jueves, 6 de diciembre de 2012
El fin del mundo
El fin del mundo se acerca, sí, cada día se acerca, si es que tiene el final en un punto fijo del tiempo.
Muchos son los profetas, agoreros, visionarios y catastrofistas y muchas son las profecías que se van incumpliendo respecto a la fecha y la causa del fin del mundo.
El fin del mundo ocurre cada día, cuando el sol desaparece engullido por el horizonte, ¿hay acaso espectáculo más dantesco que el ocaso?. Cuando el sol se extingue cada tarde y las tinieblas envuelven la vida con sus sombras frías, la luz, que daba forma y color a las cosas y los seres, se pierde con el sol. Pero cada amanecer comienza un nuevo mundo y todo vuelve a su lugar.
Sin embargo hay diferentes razones que podrían acabar con el planeta y la vida en la tierra. Algunas apuntan a la acción o inacción de los humanos como un desastre nuclear en cadena, provocado por una guerra o por accidente, o por el efecto invernadero de carácter medio ambiental debido a la desforestación y a la incidencia del consumo irresponsable de los bienes naturales.
Otras razones pueden llegar del espacio exterior como el impacto de un meteoro, cambios en la actividad solar, fenómenos estelares extraordinarios o la invasión extraterrestre (perdonen que me ría).
También se esgrimen razones de carácter sobrenatural o religioso, como el día del juicio final y la decisión última del Creador.
Pero todas estas preocupaciones nacen de una especie insignificante en un planeta minúsculo que gira alrededor de una estrella mediana en medio de un caos infinito donde todo se crea y se extingue constantemente y donde puede suceder todo lo que ignoramos.
A veces me pregunto, que pensará la comunidad de un hormiguero, antes de ser aplastado por el zapato de un niño travieso.
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En el fondo, como especie egocéntrica, hablamos del fin del mundo cuando deberíamos hablar de fin de nuestro mundo. Supongo que al Universo le importa un pimiento que desaparezcamos. Y nos lo tendríamos bien merecido...
ResponderEliminarSí pedro, tememos a la catástrofe individual, pero no cuidamos de nuestro mundo, porque las cosas de todos parece que no son nuestras.
EliminarSomos un pequeño punto en el universo, una mota de polvo. Cuando estornude algún Dios nos mandará a hacer puñetas. Y algunos siguen creyéndose importantes, hasta piensan que saben gobernar países y dirigir a sus habitantes a lugares diferentes del caos. Pero sí, el mundo se acaba, todos los días se acaba para alguien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maribel, menos mal que nos queda la imaginación para crear nuevos mundos.
EliminarHoy hubo signos en Buenos Aires de que el Apocalipsis se acerca: lluvia torrencial, gente intentando escapar con el agua hasta la cintura en plena avenida central, autos flotando a la deriva, agua brotando de cloacas, casas inundadas... Tuve que volver a casa ya que por vez primera no pude llegar a mi lugar de trabajo. Y todo es fruto del mal que le hemos hecho a nuestro mundo. Mis hijos aseguran que será el 12 del 12 del 12. Si tan sólo fuese el comienzo de un mundo algo mejor...
ResponderEliminarBuena reflexión sobre nuestra soberbia alimentada por nuestra enorme pequeñez.
Besos.
Fer, siento mucho las inundaciones en Buenos Aires y espero que no te hayan afectado demasiado. El cambio del mundo de los Mayas dicen que es el 21 del 12 del 12, nueve días despues de lo que piensan tus hijos, aún les queda tiempo para algo.
EliminarSomos un grano de arena en el universo, decía Marco Aurelio.
ResponderEliminarTodo es posible, incluso el morir del ocaso y el renacer de la madrugada, en medio un día para vivirlo, amanece que no es poco. Besitos muchos.
Me gusta verlo como lo dices en el segundo párrafo:
ResponderEliminar"El fin del mundo ocurre cada día, cuando el sol desaparece engullido por el horizonte..."
Aunque, de producirse alguna de esas posibles catástrofes, creo que la que más puntos tiene de triunfar es la de la mano del hombre. Un par de pulsaciones en algunos botones y nos vamos al espacio infinito para siempre.
Un beso muy grandote.
Felicidades, por algo más que un interesante blog. Saludos
ResponderEliminarEl hombre de las cavernas, sin fuego, tal vez dudara de que el sol volviera a salir al día siguiente. Terrible su desamparo, lo hemos heredado de alguna manera.
ResponderEliminarFeliz día del no fin del mundo
Llegue cuando el llegue el fin de la tierra, lo que tengo claro es que hemos de vivir cada día como si fuera el primero y como si fuera el último.
ResponderEliminarUn abrazo