Colegio de Saldaña (Burgos 1960) ...encuéntrame |
Principio Científico: "Cuanto más complicado es un organismo, más vulnerable se vuelve".
He tenido que trabajar muchos años con niños para llegar a conocerles un poco.
Reducido a su escala, en general no hay grandes diferencias con el mundo de los adultos en cuanto a comportamiento, instinto, relaciones, estética o incluso sentimientos.
Me comentaba una joven instructora de una guardería que en la naturaleza todos los cachorros, incluidos los humanos inspiran ternura y lo hacen como mecanismo de defensa porque esa inocencia que trasmiten les salva de la muerte a manos de depredadores adultos ..."¿quien quiere matar a una criatura con esos ojos?" decía...Casi me da la risa, pero lo estuve pensando.
No todos los bebés son guapos, hay niños feos como adultos feos y en la misma medida los hay insolentes y generosos, espontáneos y mohínos, tímidos y descarados...todas estas características que con el tiempo y la educación van aumentando.
No voy a entrar en la evolución o degeneración del cerebro humano, sino en lo más característico de los niños que es su capacidad de sorprenderse, cosa que lamentablemente se va perdiendo con la experiencia.
El asombro del niño ante lo que le rodea es la fuente principal del periodo de aprendizaje, descubriendo por si mismo los mecanismos más simples de su pequeño mundo para adentrarse rápidamente en otros desconocidos que sigan alimentando su imaginación, cosa que en ningún caso se debe de sustituir por lo que creemos que el niño debe de imaginar...Si en vez de obcecarnos en enseñarles lo que los niños deben de descubrir por si mismos nos parásemos a observarles nos daríamos cuenta de lo mucho que podemos aprender de ellos.
La base del conocimiento es el descubrimiento y después el aprendizaje a partir de lo que hemos descubierto y por este orden inalterable. La capacidad de sorpresa es ilusionante porque nos enseña lo que antes solo imaginábamos.
Cuando las preguntas de un niño nos hacen dudar de lo que nos parece evidente, empezamos a aprender de ello. Frecuentemente usamos cosas imaginadas o descubiertas por otros como algo obvio pero cuando el niño nos pregunta "¿por qué?" nos damos cuenta de que no tenemos la respuesta.
Todos los adultos fueron niños (Pero Grullo) pero quizás aprendimos poco de nosotros mismos, del niño que fuimos.
Creo que si un niño tiene la suerte de rodearse de "buenos" adultos, que le enseñen, guíen, resuelvan sus dudas, les den calor, le hagan pensar por sí mismos... es decir, "lo ideal", ese niño puede convertirse en un "buen" ser humano. Pero, como en todo en la vida, "lo ideal" no existe.
ResponderEliminarUn beso enorme.
PD: La foto, me ha encantado :)
Me gusta la foto del Colegio, es el año en que yo fui al colegio por primera vez, pero después de hacer la Primera Comunión, o sea en Octubre de ese año.
EliminarHe localizado el blog con google buscando fotos antiguas del colegio.¡Deliciosa sorpresa!.
¡Gran sensibilidad y sentido del humor!.
Un abrazo y seguiré contribuyendo.
Primero...¿cómo demonios quieres que te encontremos,criatura,si no sabemos bien de tu rostro?
ResponderEliminar:)
Y segundo:
Adoro a los niños en general,aunque es cierto que como los adultos,los hay que ya desde su cuerpo en desarrollo,tienen un desarrollado mal carácter que los agría.
Aún así, me parece la etapa más bonita,sencilla,ilusionante e imaginativa que tenemos los seres humanos.
Dicho sea de paso, la de más humanidad,salvando excepciones en las que habría que profundizar,porque suelen provenir de estímulos del entorno.
Yo, que me descubrí un día cualquiera como madre, me propuse ponerme a la altura de mis niños e ir desarrollándome con ellos entre sus juegos, su imaginación, sus alegrías y penas, en sus descubrimientos que hice míos aunque ya los hubiese vivido.
Retrocedo a la infancia con Sandra a cada poco, al igual que lo hice con Alberto, con el que ahora me pongo a la altura de su edad intentando ser amiga además de madre.
Nada fácil, pero es un reto maravilloso que no quiero perderme por nada del mundo.
Hala, he dicho.
:)
Me voy ya.
Besos.
Ni entonces ni ahora me gustaron los monaguillos.
EliminarHe visto la foto del colegio, las monjas son Sor Ana y Sor Irene, es así?. Yo también hicé la primera comunión en 1960, en Burgos.
EliminarLos niños son reales dicen lo que sienten Si sos viejo te lo dicen si sos loco te interpretan Juzgan sin pudor y dicen lo que sienten...
ResponderEliminarYo sigo asi por lo tanto....
me ha encantado tu texto
Apuesto a que tú eres el monaguillo: el que está paradito justo delante de la maestra o detrás de la hermanita...
ResponderEliminarMuy cierta tu reflexión. A eso es a lo que llamaría yo "cambio de paradigma": no una revolución educativa que arrase con todo lo que se hacía en ese colegio de Burgos al que seguramente has de tener cosas que agradecerle, sino a respetar ante todo el proceso natural del niño, a aprender tomando en cuenta su forma de ver el mundo y aprehender la realidad desde el gozo del descubrimiento que sorprende, que no es otra cosa que dejar de tratarlos como adultos pequeños por el miedo que les tenemos. Sé perfectamente lo difícil que se hace a veces trabajar y convivir con ellos, ya que como bien dices, hay niños de todo tipo tanto como adultos de toda clase, y encima, están socialmente idealizados como seres siempre puros, nobles y adorables cuando en verdad no todos lo son. Pero la educación se ha complejizado tanto que se ha hecho un acto muy vulnerable, y de igual modo le ha sucedido a la niñez en nuestros tiempos.
Un saludo.
Perdiste Fer...jajaja soy el tercero empezando por la derecha y estoy sentado en el suelo... jeje
EliminarYo no abandono a mi niña interna y a veces la saco a pasear y a jugar...
ResponderEliminarBesos
Cuanta razón contienen tus letras querido y admirado amigo. Mucho deberíamos de aprender de ellos. A lo mejor si en lugar de querer hacernos sus profesores nos hiciésemos alumnos de ellos, en este mundo no existiría el odio,el rencor, la envidia y el desamor. Muchos besinos de esta amiga admiradora que te da infinitas gracias por concedernos el privilegio de ser testigos de tus interesantes letras y te desea feliz fin de semana con todo mi cariño.
ResponderEliminarHay un momento en el que perdemos al niño: el exacto punto en el que nos destruimos.
ResponderEliminarPocas veces dejamos a nuestra niña salir fuera del caparazón que le hemos construido con el paso de los años, ya poco nos sorprendemos de nada.
ResponderEliminarBesos
Dicen que esos ojos grandes de los cachorros y sus frente despejada nos hacen segregar oxitocina, hormona que nos produce bienestar. Pero tienes razón, no todos los niños son encantadores, si lo sabré yo...
ResponderEliminarEn los sesenta la coeducación estaba prohibida y separaban niños y niñas, incluso a tan tierna edad. Y las monjitas llevaban alas. Imagen que parece del siglo pasado, es del siglo pasado, del XX, que no del XIX.
Algo de ese niño queda dentro de ti, te ayudará mucho en tu trabajo. Un niño muy majo, como decimos en Burgos.
Un abrazo
Muy tierna la foto, si no dejas la huella, no te hubiera encontrado jajajajaja y tan juicioso que te veias de pequeño.... Besos
ResponderEliminarMe gusta esta entrada. La capacidad de sorprenderse, de asombrarse es lo que nos mantiene vivos, una vez que la perdemos la vida se hace plana y aburrida, así que: A SORPRENDERSE.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Mercedes.