jueves, 10 de octubre de 2013

(VI) DERECHOS RESERVADOS




(VI) DERECHOS RESERVADOS

Al pasar por la Marina, Juan se había fijado en un pequeño velero cuarentón pero en muy buen estado de navegación, que estaba de oferta y entró en la oficina a informarse. Discutieron el precio, pero acordaron la venta por menos dinero si no lo habían vendido en una semana.
Con toda la documentación de su barco bajo el brazo se dirigió a las oficinas del banco más importante de la isla, se entrevistó con el gerente y solicitó un crédito avalado con el velero de su propiedad y ocultando que aunque estaba precintado como medidas cautelares, aún no se había cursado la orden de embargo.
Planteó en el banco la urgencia del crédito y le concedieron algo más de la mitad del valor de tasación, según la documentación presentada, y le hicieron abrir una cuenta donde se lo ingresarían y tuvo que firmar contratos y falsos juramentos sin leer, como lo haría cualquier ministro.
Por la tarde llamó a Raquel. Disimuló que el encuentro, fuera en realidad una despedida y la invitó a cenar en el pequeño hotel donde previamente había reservado una habitación para dos días. Le explicó que se merecía una ducha caliente y un pequeño lujo que le apartara de las humedades del barco, pues le estaban afectando a la salud.
Raquel parecía entenderlo todo y se regocijaba con ilusión por el chocolate sobre la almohada y por todas las pequeñas cosas que en su ingenuidad la entusiasmaban.
- Tu tienes aquí tu vida, con tu madre, tu trabajo y tus amistades...le dijo Juan, en un momento de sinceridad. - Pero yo tendré que partir pronto hacia ninguna parte, ya me conoces-
En ese hotel familiar, pasaron la última noche como si fuera la primera, entregándose el uno al otro hasta el límite de la sinrazón, donde no habitan los males, donde los duendes del amor bailan su antigua danza.
Cuando nació la mañana, Raquel estaba en la ventana contemplando la plaza desierta, donde había una tienda con la luna resquebrajada, y le pareció escuchar de lejos las cuerdas de una guitarra. Luego volvió a la cama cuando el sol se encaramaba por la ventana.
Se despidieron con todos los besos que se dan los que se quieren de verdad.
-Te llamaré.- Dijo Juan en voz baja, sin saber cuándo cumpliría su promesa.

Nada más recibir el ingreso del banco, llegó Juan a las oficinas de la Marina para cerrar el trato. Entregó un cheque por el precio convenido, más lo que pensó que costaría llenar el depósito de gasolina, el agua y los víveres para una larga travesía. Cuando todo estuvo a punto en el  pequeño velero cuarentón,  se hizo a la mar silbando una vieja canción marinera, y le dio por pensar en cómo se pelearían por repartirse su embargado barco entre el juez y el banquero, lo que fue su vida por tanto tiempo, la que fue su morada entre el azul del mar y el azul del cielo.

                                                       FIN

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9 comentarios:

  1. Agradezco a tod@s los que habéis aportado títulos para éste relato - cosa que me pareció un interesante experimento desde el principio- Estudiaré las razones de cada uno y pronto veréis el título elegido. Pido disculpas a los que aportando su ingenio no hayan sido seleccionados.
    Cuando lo haya decidido, lo veréis en cada una de las entradas de ésta historia y en ésta sección de comentarios, explicaré brevemente las razones por las que lo elegí.

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  2. Supo navegar la travesía con galerna de los bancos, no importa la envergadura del barco si no falta carburante, una guitarra, un adiós amarra, un mar delante.
    Besito, disculpas, por muchas razones aún estoy a medio gas, no he podido leerte todos los relatos, intentaré hacerlo con calma y tiempo. Espero la selección de títulos con curiosidad.
    Un beso con espuma marina.

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  3. Lo sabía. Sabía que ibas a echar al pobre Juan de nuevo a la mar...quizás por ello, ya no sea el pobre Juan...

    En esas luchas, siempre algo se gana pero también se pierde. Ha sido astuto Juan al jugar sus cartas, pero habrá de perder la posibilidad de arrimar a ese puerto y volver a ver a Raquel si no quiere que le echen el guante...así que, pobre Raquel, que podía salir de su rutina gracias a él...

    Besos

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  4. Un final reluciente, hermoso, tierno y fiero a la vez.
    Me ha venido a la mente, no sé si la conocerás, la canción de José Luis Perales, aquel cantante conquense que a poca gente le gustaba o fingían que no les gustaba.
    El caso es que hay una canción preciosa de él, llamada
    "Un velero llamado libertad"
    Y creo que le va como anillo al dedo a tu relato.
    :)
    Chapeau.
    Besos.

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  5. Como ya se puede ver en cada una de las entradas, el título seleccionado es una sugerencia de Manuel - a quien no conozco personalmente ni sé la edad que tiene, como sucede con la mayoría de los lectores- que me envió a través de "facebook". He escogido éste título, entre muchos otros también sugerentes, por dos razones:
    1.- Por la ambigüedad y doble lectura que encierra DERECHOS RESERVADOS, que aunque parece referirse al "copyright", también se entiende que hay derechos reservados para unos pocos - políticos, jueces y banqueros- mientras que las obligaciones son para todos los demás, que luchan por no perder el derecho fundamental de reunión en los espacios públicos y la libertad de escuchar o crear música en la calle sin perjuicio de nadie.
    2.- Atendiendo a las razones de Manuel - cuya ingenuidad se parece mucho a la de nuestra protagonista Raquel- de titular ésta historia con las dos últimas palabras del relato (después del FIN!!).- Aunque por ésta misma razón todas las novelas debieran de titularse igual-.

    Espero que todos hayan disfrutado con la lectura de éste pequeño relato, mitad cuento y mitad leyenda; porque esa fue mi intención al escribirlo.

    Estoy muy agradecido a todos los que seguís este blog, porque sois la razón de que continúe.

    Spaghetti the Clown.

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  6. Pues muy original, sí señor!!

    Besos

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  7. Me ha gustado mucho, Marcelo, el final me pareció estupendo: largarse hacia otras aguas donde se pudiera respirar más libremente.
    Un abrazo.

    (Y te seguiremos leyendo)

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  8. El final ha sido muy realista, sin florituras pero con amor. Como al prota de la historia a mí tambien me gustaría haber visto la cara del banquero ya que por una vez sea él el timado.
    Besos de gofio.

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  9. ES una buena elección. La historia, además, nos reserva otros derechos: los de Raquel.

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