domingo, 23 de marzo de 2014

Tiempos ucrónicos

Puede ser que los tiempos vividos sean así (como cada uno quiera verlos), por pura casualidad. El mundo hubiera sido diferente si John Barr hubiese escogido un imán en lugar de una piedra, como relata Jack Wiliamson cuando convirtió a su personaje en un gran alquimista.
Puede ser que el polo norte no esté arriba y el sur abajo en un planeta deforme e imperfectamente redondo, aunque salga el sol por Antequera (que es, o fue, el poniente).
Puede ser que los tiempos que no existieron sean un engaño de la historia de los descubrimientos.
Hubo un tiempo ucrónico y elegante, antes de que la electricidad sustituyera al carbón y la electrónica a los complejos ingenios mecánicos a vapor, en la era victoriana o eduardiana.
Un tiempo de paz, anterior a las grandes guerras y posterior a las grandes revoluciones, que ahora cuesta imaginar a los más expertos, porque siempre estarán condicionados por los prejuicios de la historia, alabando unos descubrimientos y desdeñando otros.
Puede ser que los tiempos del honor y de los valores humanos universales hayan dejado paso a unos tiempos miserables de consumo e indignación y las sociedades se hayan instalado en la poltrona de la comodidad.
Puede ser que la codicia se confunda con la política y el dolor con la indolencia de la sociedad que lo permite.
Un tiempo en que los vencidos fueron los vencedores, porque de eso hay mucho escrito.
Un tiempo en que la imaginación de los hombres era dictada por el Dios mismo. Pero hay también un tiempo para creer y un tiempo para preguntarse si lo que nos cuentan afecta nuestras vidas, o solo son palabras del Papa Francisco...(porque hablar, habla pero un año después todo sigue igual).
Quizás vuelvan aquellos tiempos que no existieron (en la historia), cuando los soñadores crearon un mundo nuevo. Cuando voló Leonardo da Vinci, o Julio Verne viajó desde el fondo del mar a la luna.
Quizás un retrofuturo nos está esperando.

5 comentarios:

  1. Dijo Confucio; estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro...
    Tal vez no esté tan mal ilusionarse con la plácida idea de retrotraernos a esa era de paz sin el antes y el después, en ese intermedio casi ignorante de todo progreso y todo pasado, tan sólo sosteniéndonos en la utopía de que no haya nada más...
    Porque viendo el pasado y el presente, no hallo nada mejor, la verdad.
    Besos.

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  2. Me dejas, como siempre, pensando. Yo también me pregunto a diario cuánto de lo que nos cuentan afecta nuestras vidas, de cuánto sirve mirar para atrás y para adelante, si sólo contamos con el momento presente. Ojalá volvieran esos tiempos de los grandes soñadores que apostaban por sus sueños y los hacían realidad en contra de todo presagio. Pero igual que a Marinel, me cuesta creer en las utopías.

    Un fuerte abrazo.

    Fer

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  3. Hola, Spa.

    Creo que hay que recuperar el sueño... No el sueño de tener sueño y echarte a dormir, no. El sueño como proyección de realidades que nos parecen inalcanzables y, como dice Mari Paz, que volvieran los grandes soñadores.
    Es difícil, pero todo está en ponerse a ello.

    Unos besos, tesoro.

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  4. Soñemos y volemos.... a mi no me cuesta nada, sólo me descalabran los aterrizajes forzosos que a veces me doy de doy de golpe.

    Besos

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