domingo, 29 de mayo de 2011

La Ascensión Xenófoba



Pasaron los días de vino y rosas.
Los comensales se aferran al plato
cuando en la cazuela escasea el caldo,
y a los invitados, que la cortesía en abundancia servía,
se les raciona el pan y la sal en todas las mesas.

La vieja Europa, anfitriona del evento,
vende las invitaciones para el sustento.
En la cola de las escudillas,
se enzarzan con viejas rencillas
los que ya estaban, con los que vinieron.

El odio echa raíces en los profundos estratos
de la comunidad local, trepando hasta los platos
semivacíos o semillenos de los que no les falta el pan.
Los que fueron invitados, son ahora pordioseros
indignos del mantel ratonado donde se sirve la miseria.

1 comentario: