con esta entrada...
ResponderEliminarUn cariño.
HD
!Qué hermoso escrito! Excelente descripción, disfruté mucho al leerlo. Dios te bendiga y tengas un muy buen año 2012. Cariños desde Argentina. Tere.
ResponderEliminar¿Que bonito!
ResponderEliminar¿Sabes? Me encanta el arte "callejero", es algo que se debería cultivar mucho más. Además es una forma de educar en el arte y no todo el mundo tiene acceso a los teatros, bien por cuestiones económicas o por carencias educativas.
Un abrazo.
Mercedes.
Gracias a todos los que apoyáis el "arte callejero" que es una forma de humanizar las calles. Gracias a los que participáis con una moneda y con la presencia porque es la forma más antigua de acercarse al arte, desde "los cómicos de la legua" hasta "el pintor del natural" o "el bailarín de la Rambla" Están en todas las calles del mundo y nosotros somos sus mecenas anónimos.
ResponderEliminarGracias a todos los anónimos del mundo.
Me encanta el arte callejero, además soy de las que va a esos mercadillos a encontrar o buscar, o mirar las baratijas, las casas muchas veces se llenan con un par de simples objetos, y te aseguro, que si supiera hacer grafitti, llenaría las paredes de mi casa de dibujos.
ResponderEliminarMe encantó tu escrito, porque en el fondo, esas personas aunque de la calle, también son importantes, aprendemos de ellas, y nos enseñan.
Respeto hacia todo el mundo, eso es lo primero.
Y bueno ya de vuelta por éstos lares para ponerme nuevamente al día, un abrazo.
Y esa calle, es una calle afortunada en la que la música del violonchelo marca su pulso, el pulso del violonchellista.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta como lo describes, y me parece verlo, me parece oírlo a pesar del incesante trasiego de ires y venires. Son ese toque de magia que a las calles les falta.
ResponderEliminarUn beso grande!
excelente calle si la música es parte de sus detalles
ResponderEliminarabrazo
Qué certero texto este tuyo.
ResponderEliminarHay gente que va por la calle como si no quisiera vivirla. Ellos se lo pierden. En la calle se definen las culturas, desde luego.
Feliz año, pese a todo...