miércoles, 1 de junio de 2011

Cuando se apague el sol






No hay demasiado tiempo para adivinar lo que sucederá.
Demasiado ocupados ya con lo que está aconteciendo, proyectamos nuestra sombra que se alarga lentamente sobre los otros y las cosas.
Y las sombras se confunden y se superponen unas  con otras apartando la luz a su paso.
Sabemos que volverá el sol con la mañana y creemos en ello, porque la mínima duda, podría aterrorizarnos.
Quizás sabemos demasiadas cosas. Lejos estamos de aquellos sabios que decían no saber nada.
Ahora hay quien lo sabe todo, y el comportamiento humano y sus reacciones no son un misterio sino algo predecible. En determinadas circunstancias, por analizadas causas y ejerciendo predeterminadas presiones se obtendrán los esperados resultados. Es la base de la ciencia, el estudio de los comportamientos en determinados medios nos da las soluciones con probada eficacia.
Los estudios no solo se hicieron con las masas sociales, sino también con los individuos, de tal forma que resulta difícil la escapatoria.
Hasta hace unos años el campeón mundial de ajedrez era un humano. Ya no, la computadora Deep Blue superó al campeón. El ajedrez no es infinito, 8x8 cuadros.
En la música solo hay 12 notas. Las canciones no pueden ser infinitas.
Los límites de lo que creíamos infinito cada vez son más cercanos, y las incógnitas que abren paso a nuevas interrogantes se van despejando.
¿estamos preparados?

3 comentarios:

  1. Me gustaría asistir a ese día en el que el sol no salga por la mañana.

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  2. JAJAJA Amigo Pedro ... ese día no sería un día sino una noche más ... y esa mañana sería tan oscura que deberíamos cambiarla de nombre.

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  3. ¿De veras es todo tan predecible? No lo creo, somos tan minúsculos que ni siquiera tenemos capacidad para comprenderlo, ¿o sí? Quizás tengas razón y nos encontremos en un circuito tramado, a prueba de encontrar algún día la salida, cual ratones.
    Besos

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