domingo, 18 de diciembre de 2011

La pianista de una terraza de invierno norteño





La pianista en su rincón interpretaba una mezcla heterogénea de notas navideñas 
casi sin llamar la atención. Un mundo sin sentido de conversaciones rotas y rumores de aventuras exageradas, le daba la espalda.
Ya nada importa. Pasó su juventud de doradas primaveras entre la música y el amor, haciendo guiños al cíclope que le hacía promesas imposibles. Ahora es ya mayor, y sus dedos afilados recorren como una araña el teclado, suavemente, sin pasión. No espera grandes aplausos por su oficio. Sabe que es parte de la decoración, que la música y las artes visuales se han llenado de nombres en una absurda carrera por alcanzar un peldaño en la escalera de la fama, que para ser el primero en algo, hay que diseccionarlo en partes tan pequeñas, que resulte más fácil el ascenso. Así pues, la música y el arte se han fragmentado en tantos estilos y etiquetas que cualquiera puede decir que es el mejor en su relativismo. Ella lo sabe y una sonrisa asciende como una mueca de aceptación entre sus pómulos.

3 comentarios:

  1. Ella lo sabe, y tu y yo, también.

    Un beso, apreciado "payaso" de risas y lágrimas.

    Mercedes

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  2. Déjame que este excelente texto se condense en el título de tu entrada: hay toda una novela dentro.

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