Tan antiguo y permanente como las mismas aguas que domina con su mágico tridente. Poseidón, dueño de las profundidades y del fondo de los mares, cabalga sobre las olas entre maléficas sirenas y blancas caracolas. Suyos son los sueños de profundo significado y las quimeras, la fe en lo oculto por el manto azul de los océanos, donde habita en sus palacios dorados de Egas.
Prestó las aguas al cielo a condición de que las devolvieran en forma de lluvia, por las nubes caprichosas y pasajeras.
Siendo hijo del Tiempo, que todo lo devora, se convirtió en un ser supremo, premiando a los marineros que lo veneran y castigando el desafío del capitán Nemo.
Dio refugio a los barcos, cortando las rocas con sus divinas manos y creó hermosas playas en las costas del Egeo. Hizo emerger nuevas islas con la espuma de su carro tirado por hipocampos, para orientar a los navegantes que le ofrecían respeto. Pero no tuvo clemencia con los que de él se burlaron, creando tormentas y terribles tempestades que no permitieron a Ulises regresar a Ítaca en su barco.
Para los náufragos en tierra firme, los que buscan y no encuentran un tronco al que aferrarse, una balsa interna, un salvavidas en la corriente embravecida de los tiempos y las relaciones perdidas; también Poseidón vela por ellos con su ejemplo en el amor con las Medusas y las Nereidas. En los sueños de cada uno, siempre se encuentra un lugar, alejado o en el fondo del mar, donde cantan los delfines y las ninfas danzarinas se coronan de coral. Sueños que Poseidón bendice, convirtiendo las heridas abiertas del dolor, en leves cicatrices.
Cambiante y poderoso dios de las espumas, en sus brazos naufragamos y en sus playas nos salvamos. Saltan delfines delante de mi proa.
ResponderEliminarBesito salados.
Me ha encantado este paseo marítimo, este retrotraerse a leyendas mitológicas donde el gran Poseidón, tuvo a bien crear islas donde los corales las bordean y las sirenas, a lo lejos, cantan ya sin ser maléficas-porque yo las prefiero así, dulces, sensibles sopranos del oleaje, decorando el aire de la isla que soy -
ResponderEliminarY siento, con este pasear a través de tus letras, que las cicatrices menguan, minimizan, casi se diluyen en pos de los sueños bendecidos de ese rey del mar.
Por lo menos la de la cabeza, espero que quede cubierta por la marejada de mi cabello,así sabré que Poseidón ha bendecido mi sueño!
:)
Besazo para ti, querido Spaghetti
Me gusta como lo relatas....
ResponderEliminarEs curioso. Estos dioses parecían hombres...
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