Suena la llamada,
nadie contesta,
nadie mira alrededor,
como si nadie la oyera,
No llega del exterior,
es una llamada interna,
que llena de pavor
porque no callará
hasta encontrar respuesta.
El miedo se decide
y abre la puerta de la conciencia.
Pasa un aliento invisible
que agita todas las telas,
trae una pregunta en la mano
y la otra, vacía espera.
Pués tu tolón tolón me despertó temprano esta mañana.... y no fue por miedo, precisamente...
ResponderEliminarPD. y ya que andas con las jotas y sus compinches, te cuento que con esas palabrejas de confirmación que a veces no salen bien formaditas, me escribo todo el abecedario una y otra vez.... Besos
Esas llamadas internas... ¡Cuanto remueven "las telas del alma"!, pero que necesario es escucharlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes.
Remover esas telas no es tarea fácil y llenar la otra mano tampoco.
ResponderEliminarPero no por ello hay que dejar de llamar e intentar llenar los vacíos.
Sin miedo.
Besos.
Me ha gustado ver esa campana que me ha sonado con tus letras, agitando nuestras miradas.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando esa llamada llega,a veces, todo es desorden y las nubes no detienen, pasan con sus cuerpos blancos y oscuros sin pronunciar una sola palabra. Concluyen los días y las horas se descuelgan de nuestros ojos cansados, es el momento de embriagar el alma de nostalgia y arrojarse por los abismos de la historia. Y entonces, quizá, llegue esa respuesta y se pueda llenar el vacío de esa mano.
ResponderEliminarPrecioso amigo
mj
Si hay quien capaz de escucharla, si hay un despertar de conciencia, sutilmente se van desperezando las almas barriendo el miedo fuera y buscando las respuestas que llene el vacío del que nos hace entrega.
ResponderEliminarBesos,abrazos y un manojito de ternura.