Una mariposa azul se posó en su sombrero y viajó con él y él con ella.
Él sin darse cuenta, ella dejándose llevar.
La primavera hizo el resto.
Él cantaba al amor, ella a las flores del campo
juntos en la misma canción
recorrieron el tiempo y el espacio.
Ella le presta sus alas azules
Él la conecta a la tierra
con pasos seguros entre perfumes
de arándanos y azucenas.
Juntos en la misma canción
de pífanos y trombones
en esta cambiante estación
ella con sus flores,
él con sus amores.
Un hermoso binomio que bien pudiera metamorfosearse para apreciar con sabiduría y delicadeza tanto la belleza como el saber amar.
ResponderEliminarEl silencio, querido amigo, es un preciado bien del que la mayoría huye, ojalá nos fuera suficiente con la total presencia y el aleteo de una mirada.
Supongo que en tu periplo no habrás barajado la opción de retornar por las Canarias, ¿?
Besos!
Que suave y que dulce... Un paseo perfecto.
ResponderEliminarBesitos.
Sabes qué?
ResponderEliminarEso es danzar.
Sentirse parte de ese movimiento natural que en mágico aleteo nos transporta en brazos del aire hasta llegar a la meta del sentimiento puro.
Como ese colibrí o el murciélago,las laboriosas abejas y cómo no,la majestuosidad de la mariposa bailando al viento.
Y ésta otra majestuosidad de tus hermosísimos versos de unión al compás, siendo dos en uno sin apenas darse cuenta y sin embargo no ser el uno sin el otro.
En fin, que ya me he vuelto a enrollar una barbaridad.
Y es que no consigo conectarme a la tierra...
Me ha encantado todo,todo.
Mi aplauso para ti.
Besos.
Después de un paréntesis en mi blog para descansar vuelvo con ganas de compartir y de leeros, precioso versos los que compartes, amigo, son delicados y de seda.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta el tono de juego infantil.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado si las moscas que se cuelan en un coche saben volver a su tierra al final del trayecto.
Y es que primavera y amor tienen que ir unidos de la mano para que las penas migratorias que, dejó el invierno anidando en los parques, se disuelvan junto al humo melancólico de los almanaques.
ResponderEliminarEl vídeo es precioso
Un beso
No hay ser vivo que no "sucumba" a la primavera.
ResponderEliminarEl aleteo del murciélago me ha gustado especialmente.
Tus letras, muy tiernas.
Me despido por hoy con un beso.
Mercedes.
naturaleza, amor y primavera cogidos de la mano han parido desde tu cabeza estos versos alegres, sonoros y tiernos.
ResponderEliminarEnhorabuena!!!
La mariposa se dio cuenta de que no necesitaba mover las alas, era algo maravilloso. Se sentía como aquel que voló en una alfombra mágica.
ResponderEliminar"Ella le presta sus alas azules
ResponderEliminarÉl la conecta a la tierra
con pasos seguros entre perfumes
de arándanos y azucenas.":
la combinación perfecta.
Un abrazo
ahhh el video precioso. No sabía que a los muerciélagos les gustara tanto el néctar.
ResponderEliminarImpresionante, cuatro minutos de vida en plena naturaleza........ quien fuera abeja para poder libar su dulce nectar, quien mariposa para sobrevolar entre las flores aportando belleza.
ResponderEliminarNo hay nada nuevo pero te dejo mis saludos.
ResponderEliminarVuelvo y te dejo un abrazo ¿Cómo va tu viaje?
ResponderEliminarjajaja no, el señor se repone dos o tres veces por año y no es de plástico, pero si muy fotogénico jajaja