lunes, 26 de mayo de 2014
El nombre de las cosas
Un libro es la fosa común en la que yacen todos sus personajes esperando el día de la resurrección, el día en que vuelvas a abrir el libro. Mientras tanto, su vida y sus acciones descansan entre las páginas y tu cerebro. La mayoría de ellos sin una foto explícita de su verdadero rostro, pero con la imagen subjetiva que cada lector los atribuya.
Cuando cierras el libro, los personajes vuelven a su reposo inconsciente, inerte, los capitanes descansan de sus aventuras, los amores duermen.
Todos los desasosiegos del pensamiento, que el autor reveló en su lucidez, ahora vagan indolentes en la mente del que los leyó, interpretándolos a su manera; quizás un aroma traído de un lejano paisaje, vuelva a sacar de su encierro de papel o lo que sea, tales pensamientos.
Una frase de un libro viene a la memoria, con sus garabatos danzantes, alegra el día. Palabras escogidas para hacer la frase profunda y hermosa, alejada de la forma de hablar vulgar; parece escrita especialmente para tus ojos, para tu alma, para que la lleves siempre contigo.
De entre todos los nombres que tienen las cosas de la tierra y del cielo, desde que existen; escoge siempre el más hermoso, porque nadie sabe quién puso el nombre de las cosas, tan diferente según en cada idioma, pon tu buen gusto en la elección huyendo de lo que llaman "lenguaje coloquial" para referirse a lo vulgar, porque escribir es diferente de hablar; nadie lee de la misma forma en que escucha. Leer es algo privado que se realiza en la intimidad con el autor, tal y como tu estas haciendo ahora conmigo. Y por esto te estoy agradecido.
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Ya ves, acá estoy leyéndote, aprovechando un descanso
ResponderEliminaren mi viaje...Besos, Spaghetti, vi payasos por aqui que
me recordaron a ti.
intenso y bello tu escrito
ResponderEliminarMiles de abrazos
Leer es volar con las letras hasta alcanzar la imaginación con nuestras miradas interiores.
ResponderEliminarUn beso.
Maravillosa forma de hablar de esos grandes amigos, fieles en permanente espera sin que el tiempo los aturda.
ResponderEliminarA mí, me fascina abrirlos, una vez absorbidos por mis ojos y pensamiento, cuando se han deslizado por ellos los días, muchos o pocos, nada importa...
Siempre renacen sorpresivos, siempre alguna sensación tras las letras nace de repente habiéndoseme pasado desapercibida.
Lo mismo que ahora que te leo y noto el sabor dulce de tus letras dedicadas a ese magnífico mundo de la lectura.
Un beso.